sábado, 8 de noviembre de 2025

Día 9 noviembre de 2025. Domingo 32. Día de la Iglesia diocesana.

 


LECTURAS

  • Ezequiel 47,1-2.8-9.12
  • Salmo responsorial 45, 2-3.5-6.8-9
  • 1 Corintios 3,9-11.16-17
  • Juan 2,13-32

    El evangelio propuesto en la fiesta de hoy nos invita a valorar, sobre todo, los templos vivos que somos las personas y el carácter sagrado de todo ser humano. Es cierto que necesitamos templos o espacios de encuentro para nuestras celebraciones litúrgicas. Pero esto no debe hacernos creer que Dios solo está en las celebraciones rituales. Jesús deja claro que él está en todos los seres humanos, especialmente en los que sufren, como escuchamos en el evangelio del domingo pasado: “Porque tuve hambre y me disteis de comer, enfermo y me visitasteis… Lo que hacéis a uno de estos más pequeños, a mí me lo hacéis; lo que no hacéis a estos más pequeños, tampoco a mí me lo hacéis”.

   La fiesta de hoy nos recuerda que los cristianos somos la familia de Dios, somos la “Iglesia”: los que hemos sido congregados por la fe en Jesucristo. En consecuencia, todas las Iglesias cristianas somos Iglesias hermanas, y, por tanto, sus alegrías y penas, sus proyectos e iniciativas, nos deben interesar, como en una familia, cada uno se preocupa del resto de la familia, y porque nos estimulan a crecer en la fe y seguir realizando el encargo de Jesús de anunciar el Evangelio a quienes no lo conocen, y a tantos que han sido bautizados, pero viven como si no lo fueran y son miembros de nuestras propias familias, barrios y parroquias.

     El conjunto de cristiano que vive en un mismo territorio geográfico y cultural, como es el caso de nuestra provincia de Albacete, es llamado “Iglesia local” o “particular”, o también “diócesis”, que es una porción de la Iglesia universal (católica). Tenemos la misma fe, tenemos el mismo Evangelio, celebramos la Eucaristía y los sacramentos, y hay un obispo, quien en nombre de Jesús hace de cabeza visible y padre de los cristianos.

   En este domingo, celebramos el “día de la Iglesia diocesana”, de nuestra diócesis de Albacete, que es llamada a la solidaridad y fraternidad. Vivimos en esta o aquella parroquia y, allí donde estemos, debemos sentirnos familia de Dios y vivir en comunión. También participar comunitariamente, no solamente venir, cumplir y marcharse, sino participar cada uno, según sus capacidades, en las distintas tareas o servicios para el bien de la comunidad:  Caritas, lectores de la Palabra, catequistas, pastoral de la salud, economía, servicio del templo, grupos de formación, grupos de catequesis. Y siempre con un sentido evangelizador, dando ejemplo de vida cristiana e invitando a otros de nuestra familia o no a participar en nuestra parroquia.

LECTIO DIVINA PARROQUIA SAN ISIDRO DE ALMANSA






 


domingo, 2 de noviembre de 2025

Día 2 noviembre de 2025. Domingo XXXI del Tiempo Ordinario. Todos los Difuntos.

 


LECTURAS

  • Lamentaciones 3, 17-26
  • Salmo responsorial 129, 1-8
  • Romanos 14,7-9.10-12
  • Mateo 25, 31-46

     La razón y fundamento de nuestro ser cristianos es nuestra fe en Jesucristo resucitado, como hemos escuchado en San Pablo y como proclama la Iglesia y confesamos en el Credo: “Creo en la resurrección de la carne y en la vida eterna”. Esta expresión “resurrección de la carne” quiere indicar que es el mismo ser humano de la existencia terrena quien resucita, con todas sus dimensiones, pero transfigurado como  Cristo resucitado, quien fue maltratado, torturado, crucificado, y resucitó al tercer día con esta carne nuestra. Con su resurrección Jesús entró con toda su humanidad en la dimensión definitiva de Dios, llena de claridad y transparencia, donde ya no hay debilidad, ni enfermedad, ni injusticia que pueda afectarle.

    La resurrección de Cristo Jesús es la garantía de la resurrección de nuestra carne; una carne transfigurada, en la que ya no será posible el engaño; carne gloriosa como nos decía ayer san Juan (2ª lectura):”Somos hijos de Dios, pero aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es”.

    Jesús reveló a Marta: ”Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque haya muerto vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre”. Y pocas horas antes de su muerte anunció a los discípulos: “En la casa de mi Padre hay muchas moradas. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros”.

   Con la parábola que hemos escuchado en el Evangelio se nos indica que el camino para ir a Dios pasa por el ser humano. Por ello, dice Jesús “lo que habéis hecho a uno de estos los más pequeños, a mí me lo habéis hecho”; y, por el contrario, “lo que no hacéis a estos, los  más pequeños, tampoco a mí me lo hacéis”. Esta enseñanza de Jesús nos ofrece las pistas de evaluación: criterios que se verifican en el ejercicio de la misericordia, en el día a día, con los hambrientos, forasteros, enfermos, marginados, ancianos y todo el que nos necesita. El ejercicio de la misericordia adopta formas diversas según las necesidades y problemas que surgen y que la vida presenta.

LECTIO DIVINA SAN ROQUE DE ALMANSA



 

 


Día 1 noviembre de 2025. Todos los Santos.

 

LECTURAS

  • Apocalipsis 7,2-4.9-14
  • Salmo responsorial 23,1-6
  • 1 Juan 3,1-3
  • Mateo 5,11-12a

   ¿Quiénes están llamados a ser Santos? El papa Francisco afirmaba: “Decir “quiere ser cristiano” es lo mismo que decir “quiere ser santo”. Así nos lo enseña San Pablo en la carta a los Efesios: “Dios nos eligió en Cristo, antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos e intachables ante él por el amor”, y añade: “Él nos ha destinado por medio de Jesucristo a ser sus hijos”.

    En días pasados, San Pablo nos repetía: “Dios nos ha predestinado a ser imagen de su Hijo”, es decir, que Dios ha proyectado que seamos parecidos a Jesús, su Hijo, y, en consecuencia, que participemos plenamente de su gloria. Esto nos lo asegura el apóstol Juan en la 2ª lectura de hoy: “Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¿lo somos! Ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos; pero sabemos que, cuando él se manifieste seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es”. Por tanto, ser hijos de Dios, gracias a Jesucristo y participar de la suerte, es ser santo.

   En el evangelio del miércoles de esta semana, uno preguntaba a Jesús: “Señor, ¿son pocos los que se salvan?”. Y Jesús más que responder a aquella curiosidad, se dirigió a la multitud diciendo: “Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo que muchos intentarán entrar y no podrán”.  Y añadió: “Os digo que muchos vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios. Mirad hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos”. Con dichas palaras Jesús no dice que el Reino de Dios exige un esfuerzo. Es decir, que Dios nos ofrece su Reino gratuitamente, pero tenemos que responder con libertad, poniendo toda nuestra voluntad en vivir según nos propone Jesús, porque en él se realiza lo que Dios quiere para nuestro bien. Las bienaventuranzas es el camino a seguir.

    

 

 

viernes, 24 de octubre de 2025

Día 26 octubre de 2025. Domingo XXX del Tiempo Ordinario.

 

LECTURAS

  • Eclesiástico 35,12-14.16-19a
  • Salmo responsorial  33, 2-3.17-19.23
  • 2 Timoteo 4,6-8
  • Lucas 18,9-14

  En el relato evangélico de hoy, el fariseo sube al templo y se presenta a sí mismo ante Dios, vanagloriándose de cumplir más de lo debido, lo que lo hace considerarse mucho mejor que los demás, incluso se atreve a despreciar a otros que no son como él, caso del publicano. El publicano, por el contrario, reconoce que es un pecador y ni siquiera es capaz de levantar los ojos al cielo.

  Como en toda parábola, Jesús nos interpela a través de los personajes descritos. El publicano que solo se mostró pecador ante Dios y no pidió nada, obtuvo la misericordia de Dios. Así, la conclusión de la enseñanza de Jesús es tajante: “El que se ensalza será humillado y el que se humilla será enaltecido”. Por ello, nos preguntamos ¿qué es lo fundamental que nos enseña el evangelio de hoy? No son los méritos propios, ni los muchos cumplimientos de normas, sino la actitud humilde de quien intenta amar y servir, sabiendo que siempre podríamos hacerlo mejor. La humildad es una virtud evangélica que nos capacita para aceptarnos como somos y reconocer la necesidad que tenemos de los otros y de Dios.

   La humildad es el lugar existencial para relacionarnos con Dios, reconociendo nuestra condición de seres creados. San Agustín decía que “la oración es una disposición necesaria, que nos capacita para reconocer nuestra pobreza, nuestra condición mortal, y pedir el remedio al único que es capaz de solucionarlo: Dios”. Algo de esto hemos escuchado en el Eclesiástico (1ª lectura):”La oración del humilde, atraviesa las nubes y no se detiene hasta que alcanza su destino, no desiste hasta que el Altísimo lo atiende y no tardará en hacerle justicia”. Hay una antigua enseñanza de los monjes cristianos de los primeros tiempos que dice así: “Dichoso el monje que, después de Dios, considera a todos los hombres y mujeres como Dios”. Y también: “Quien adora a Dios, ama a sus hijos. Quien respeta a Dios, respeta a los seres humanos”.

LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA


 

 

 

 


viernes, 10 de octubre de 2025

Día 12 octubre de 2025. Domingo XXVIII del Tiempo Ordinario. Virgen del Pilar

 

LECTURAS

  • 2 Reyes 5,14-17
  • Salmo responsorial 97, 1,2-3ab.3cd-4
  • 2 Timoteo 2, 8-13
  • Lucas 17, 11-19
  • En la Palestina del tiempo de Jesús, la lepra era una enfermedad bastante corriente, y en la tradición bíblica significaba una especial marca de maldición. Por eso los leprosos eran expulsados de las ciudades y pueblos, no se permitía trato alguno con ellos y, si se curaban, debían presentarse a los sacerdotes para que certificaran la curación y les declarasen legalmente puros.

    El evangelio nos presenta a un Jesús peregrino a quien, de camino hacia Jerusalén, salen a su encuentro diez hombres, enfermos de lepra que, de lejos, le gritaban: “¡Jesús, Maestro, ¡ten compasión de nosotros!” Cuando Jesús los vio, les dijo: “Id a presentaros a los sacerdotes. Y mientras iban, quedaron limpios de su enfermedad”.

    De entre los diez leprosos curados por Jesús,  sólo uno, al verse limpio, “regresó alabando a Dios a grandes voces, y se arrodilló delante de Jesús, inclinándose hasta el suelo para darle gracias. Este hombre era de Samaria”. Jesús se extrañó de que solo volviese uno, y preguntó: “¿Dónde están los otros nueve? ¿Únicamente este extranjero ha vuelto para alabar a Dios?” El evangelio quiere destacar que precisamente los extranjeros, los que eran considerados marginados por el pueblo judío, son los que reconocen con mayor facilidad las gracias que reciben.

     Todos conocemos el refrán popular: “ser agradecidos es de bien nacidos”. Esta es una de las primeras cosas que padres y madres enseñan con mucha insistencia a sus hijos e hijas: “¿Cómo se dice?”, preguntan a sus hijos cuando reciben algún regalo o son objeto de alguna obra buena; y los niños y niñas, antes de saber pronunciar muy bien la palabra, balbucean, diciendo: “gracias”. Tal vez esta es la enseñanza más importante del pasaje que nos trae el evangelio de este domingo: ser agradecidos con Dios y con los demás, que tanto bien nos hacen.



  • LECTIO DIVINA SAN ISIDRO DE ALMANSA


Día 5 octubre de 2025. Domingo XXVII del Tiempo Ordinario.

 

LECTURAS

  • Habacuc 1,2-3;2,2-4
  • Salmo responsorial
  • 2 Timoteo 1,6-8.13-14; Lc 17,5-10
  • Lucas 17,5-10

Jesucristo nos enseña a confiar en Dios, el Padre bueno que nos ama por encima de todo, que se nos manifiesta en Jesucristo, y nos asocia a su propia vida para participar de su felicidad y gloria como hijos en el Hijo Jesucristo. Por ello, la fe es un regalo, y como tal, se acoge o se rechaza. El que la acoge, el que confía en Dios, cree en Jesucristo quien, con su vida, pasando por el sufrimiento, la muerte y resurrección nos manifiesta la voluntad salvífica de Dios, que consiste en vivir en plenitud nuestra existencia humana junto a Dios y por siempre. Por ello, la víspera de su muerte, en su despedida, Jesús dice a los discípulos y a nosotros: “En la casa de mi Padre hay muchas moradas, y voy a preparar un sitio, para que donde yo estoy, estéis también vosotros”.

La fe verdadera nos empuja a dejar entrar en nuestra la vida y palabra de Jesús que nos ilumina y nos permite vivir con la mirada y el corazón de Dios, dándonos fuerza para hacer lo que tenemos que hacer que, en definitiva, es dejar a Dios ser Dios en nosotros.

 “Auméntanos la fe”, piden los apóstoles a Jesús, que es como decir: «Añádenos más fe a la que ya tenemos». Sienten que la fe que viven desde niños es insuficiente, y que a esa fe tradicional han de añadirle “algo más” para seguir a Jesús. Jesús les responde con un dicho un tanto enigmático: “Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esta morera: Arráncate de raíz y plántate en el mar, y os obedecería”

Lo primero que necesitamos hoy los cristianos es reavivar en nosotros una fe viva y fuerte en Jesucristo, porque es lo mejor que tenemos en la Iglesia, y es lo mejor que podemos ofrecer y comunicar al mundo de hoy. Y, en consecuencia, poner a Jesucristo en el centro de nuestras parroquias y en nuestros corazones. Para ello necesitamos conocerlo de manera más viva y concreta, comprender mejor su proyecto, captar bien su intención de fondo, sintonizar con él. Si no es así, nuestra fe seguirá más pequeña que “un granito de mostaza”. No “arrancará” árboles ni “plantará” nada nuevo.

        LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA SAN ISIDRO DE ALMANSA


viernes, 26 de septiembre de 2025

28 septiembre de 2025. Domingo XXVI del Tiempo Ordinario.

 

LECTURAS

  • Amós 8,4-7
  • Salmo responsorial 145,7-10
  • 1 Timoteo 2,1-8
  • Lucas 16,1-13


     Las lecturas de hoy muestran, con mucha claridad, que hay dos caminos, dos maneras de comprender la vida: centrarse en uno mismo, olvidando a Dios y a los demás, o hacer de Dios el centro de la propia vida y encontrarse con los demás que son imagen de Dios. Porque según la opción que elijamos, nuestra vida tiene un sentido u otro, con diferentes orientaciones: ser una persona que da vida, o ser una persona que no deja vivir.

Ciertamente, hay personas con quienes da gusto encontrarnos, porque con ellas podemos compartir y reír juntos;  como dice San Pablo, viven con justicia, piedad, amor, paciencia, mansedumbre, en definitiva, son personas llenas de Dios. Pero hay otras personas, que cuando las vemos venir, nos traen problemas porque todo lo ven desde su pequeña mirada egoísta, solo tienen el corazón lleno de ellos mismos, sin rastro de Dios. Ni son felices ni hacen felices a los demás.

     La parábola muestra cómo el mal uso de los bienes siempre perjudica a alguien; a su vez, recuerda que las riquezas pueden provocar que las personas se vuelvan ciegas y sordas. Hay demasiadas urgencias e injusticias junto a nuestras puertas, pero pasamos de largo, y no nos interesan porque no nos afectan.

  Recordemos que Jesús hizo un mandamiento principal, uniendo dos grandes mandamientos: “Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo”, y sentenció: “en este mandamiento se resume la Ley y los Profetas”, es decir, cumplir esto es cumplir lo que Dios quiere.

     El prójimo es el criterio definitivo para la salvación, como nos dice también Jesús en la parábola del juicio final: “En verdad os digo, que lo que hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”, y también: “Lo que no hicisteis con estos, mis hermanos más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo. Y entonces éstos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna” (Mt 25, 40.45-46).

    LECTIO DIVINA PARROQUIA SAN ISIDRO DE ALMANSA

                                     DOMINGO 5 DE COTUBRE 2025



Con el lema "Migrantes, misioneros de esperanza", queremos recordar que las personas migrantes y refugiadas no solo buscan donde vivir, sino que también llevan consigo la semilla de la esperanza y la fe en un mundo más justo y solidario.


 

sábado, 20 de septiembre de 2025

Día 21 septiembre de 2025. Domingo XXV del Tiempo Ordinario.

 

LECTURAS

  • Amós 8,4-7
  • Salmo responsorial
  • 1 Timoteo 2,1-8
  • Lucas 16,1-13

   A primera vista, el evangelio de hoy nos desconcierta porque cuesta entender cómo el hombre rico alaba a su administrador que lo engaña, rebajando la deuda de los prestamistas. Para comprenderlo es necesario entender el “género parábola”, cuyo objetivo es transmitir una enseñanza, que interpele a los oyentes. Lo que Jesús quiere mostrar a sus discípulos es que los hijos de las tinieblas son más astutos que los hijos de la luz, y con ello nos dice que no seamos cristianos ingenuos, sino que consideremos las realidades como son y tengamos conciencia crítica, y no nos limitemos a resignarnos y aceptarlo todo sin más, porque no todo vale. Cuántas veces decimos con resignación: “¡Es la voluntad de Dios!”, o también :“¡Qué vamos a hacer, si el mundo está así!”. Estas no son respuestas cristianas. 

    El papa Francisco recogió la denuncia del profeta Amós, y la plasmó actualizándola en su encíclica “Fratelli tutti”, donde escribe: “Partes de la humanidad parecen sacrificables en beneficio de una selección que favorece a un sector humano digno de vivir sin límites. En el fondo, no se considera ya a la persona como un valor primario que hay que respetar y amparar, especialmente si son pobres o discapacitados, si todavía no son útiles, “como los no nacidos, o si " ya no sirven”, como los ancianos;  nos hemos hecho insensibles a cualquier forma de despilfarro, comenzando por el de los alimentos que es uno de los más vergonzosos. Reflexionemos sobre ello”, escribía el Papa.

    El Evangelio termina con una frase lapidaria. “No podéis servir a dos señores, porque, o bien se aborrecerá a uno y amará al otro, o bien, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero”. Si tenemos claro que debemos amar a Dios antes que nada y nadie es porque creemos profundamente que él es nuestro Salvador, y que nos jugamos el ser hijos de la luz o hijos de las tinieblas. Es mejor ser hijo de la luz, porque las riquezas de este mundo pasarán, pero las riquezas de un corazón que sigue a Dios perdurarán porque somos discípulos del Resucitado, y tenemos nuestra esperanza puesta en Dios y en la vida eterna que él nos ofrece. 

LECTIO DIVINA PARROQUIA SAN ISIDRO DE ALMANSA





domingo, 14 de septiembre de 2025

14 septiembre de 2025. Domingo 24 del Tiempo Ordinario. Exaltación de la Santa Cruz.

 

LECTURAS

  • Números 21,4b-9
  • Salmo responsorial 77, 1-2.34-38
  • Filipenses 2,6-11
  • Lucas Juan 3,13-17


En la primera lectura, por orden de Dios, Moisés construye una serpiente de bronce, parecida a las serpientes que había en el desierto, y la pone en alto a la vista de todos, con la indicación de que todos aquellos heridos por serpientes que la miren serán curados. La serpiente no tenía carácter mágico, solo tenía sentido porque Dios ordenó realizarla. Y como la gente, supersticiosamente, pensaban que Dios los castigaba, con este signo Dios les indica que es él quien los cura y salva.

Hablando con Nicodemo, Jesús evoca aquel signo de la serpiente en alto, revelando que cuando él sea alzado y glorificado sobre la cruz, aquellos que crean en él y le sigan también participarán de la vida de Dios que viene por Jesucristo. Jesús, en varias ocasiones, anunció su muerte y resurrección. No se trata solo de mirar la cruz, sino de creer. Y no creer en el Jesús según nuestra imaginación, sino en el Cristo crucificado, porque Jesucristo nos salva no desde la fuerza sino desde la debilidad. Seguir a Jesús es sentir admiración y al mismo tiempo seguir sus pasos, siendo conscientes de que todo lo que somos es gracias a él.

 Todo el Evangelio nos está mostrando el deseo de salvación por parte de Dios, que quiere que la humanidad, creada por amor, partícipe de su amor, Y esta es la razón por la que Dios se encarna en Jesús, haciéndose hombre, para que, venciendo el pecado y la muerte, también la humanidad partícipe de la gloria de Dios a la que fue destinada antes de la creación del mundo. Jesucristo, Dios hecho hombre, arranca a los seres humanos de las tinieblas y de la muerte, y es en el encuentro con Jesús como cada persona decide su destino último. Creer es acoger a Jesús y vivir según él nos enseña; no creer es rechazar a Jesús y la salvación, y, por tanto, esto implica situarse en un terreno fuera de Dios. Esto es lo que llamamos “infierno”.

San Ignacio de Loyola nos ofrece un pensamiento: “Imaginando lo que Cristo ha hecho por ti en la cruz, pregúntate qué tienes que hacer tú por Él”.


LECTIO DIVINA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA



 

 

viernes, 29 de agosto de 2025

Día 31 agosto de 2025. Domingo XXII del Tiempo Ordinario.

 

LECTURAS

  • Eclesiástico 3,17-20.28-29
  • Salmo responsorial  67, 4-11
  • Hebreos 12,18-19.22-24a
  • Lucas 14,1.7-14


   El contexto del relato evangélico de hoy, ya queda dicho al principio: un fariseo invita a Jesús a comer. ¿Para qué lo invitan a comer? El evangelio dice que “lo estaban espiando”. Probablemente para descubrir algún desvío y así tener motivos para desprestigiarlo ante el pueblo como habían hecho otras veces. Jesús, aun sabiendo las intenciones de los fariseos, aceptó la invitación.

    El evangelista recoge la enseñanza de Jesús que hace con dos pequeñas parábolas. Jesús, como buen observador que era, había visto en los invitados, las prisas por coger los primeros puestos, y en la conversación se sobremesa, cuenta una parábola en la que exhorta a no buscar los honores y el prestigio ante los demás como medio de hacerse valer, y, en consecuencia, hace una llamada a la humildad.

    La segunda parábola encierra un matiz diferente. No quiere decir Jesús que hacemos mal cuando invitamos a familiares o amigos.  Pero, quiere decir que esas invitaciones las hacemos por puro instinto de familia o amistad. Y la prueba es que “corresponderán invitándote y quedarás pagado”. Por tanto, se trata de un “toma y daca” (se corresponde con la misma moneda). Lo que Jesús enseña y propone es que el amor tiene que ir más allá del puro instinto o interés. Buscar hacer el bien a los demás, sin esperar nada a cambio, es lo propio de quienes entienden y viven el Reino de Dios.

   En ambos casos, Jesús propone una manera distinta de entender las relaciones humanas, lo que significa un cambio en nuestra escala de valores. Desde esta perspectiva, vemos que ser cristiano es un modo de ser diferente. No se trata de renunciar a ser el primero; se trata de asegurar el primer puesto buscando el bien de la persona entera, como dirá Jesús a los discípulos, después de lavarles los pies: “El que quiera ser primero, que sea el último y el servidor de todos”. Jesús no critica el que queramos ser los primeros, lo que rechaza es la manera de conseguirlo.

  Si tuviéramos que resumir el mensaje del evangelio de hoy, tendríamos que indicar dos actitudes: “humildad” y “gratuidad”.


LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA
 

domingo, 24 de agosto de 2025

Día 24 agosto de 2025. Domingo XXI del Tiempo Ordinario.

 LECTURAS

  • Isaías 66,18-21
  • Salmo responsorial
  • Hebreos 12,5-7
  • Lucas 13, 22-30


En todas las épocas, la humanidad se ha preocupado por la vida, no sólo la de aquí, sino también la que está más allá de la muerte, que los cristianos llamamos  “vida eterna”, que es la vida definitiva y feliz junto a Dios.

 La preocupación por la salvación también formaba parte de las inquietudes populares en el tiempo de Jesús. Así lo muestra el evangelio de hoy, en el que alguien se acerca a Jesús y le pregunta por el número de los que se salvarán, Los rabinos y maestros de la Ley, contemporáneos de Jesús, no tenían sobre el tema una respuesta unánime. Algunos afirmaban que Yahvé acogería a todos los judíos en su Reino. Otros, dada la maldad de los hombres, enseñaban que la salvación estaba reservada a muy pocos. Lo que sí tenían claro es que, en ningún caso se contemplaba la posibilidad de salvarse quiénes no formaban parte de dicho pueblo. Por ello, la pregunta que hacen a Jesús parte de este supuesto de que la salvación está reservada sólo para el pueblo de Israel, el pueblo elegido. Jesús no contesta directamente, y dirige su respuesta a todos los presentes, entre quienes estaban sus discípulos, indicando que de nada vale aferrarse a privilegios religiosos, y enseña que el billete de entrada en el “Reino de Dios” no será el de ser “israelita”, sino el tener verdadera fe, y que lo decisivo es adoptar con libertad un nuevo estilo de vida que, seguramente,  no resultará atractivo para muchos, pero que equivale a entrar por la “puerta estrecha”.

Habla de “puerta estrecha” y de “los primeros que serán últimos”. La puerta estrecha no se refiere a hacer sacrificios externos, sino a la vivencia del mismo amor de Dios, hecho vida en el servicio al prójimo, y es esto lo que hará que muchos que creemos últimos, por no practicar ritos externos, sean los primeros por su coherencia con el amor que, en realidad, es lo que cuenta a los ojos de Dios.

La salvación, para Jesús, no es un asunto puramente pasivo; todos, mayores y pequeños, debemos cada día intentar superarnos, para ponernos en el camino que conduce al encuentro con Dios, quien toma la iniciativa y nos ofrece la salvación, pero es necesario estar dispuestos a aceptarla desde nuestra libertad.

Para poder pasar por una puerta estrecha, solo hay una manera de hacerlo: hacerse pequeño. Quien es grande y grueso no pasa; puede intentarlo de muchas maneras, de frente o de perfil, pero no logrará pasar. Esto es lo que a Jesús le interesa que nos quede claro: no se puede ser discípulo suyo sin renunciar a ser grande, sin hacerse pequeño y servidor de todos.


LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA


sábado, 16 de agosto de 2025

Día 17 agosto de 2025. Domingo XX del Tiempo Ordinario.

 

LECTURAS

  • Jeremías 38,4-6.8-18
  • Salmo responsorial
  • Hebreos 12,1-4
  • Lucas 12, 49-53

     Ciertamente, este modo de hablar de Jesús en el evangelio no tiene nada que ver con los montes que, por desgracia, están ardiendo en España y más allá de nuestras fronteras. Nada que ver con los conflictos armados y violencia que asedian a tantos países. Nada que ver con las faltas de paz, también frecuentes en nuestro país, en nuestros pueblos y en muchas familias.

    Jesús nos está diciendo que lo que desea es que la Buena Noticia que nos comunica que encienda nuestros corazones y que la trasmitamos a todos los hombres y mujeres. El fuego y la división de los que nos habla Jesús es consecuencia de un compromiso firme y real de vivir según el Evangelio. Porque creer en Jesús es mucho más que decir ”soy católico”, y a continuación, vivir como si no lo fuéramos.

  La Buena Noticia de Jesús, con frecuencia perturba, porque remueve nuestra conciencia y amenaza nuestro pasotismo y también el familiar; provoca división en uno mismo y con relación a los demás, porque el mensaje de Jesús no deja indiferente a nadie: unos lo acogen de buen grado, como Buena Noticia de parte de Dios, y procuran vivirlo, aun sufriendo el desprecio y la persecución; y a otros les desagrada, provocando confrontación.

   Ante Jesús, es necesario tomar una postura en la vida: unos lo aceptarán y se salvarán; otros lo rechazarán y se perderán. Y él será el único criterio de profunda y definitiva división entre los seres humanos, hasta que, en el juicio final (Mt 25, 31ss), Dios manifieste claramente su proyecto.

   La historia nos recuerda que después de la tempestad viene la calma. El Señor Jesús nos va a ayudar siempre a encontrar la paz y la calma. Sin embargo, lo que no podemos pretender es encontrar calma y paz sobre bases equivocadas.

   El Reino de Dios está basado en la libertad, la paz, la justicia, el amor… Está a la vista que muchos se oponen a la libertad; no aman la paz, porque la guerra les resulta más rentable; crean su propia justicia para seguir oprimiendo. A quienes proceden así, no les interesa el mensaje de Jesús. Pero la paz verdadera llegará un día de manera total, y vendrá de la mano de Jesucristo. A nosotros nos tocar aportar nuestro grano de arena, aquí y ahora.

 LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA
 

 

 

 

 

 



sábado, 9 de agosto de 2025

Día 10 agosto de 2025. Domingo XIX del Tiempo Ordinario.

 

LECTURAS

  • Sabiduría 18, 6-9
  • Salmo responsorial
  • Hebreos 11,1-2.8-19
  • Lucas 12,32-48


     Pienso que todos damos por sentado que una persona normal vive en un acto continuo de confianza en la vida, en la familia, en las personas con las que convive, con las que trabaja, confía en las instituciones, confía en Dios. Así, lo propio es que la pareja de casados confíe uno en el otro, que los hijos confíen en sus padres, los hermanos entre sí. Los padres confían sus hijos a un colegio, a unos maestros que, se supone, tienen algunos criterios sanos. Confiamos en el médico que nos atiende. Confiamos en los amigos. Confiamos en el sacerdote. Confiamos en quien conduce el autobús, aunque a veces nos llevemos un susto por un frenazo o arranque brusco. Confiamos en que los alimentos y los medicamentos están en buen estado, etc.

     La confianza, y por tanto la fe, es una actitud en la vida que construye personas con sentido. La confianza es una actitud interior, que descansa en Dios. Nos lo dice Jesús en el Evangelio de hoy: “No temas pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el Reino”. Dios nos ha puesto en la existencia para que participemos de su Vida, a la que Jesús llama “reino”. Ese es el tesoro que Jesús nos ha revelado, y hacia el que tenemos que caminar.  El fundamento de nuestra fe cristiana es la confianza en el amor y bondad de Dios, como afirmó Jesús en su despedida de los discípulos: “Creed en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas y voy a prepararos sitio, para que donde yo estoy, estéis también vosotros, mis discípulos”. ¡No temáis!, no perdáis la calma, confiad”, repite con frecuencia Jesús. 

        En la vida nos puede pasar de todo, porque somos humanos, y, por tanto, tenemos limitaciones. En consecuencia, tendremos problemas, crisis, pecados, sufrimientos, enfermedades, muerte. Por ello, nos repite Jesús: “No temas, pequeño rebaño”. Cuando uno confía, se fía de Jesucristo, sobre todo, en las situaciones límite, entonces se halla una paz en su alma y descansa. 

La fe es un tesoro, es un regalo que, como tal, hemos recibido gratis. Pero, ¿Qué pasa si nos hacen un regalo, bien envuelto en papel, lo recibimos, lo guardamos y no lo abrimos? Pues que no podemos saber de qué se trata, ni podemos disfrutarlo, de forma que  es como si no lo hubiéramos recibido. Esto es lo que ocurre a una mayoría de bautizados: que han recibido el regalo de la fe, pero no lo conocen ni lo disfrutan. El resultado es que hay muchos bautizados, pero pocos convencidos y convertidos.

    En el Evangelio, hay un momento en que Jesús dice: “Donde está vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón”. Es verdad, lo que es de gran valor para nosotros, allí ponemos nuestra mente, nuestro interés y esfuerzo, para mantenerlo y hacerlo crecer. Nuestra fe cristiana es el gran regalo que Dios nos da, y la fe significa confianza en el Dios de Jesucristo, que nos ama, nos busca para hacernos partícipes de su propia Vida y alegría, y eso de manera plena y eterna. Pero el Señor espera que respondamos de buen grado, es decir libremente. Por eso Jesús nos invita a que, en el día a día, estemos preparados, vigilantes, para que cuando Él llegue y nos llame, entremos con Él en la alegría del Reino de Dios.

LECTIO DIVINA PARROQUIA SAN ISIDRO DE ALMANSA






 alimentos y los medicamentos están en buen estado, etc.

sábado, 2 de agosto de 2025

Día 3 agosto de 2025. Domingo XVIII del Tiempo Ordinario.


LECTURAS

  1. Eclesiastés 1,2; 2,21-23
  1. Salmo responsorial 89, 2-6.12-13
  1. Colosenses 3, 1-5.9-11
  1. Lucas 12,13-21


El dinero tiene su función en la vida, pero para saberlo utilizar hay que tener también otros valores: la fe, la solidaridad, la estima, sentido del bien común.

En la parábola del evangelio hay una frase que se dice a sí mismo el hombre rico, lleno de satisfacción:” Tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente”.

 Las ambiciones son insaciables, especialmente en el mundo de las riquezas y del poder. Si hacemos un recorrido por el mapamundi, ya vemos la de conflictos armados, países con nombre propio en guerra, hambrunas crónicas, exterminios humanos selectivos, millones de personas desplazadas que tienen que huir de la tierra que los vio nacer, porque el poder político, económico, ideológico, les obliga a marcharse como sea, o si se quedan, la opción es vivir en esclavitud permanente o morir.

El evangelio de hoy nos advierte de la debilidad de las cosas materiales.  Ante la pregunta de uno que pide a Jesús que intervenga en su favor, Jesús no da una respuesta concreta de qué se “debe hacer”, sino que, dirigiéndose a toda la muchedumbre, con una parábola, muestra los criterios según Dios, criterios que miran a tener en cuenta al hermano, no solo al hermano de sangre, sino a todo ser humano, hijos del mismo Padre Dios. Los bienes deberían ser simplemente un instrumento para compartir la vida y servir al bien común.

 Con poco que observemos, nos damos cuenta de que sufrimos el acoso continuo de los criterios de este mundo, que nos propone opciones alejadas o contrarias al Evangelio.

El Evangelio no es un código que se impone desde fuera: “Di a mi hermano que reparta la herencia conmigo”, sino una luz que habla en nuestro interior para que cada uno despierte, y decida por su cuenta.

Por ello, San Pablo, recordando nuestra condición de bautizados, nos aconseja: “Buscad los bienes de arriba, no los bienes de la tierra, porque por el bautismo vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. En consecuencia, dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros, para que cuando aparezca Cristo, también aparezcáis gloriosos juntamente con él”.


LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ROQUE DE ALMANSA

 

 

 

sábado, 26 de julio de 2025

Día 27 julio de 2025. Domingo XVII del Tiempo Ordinario.

 

LECTURAS

  • Génesis 18,20-32
  • Salmo responsorial
  • Colosenses 2, 12-14
  • Lucas 11,1-13


Los discípulos, en su oración no habían experimentado plenamente la presencia de Dios en su corazón, sino que era una oración por cumplimiento, por miedo o para  ver de sacar algo, como nos pasa a muchos cristianos.

Sin embargo, Jesús les enseña una oración que debe salir del corazón: el “Padre nuestro…”. Las 3 primeras peticiones del “Padrenuestro” tienen por objeto la gloria de Dios: “santificación del nombre, la venida del Reino de Dios y el cumplimiento de la voluntad divina. Pero también, la segunda parte, se preocupa de todo lo que necesita el ser humano: pan, perdón, tentación, liberación del mal, porque solo así podremos construir el Reino de Dios y hacer su voluntad.

La oración que nos enseña Jesús es una oración de proximidad paternal y de confianza filial, que nos implica a estar junto a Dios y vivir como hijos suyos en un clima de fraternidad.

 La oración, para el cristiano, ha de ser como el aire que respira. Lo vemos en Jesús que ora en todo momento porque sabe que todo proviene de Dios, y por eso busca momentos de silencio y oración. Hoy día, más que en otros tiempos, vivimos una vida agitada, con el peligro de vivir en la superficialidad, por eso necesitamos poner orden y dirección en nuestra vida, en nuestras acciones.

La oración nos dirige hacia Dios, y por eso Jesús nos dice que al rezar digamos “Padre”, porque Dios es alguien que nos ama, nos conoce, nos acompaña, nos recibe, nos escucha, y nos acoge. Dirigimos nuestra oración hacia él para incrementar la confianza en aquel que sabemos que siempre nos acompaña, y que nunca nos dejará.  Es famosa la frase de Santa Teresa de Jesús, quien dijo que “orar es tratar de amistad, estando muchas veces a solas con quien sabemos nos ama". 

 LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

 


sábado, 19 de julio de 2025

Día 20 julio de 2025. Domingo XVI del Tiempo Ordinario.

 

LECTURAS

  • Génesis 18, 1-10a
  • Salmo responsorial
  • Colosenses 1, 24-26
  • Lucas 10, 38-42


    Para entender el verdadero sentido del evangelio de hoy, no debemos olvidar el contexto: Jesús va de camino a Jerusalén, tiempo en el que se dedica a formar más intensamente a sus discípulos, y este relato del episodio en Betania, casa de Marta y María, intenta presentar el perfil de aquellos que quieren seguir a Jesús.

     No debemos interpretar el texto como una condena de la queja de Marta. Es solo el contrapunto para resaltar la necesidad que todo cristiano tiene de escuchar al único Maestro, Jesús, y esa en la actitud de María que escucha a los pies de Jesús, porque si no se escucha a Jesús, no se le puede conocer, y menos seguirlo.

  No tiene ningún sentido sacar de este relato, una distinción entre la vida contemplativa y la vida activa. Tampoco establecer una oposición, ni buscar una superioridad de la vida contemplativa sobre la vida activa. No es correcto el interpretar este evangelio como indicativo de dos clases de cristianos, unos que se dedican a la vida activa y otros a la contemplativa.

     Marta se queja porque le parece que María está perdiendo el tiempo, puesto que está a los pies de Jesús escuchándolo. Solo tiene en cuenta que retrasa los preparativos de la comida para Jesús y discípulos. Jesús no critica a Marta por estar ocupada, sino por estar inquieta por algo que en aquel momento tiene menos importancia. Tampoco dice que lo que hace Marta sea malo. Dice: "María ha escogido la parte mejor", lo cual significa que lo que hacía Marta era también bueno.

    El mensaje es que toda acción verdaderamente cristiana debe nacer del encuentro con Jesús, que se realiza en momentos de oración como es la escucha de su palabra y la vivencia de los sacramentos. Si recordamos, el domingo pasado, terminaba el evangelio diciendo Jesús al maestro de la Ley: "Anda, y haz tú lo mismo".

     Del evangelio se deduce que no puede darse un amor a Dios directo, si no se refleja en el amor a los demás. Aplicado al tema que nos ocupa, hay que decir que no puede haber auténtica oración si no se manifieste en la acción. Y si se hace una oración sin acción, entonces se convierte en falsa ilusión.

     Recordemos aquello que dijo Jesús: "el que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, se parece a un hombre necio, que edificó su casa sobre arena". Edificar sobre roca es escuchar y obrar en consecuencia. Por lo tanto, para actuar con verdadero sentido cristiano, debemos primero escuchar a Jesús y descubrir en su vida y enseñanzas los motivos de la acción. Esto, que parece tan sencillo, es la clave para entrar en la dinámica del mensaje de Jesús.

LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

 



sábado, 12 de julio de 2025

Día 13 julio de 2025. Domingo 15 del Tiempo Ordinario.

 

LECTURAS

  • Deuteronomio 30,10-14
  • Salmo responsorial 68,.17.30-31.33-34.36ab.37
  • Colosenses 1, 15-20
  • Lucas 10, 25-37

El evangelio de hoy nos ofrece la parábola del buen samaritano, que todos conocemos. El contexto del relato nos permite descubrir por qué Jesús ofrece esta parábola. Toda ella es un diálogo entre un maestro de la Ley que conoce bien las Escrituras y Jesús.  Pero la intención de dicho maestro era poner a prueba a Jesús. No es la única vez que a Jesús lo quieren poner a prueba las autoridades religiosas de Israel.

Jesús comienza a contar la parábola del “buen samaritano” y, como hacía siempre al contar una parábola, pretende dar un mensaje central, extrapolando el ejemplo y los personajes con la intención de qué se note dicho mensaje. En este caso, justo los que pasan primero y ven al hombre caído en el camino son el sacerdote y el levita. Se esperaría que ellos lo hubieran socorrido, pero no lo hacen, seguramente porque hubieran quedado manchados al tocar la sangre del herido y no habrían podido celebrar el culto en el templo. Según la ley, ellos hacen lo correcto. Pero Jesús presenta al tercer personaje, un samaritano, despreciado por los judíos, y es él quien lo socorre y lo hace con una generosidad desbordante “hasta que quede curado”.

      A la luz de este relato, Jesús contesta preguntando al maestro de la Ley: ¿Quién actúo como prójimo? Y el maestro de la Ley responde: “El que tuvo compasión de él”. Es decir, Jesús no le dio la respuesta, sino que permitió que él mismo la formulara y, entonces, le invita a hacer lo mismo que el hombre de la parábola, si quiere ser prójimo.

  La parábola mantiene totalmente la vigencia para nosotros, hoy, porque no se trata tanto de saber quién es el prójimo, sino saber hacerse prójimo y, no solo con los del propio círculo o que creemos cumplen los preceptos divinos, sino con los que lo necesitan, sin importar su condición social, étnica, religiosa, etc. El mensaje y llamada de Jesús es a hacernos prójimos de los excluidos de la tierra; vivir y actuar así es hacerse merecedor de la vida eterna, porque como dijo Jesús “Lo que hacéis a uno de estos pequeños mis hermanos, a mí me lo hacéis”.


LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

PARROQUIA DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR

 

HORARIOS DE MISAS EN VERANO

(de junio a finales de septiembre)

 

 

-La Misa durante la semana, de martes a sábado, es a las 20:00h.

 

-La Misa del domingo es a las 11:30 h.

 

Dibujo animado de un personaje de caricatura

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