viernes, 30 de junio de 2023

Día 2 julio de 2023. Domingo XIII del Tiempo Ordinario.

 

LECTURAS

  • 2 Reyes 4,8-11.14-16a
  • Salmo responsorial 88
  • Romanos 6, 3-4.8-11
  • Mateo 10,37-42

 A lo largo de la vida, nos vamos encontrando con muchas personas que van dejando huella en nosotros en todos los aspectos: en el nivel humano, en el intelectual, en el profesional (¿Quién no se acuerda de aquel profesor, o aquel compañero experimentado en nuestro trabajo, y que fueron claves en nuestra vida?).

También hemos encontrado personas que nos han marcado como creyentes. Estas personas pueden ser el sacerdote que, en un momento dado, nos dio un consejo que nos hizo bien; o el catequista o la catequista que nos preparó para la primera comunión y que nos empezó a hablar de Jesucristo; o tal vez, nuestra abuela, o nuestros padres y madres, que nos enseñaron a reza. Dios se ha podido servir de muchas personas para pasar por nuestra vida.

 De esto nos hablan las lecturas de hoy: La acogida cordial a estas personas ha sido un bien para nosotros, porque acogiéndolas a ellas, hemos acogido a Dios que pasaba a nuestro lado; así lo vemos en la primera lectura: un matrimonio sunamita acoge al profeta Elíseo, al que ofrecen su casa para descansar, y ese gesto tuvo como recompensa un hijo; y en el evangelio, Jesús dice que quien acoge a un enviado suyo, le está cogiendo a él mismo. Y ¿Quiénes son los enviados de Jesucristo? En principio, somos todos los bautizados, porque como seguidores de Cristo estamos llamados a anunciar el evangelio, cada cual en su puesto y lugar donde se encuentra con diferentes responsabilidades.


LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

        

     

sábado, 24 de junio de 2023

Día 25 junio de 2023. Domingo XII del Tiempo Ordinario.

 

LECTURAS

  • Jeremías 20, 10-13
  • Salmo responsorial 
  • Romanos 5, 12-15
  • Mateo 10, 26-33


    Las personas, ante aquello que puede deteriorar o malograr nuestra vida, sentimos angustia y miedo. De hecho, nada más nacer, estamos enfrentados a adversidades, provocadas por la naturaleza, diversas circunstancias o por personas. Y cuando nuestro cuerpo sufre o se debilita por la presencia del dolor o enfermedad acudimos al médico y buscamos los medios necesarios para remediar el mal que no aqueja.

     Sucede también que, en la sociedad,  encontramos personas que nos hacen difícil la vida, ponen trampas buscando sacar un provecho personal, y para ello no ahorran medios, aunque sean injustos, violentos, destructivos, como puede ser el robo, la mentira, la guerra, o incluso leyes hechas a medida para obtener intereses políticos o económicos; todos sabemos que hay  millones de personas perseguidas, bien porque piensan distintamente, porque tienen otras creencias, o porque son de otra cultura.

   Jesús, en el Evangelio, avisa que si somos fieles a su persona y mensaje también vendrán algunos contra nosotros, porque si él fue incómodo para las autoridades de Israel, también los que vivan de verdad  el estilo de vida de Jesús, serán incómodos para el mundo que nos rodea, que no es precisamente un mundo que destaque por su fe y devoción,  ni por la justicia y la verdad. Por eso Jesús insiste en “no tener miedo”. Y es que, el miedo muchas veces paraliza y no deja seguir adelante. Como hemos visto anteriormente, Jeremías se refugia en Dios. Hoy también nosotros, cristianos, tenemos que refugiarnos en Jesucristo que ha vencido el mal, el pecado y la muerte.

    Podrán hacernos mil perrerías e incluso matarnos, como siguen haciendo en algunas partes del mundo, donde se asesina, encarcela o discrimina a cristianos por mostrarse como tales. Pero Jesús nos dice que estamos en las manos de Dios y nos pide tener una fe firme, que no se deje vencer por las tentaciones y que confíe plenamente en Dios que  tiene la última palabra.

  La fe en Jesucristo implica creer en la vida eterna, y es hacia esa vida eterna hacia la que tenemos que mirar, y no quedarnos tanto en esta, en la que estamos de paso, sin negar que, pensar en el momento de la muerte, sobre todo si esta puede ser violenta, nos aterra. Pero Jesús nos asegura que Dios está de nuestra parte y que él tiene la última palabra en nuestro destino final.

LECTIO DIVINA DESDE SAN ISIDRO DE ALMANSA

HOJA DOMINICAL DIOCESANA

 


sábado, 10 de junio de 2023

Día 11 junio de 2023. Corpus Christi. Día de nacional de Caridad.

 

La fiesta del Corpus Christi nos invita a entrar en el misterio de la Eucaristía. Un misterio que, como nos decía el recordado Benedicto XVI, “actualiza sacramentalmente el don de la propia vida que Jesús ha hecho en la Cruz por nosotros y por el mundo entero. Al mismo tiempo la Eucaristía nos hace testigos de la compasión de Dios por cada hermano y hermana” (SCa 88)

La Eucaristíasacramento del amor, aviva en nosotros la conciencia de que donde se vive de amor brilla también la esperanza (cf. SS 31), pues allí donde el ser humano se siente amado, experimenta la salvación de Dios y descubre que es posible la esperanza.

LECTURAS

  • Deuteronomio 8,2-3.2-3.14b-16a.
  • Salmo responsorial 147,12-13.14-15.19-20
  • 1 Corintios 19,16-17
  • Juan 6,51-58

    El texto evangélico de hoy pertenece a uno de los grandes discursos de Jesús en el evangelio de Juan, el “discurso del pan de vida” (Jn 6). Antes del relato de hoy, el evangelio narra cómo Jesús da de comer a una multitud. Y al día siguiente, la gente va en busca de Jesús, quien les dice: “vosotros me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado”. Y añade: “yo soy el pan de vida. El que venga a mí, no tendrá hambre y el que crea en mí no tendrá nunca sed”. Esto provocó un murmullo y protesta entre los judíos, escandalizándose muchos de ellos. Pero Jesús que les había dado el pan de trigo hasta saciarlos, comienza a hablarles de otro pan, que alimenta a un nivel más profundo, porque hace vivir para siempre. Es decir, que, teniendo a Jesús como pan, viviremos para siempre, tendremos el acceso a la vida eterna o vida con Dios.

     Celebramos la fiesta del Corpus, fiesta muy arraigada en nuestros pueblos. Tanto la celebración de la Eucaristía como las procesiones son manifestaciones de lo más profundo de la fe cristiana: Jesús nos da todo: su enseñanza que nos ayuda a caminar en nuestra vida terrena; se entrega en la Cruz para el perdón de los pecados de la humanidad; resucitando nos da la vida de Dios. Esto es lo que expresa la fiesta de hoy, y esto es lo que sucede de “modo actual” para nosotros, cada vez que celebramos la Eucaristía. Sin el pan y el alimento, nuestro cuerpo pierde fuerzas y muere. La Eucaristía es el pan espiritual que alimenta nuestra vida cristiana y desarrolla la semilla que Dios puso en nosotros por el bautismo. Por eso la Eucaristía no es un sentimiento, como dice mucha gente: “voy a misa cuando me apetece”. La Eucaristía es un regalo de Dios y una exigencia; es el momento  que nos da fuerza interior para vivir como cristianos el resto de la semana o las horas del día.

     No podemos estar en comunión con Cristo, si entre nosotros estamos divididos, si nos rechazamos, si no estamos dispuestos a reconciliarnos ante las discrepancias que tenemos, y si no consideramos al otro como hermano o hermana. Decir hermanos no significa solamente “no llevarnos mal”, sino que exige darnos en cuerpo y alma a los demás como ha hecho Cristo por nosotros, quien nos dice: “En esto se conocerá que sois mis discípulos, si os amáis unos a otros cómo yo os he amado”.

     Hoy celebramos el día de la caridad. Cáritas nos recuerda, una vez más que, si Jesús se nos parte y reparte en la Comunión, es para que imitándole sepamos compartir con los demás lo que somos y tenemos, especialmente con las personas más necesitadas. Recordamos el lema de Cáritas: “Somos lo que damos. Somos amor”.

 

LECTIO DIVINA DESDE SAN ISIDRO DE ALMANSA

HOJA DOMINICAL DIOCESANA