LECTURAS
El evangelio propuesto en la fiesta de hoy nos invita a valorar, sobre todo,
los templos vivos que somos las personas y el carácter sagrado de todo ser
humano. Es cierto que necesitamos templos o espacios de encuentro para nuestras
celebraciones litúrgicas. Pero esto no debe hacernos creer que Dios solo está
en las celebraciones rituales. Jesús deja claro que él está en todos los seres
humanos, especialmente en los que sufren, como escuchamos en el evangelio del domingo
pasado: “Porque tuve hambre y me disteis de comer, enfermo y me visitasteis… Lo
que hacéis a uno de estos más pequeños, a mí me lo hacéis; lo que no hacéis a
estos más pequeños, tampoco a mí me lo hacéis”.
En este domingo, celebramos el “día de
la Iglesia diocesana”, de nuestra diócesis de Albacete, que es llamada a la
solidaridad y fraternidad. Vivimos en esta o aquella parroquia y, allí donde
estemos, debemos sentirnos familia de Dios y vivir en comunión. También
participar comunitariamente, no solamente venir, cumplir y marcharse, sino
participar cada uno, según sus capacidades, en las distintas tareas o servicios
para el bien de la comunidad: Caritas, lectores
de la Palabra, catequistas, pastoral de la salud, economía, servicio del templo,
grupos de formación, grupos de catequesis. Y siempre con un sentido
evangelizador, dando ejemplo de vida cristiana e invitando a otros de nuestra
familia o no a participar en nuestra parroquia.

