PARROQUIA DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR. ALBACETE
sábado, 28 de mayo de 2022
Día 29 mayo de 2022. Ascensión del Señor.
sábado, 21 de mayo de 2022
Día 22 mayo de 2022. Domingo 6º de Pascua.
LECTURAS
- Hechos de os Apóstoles 15,1-2.22-29
- Salmo responsorial 66,2-3.5.6.8
- Apocalipsis 21, 10-14.22-23
- Juan 14, 23-29
Con
el aumento de los creyentes en los primeros años del cristianismo, surgió un
problema del que nos habla la 1ª lectura de Hechos que hemos escuchado: problema originado por algunos
cristianos de mentalidad judaizante que
bajaron a Antioquia, diciendo que para
salvarse había que adoptar la ley de Moisés. Esto provocó que Pablo, Bernabé y
algunos otros cristianos de Antioquía fueran a Jerusalén para encontrarse con los apóstoles y presbíteros, exponiendo el problema planteado por los judaizantes.
La
cuestión que se planteó fue fundamental para el futuro de la fe cristiana, pues se trataba si los nuevos creyentes en Cristo debían estar sujetos a la ley judía, o bastaba la fe en la persona de Jesucristo. Como hemos escuchado,
la decisión fue que el cristiano no depende de la ley judía sino que lo
importante es la fe en Jesucristo, muerto y resucitado. Esto dio un gran
impulso a la Iglesia, de modo que la misión de anunciar el Evangelio a todas
las gentes era el signo de identidad de
la Iglesia, cumpliendo así al mandato de Jesús: “Como el Padre me envió así os
envío yo: Id al mundo entero y anunciad el Evangelio a todos los pueblos, enseñando todo lo que os he mandado, bautizando a los que
crean...”.
En el momento actual estamos en etapa consultiva a los fieles cristianos sobre la sinodalidad de
la Iglesia, con el lema: “por una Iglesia sinodal: comunión, participación,
misión”. También
hoy, como sucedió en aquellos primeros
años de la Iglesia naciente, vivimos dificultades y tenemos nuevos retos, que
debemos tratar entre todos buscando una salida adecuada.
El
Papa nos lo ha recordado: el futuro de la Iglesia pasa por la sinodalidad, esto
es: “caminar juntos”(es lo que significa el término “sínodo”), buscando solución a los
problemas en diálogo fraterno, hablando
con libertad y escuchando los diferentes puntos de vista, y
esto hay que hacerlo en el espíritu de Jesús, porque solo a la luz del Espíritu
Santo podemos discernir y descubrir lo
que Dios espera de nosotros. Partiendo del ser “sinodal” de la Iglesia, tenemos cauces para vivir dicho
estilo sinodal en nuestra parroquia como son:
- El Consejo parroquial de Pastoral, donde se
debe llevar y buscar respuesta a los proyectos, problemas y retos que se
presentan a la parroquia.
- Los grupos de catequistas, donde se debe
dialogar para asegurar una mejor transmisión de la fe.
- El equipo de Cáritas que debe preguntarse cómo prestar ayuda a los más necesitados, con actitud de escucha y
valorando las situaciones.
- El grupo de Liturgia o de Lectores aprendiendo
a mejorar la celebración litúrgica, para
ayudar a la asamblea a vivir mejor la Eucaristía del Domingo.
HOJA DOMINICAL DIOCESANA
La Iglesia en España celebra el domingo
22 de mayo la Pascua del Enfermo. «Acompañar en el sufrimiento» es
el lema que el departamento de Pastoral de la Salud ha
propuesto para esta Campaña que tiene como fin sensibilizar sobre la
necesidad de asistir a los enfermos y a quienes los cuidan.
En sintonía con el lema, «Acompañar en el sufrimiento», los
obispos españoles nos recuerdan que los Evangelios nos narran los
continuos encuentros
de Jesús con las personas enfermas para acompañar su dolor, darle sentido,
curarlo. Por eso, afirman, “como discípulos suyos, estamos llamados a hacer lo
mismo”.
En
este sentido, destacan que la
experiencia vivida durante estos dos últimos años con la pandemia de la Covid-19, ha mostrado nuestra vulnerabilidad y,
sobre todo, «nos ha hecho percibir la necesidad de acompañar a
los que sufren cualquier tipo de enfermedad, ya sea de las más habituales, ya
de otras menos “visualizadas” que provocan un sufrimiento
grande como las enfermedades mentales, las neurodegenerativas (ELA, Alzheimer…)
o las denominadas “enfermedades raras”, para las que se destinan menos recursos
humanos y materiales”.
Cuando no es posible curar, siempre es posible cuidar: el enfermo “es siempre el
centro de nuestra caridad pastoral. No podemos dejar de
escuchar al paciente, su historia, sus angustias y sus miedos. Incluso cuando no es
posible curar, siempre es posible cuidar, siempre es posible consolar, siempre
es posible hacer sentir nuestra cercanía”.
“El mayor dolor es el sufrimiento moral ante la falta de
esperanza”. Y esa falta de esperanza, matizan “nace con frecuencia en
terrenos donde no se ha sembrado la fe. Como nos recuerda el Papa Francisco,
“si la peor discriminación que padecen los pobres -y los enfermos son pobres de
salud- es la falta de atención espiritual, no podemos dejar de ofrecerles la cercanía
de Dios, su bendición, su Palabra, la celebración de los sacramentos y la
propuesta de un camino de crecimiento y maduración en la fe” (Evangelii gaudium, 200).
PRIMERAS COMUNIONES
21 mayo de 2022
Con
el aumento de los creyentes en los primeros años del cristianismo, surgió un
problema del que nos habla la 1ª lectura de Hechos que hemos escuchado: problema originado por algunos
cristianos de mentalidad judaizante que
bajaron a Antioquia, diciendo que para
salvarse había que adoptar la ley de Moisés. Esto provocó que Pablo, Bernabé y
algunos otros cristianos de Antioquía fueran a Jerusalén para encontrarse con los apóstoles y presbíteros, exponiendo el problema planteado por los judaizantes.
La
cuestión que se planteó fue fundamental para el futuro de la fe cristiana, pues se trataba si los nuevos creyentes en Cristo debían estar sujetos a la ley judía, o bastaba la fe en la persona de Jesucristo. Como hemos escuchado,
la decisión fue que el cristiano no depende de la ley judía sino que lo
importante es la fe en Jesucristo, muerto y resucitado. Esto dio un gran
impulso a la Iglesia, de modo que la misión de anunciar el Evangelio a todas
las gentes era el signo de identidad de
la Iglesia, cumpliendo así al mandato de Jesús: “Como el Padre me envió así os
envío yo: Id al mundo entero y anunciad el Evangelio a todos los pueblos, enseñando todo lo que os he mandado, bautizando a los que
crean...”.
En el momento actual estamos en etapa consultiva a los fieles cristianos sobre la sinodalidad de la Iglesia, con el lema: “por una Iglesia sinodal: comunión, participación, misión”. También hoy, como sucedió en aquellos primeros años de la Iglesia naciente, vivimos dificultades y tenemos nuevos retos, que debemos tratar entre todos buscando una salida adecuada.
El Papa nos lo ha recordado: el futuro de la Iglesia pasa por la sinodalidad, esto es: “caminar juntos”(es lo que significa el término “sínodo”), buscando solución a los problemas en diálogo fraterno, hablando con libertad y escuchando los diferentes puntos de vista, y esto hay que hacerlo en el espíritu de Jesús, porque solo a la luz del Espíritu Santo podemos discernir y descubrir lo que Dios espera de nosotros. Partiendo del ser “sinodal” de la Iglesia, tenemos cauces para vivir dicho estilo sinodal en nuestra parroquia como son:
- El Consejo parroquial de Pastoral, donde se
debe llevar y buscar respuesta a los proyectos, problemas y retos que se
presentan a la parroquia.
- Los grupos de catequistas, donde se debe
dialogar para asegurar una mejor transmisión de la fe.
- El equipo de Cáritas que debe preguntarse cómo prestar ayuda a los más necesitados, con actitud de escucha y
valorando las situaciones.
- El grupo de Liturgia o de Lectores aprendiendo a mejorar la celebración litúrgica, para ayudar a la asamblea a vivir mejor la Eucaristía del Domingo.
HOJA DOMINICAL DIOCESANA
La Iglesia en España celebra el domingo
22 de mayo la Pascua del Enfermo. «Acompañar en el sufrimiento» es
el lema que el departamento de Pastoral de la Salud ha
propuesto para esta Campaña que tiene como fin sensibilizar sobre la
necesidad de asistir a los enfermos y a quienes los cuidan.
En sintonía con el lema, «Acompañar en el sufrimiento», los
obispos españoles nos recuerdan que los Evangelios nos narran los
continuos encuentros
de Jesús con las personas enfermas para acompañar su dolor, darle sentido,
curarlo. Por eso, afirman, “como discípulos suyos, estamos llamados a hacer lo
mismo”.
En este sentido, destacan que la experiencia vivida durante estos dos últimos años con la pandemia de la Covid-19, ha mostrado nuestra vulnerabilidad y, sobre todo, «nos ha hecho percibir la necesidad de acompañar a los que sufren cualquier tipo de enfermedad, ya sea de las más habituales, ya de otras menos “visualizadas” que provocan un sufrimiento grande como las enfermedades mentales, las neurodegenerativas (ELA, Alzheimer…) o las denominadas “enfermedades raras”, para las que se destinan menos recursos humanos y materiales”.
Cuando no es posible curar, siempre es posible cuidar: el enfermo “es siempre el centro de nuestra caridad pastoral. No podemos dejar de escuchar al paciente, su historia, sus angustias y sus miedos. Incluso cuando no es posible curar, siempre es posible cuidar, siempre es posible consolar, siempre es posible hacer sentir nuestra cercanía”.
“El mayor dolor es el sufrimiento moral ante la falta de esperanza”. Y esa falta de esperanza, matizan “nace con frecuencia en terrenos donde no se ha sembrado la fe. Como nos recuerda el Papa Francisco, “si la peor discriminación que padecen los pobres -y los enfermos son pobres de salud- es la falta de atención espiritual, no podemos dejar de ofrecerles la cercanía de Dios, su bendición, su Palabra, la celebración de los sacramentos y la propuesta de un camino de crecimiento y maduración en la fe” (Evangelii gaudium, 200).
PRIMERAS COMUNIONES
sábado, 14 de mayo de 2022
Día 15 mayo de 2022. Domingo 5º de Pascua.
LECTURAS
- Hechos de los Apóstoles 14, 21b-27
- Salmo responsorial 144, 8-9.10-11.12-13ab
- Apocalipsis 21,1-5a
- Juan 13,31-33a.34-35
El Evangelio
de hoy se sitúa en el Cenáculo: Jesús se ha reunido con sus discípulos para la
última Cena; ha tenido el gesto insólito de lavarles los pies, y a continuación
tiene un largo y cálido diálogo con
ellos. Es su despedida, y como si se tratara de un padre que se despide de sus
hijos, les da un “encargo”: “Os doy un mandamiento nuevo: que os améis
uno a otros como yo os he amado”. Lo
“nuevo” está en
el “como
yo os he amado”.
La invitación
de Jesús no es una norma impuesta desde
el exterior, sino que ha de ser amor que
brota del interior de la persona que vive el amor que Jesús le tiene. Por ello,
Jesús es la referencia última para todo cristiano: amar como él nos ha amado.
Nos podemos
preguntar: ¿Es el amor mi distintivo como cristiano? No se trata de un amor
teórico, no vale decir “yo amo a todo el
mundo”, sino que se trata de un amor servicial a todo aquel que me necesita, y
no solo a los de mi círculo familiar, de
amistades o intereses, o mi círculo social y religioso. Por tanto, el signo de identidad
cristiano es amar al estilo de Jesús.
La
cultura imperante entre nosotros está
basada en el tener, dominar, disfrutar, sin reparar en tantos millones de
personas que lo pasan mal, porque no tienen acceso a los bienes de consumo, ni
acceso a la cultura, o están siendo masacradas por la guerra, la violencia, el
hambre, o que viven en condiciones
políticas y climáticas adversas. Por eso
nuestra cultura, tiene gran dificultad en hacer propio el mensaje de Jesús.
Incluso los que estamos bautizados, los cristianos, nos dejamos arrastrar por
la mentalidad mundana y no dejamos que
arraigue en nosotros la experiencia del amor y misericordia de Dios. Valoramos la forma de ser de Jesús, valoramos sus
palabras, pero con bastante frecuencia
seguimos la corriente y hacemos como todo el mundo, como los que no son
cristianos; hacemos como aquel joven del
evangelio que fue a pedir consejo a Jesús preguntando qué hacer para ser feliz,
y cuando Jesús le propuso que dejara sus cosas y lo siguiera como discípulo, se
volvió triste a su casa porque era muy
rico.
En definitiva, solo amando nos parecemos a
Dios. Así lo dijo Jesús: “Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced
en mi amor”; y así termina el evangelio: “en esto
conocerán todos que sois mis discípulos: si os amáis unos a otros”.
HOJA DOMINICAL DIOCESANA
PRIMERAS COMUNIONES
14 mayo de 2022
El Evangelio de hoy se sitúa en el Cenáculo: Jesús se ha reunido con sus discípulos para la última Cena; ha tenido el gesto insólito de lavarles los pies, y a continuación tiene un largo y cálido diálogo con ellos. Es su despedida, y como si se tratara de un padre que se despide de sus hijos, les da un “encargo”: “Os doy un mandamiento nuevo: que os améis uno a otros como yo os he amado”. Lo “nuevo” está en el “como yo os he amado”.
La invitación de Jesús no es una norma impuesta desde el exterior, sino que ha de ser amor que brota del interior de la persona que vive el amor que Jesús le tiene. Por ello, Jesús es la referencia última para todo cristiano: amar como él nos ha amado.
Nos podemos
preguntar: ¿Es el amor mi distintivo como cristiano? No se trata de un amor
teórico, no vale decir “yo amo a todo el
mundo”, sino que se trata de un amor servicial a todo aquel que me necesita, y
no solo a los de mi círculo familiar, de
amistades o intereses, o mi círculo social y religioso. Por tanto, el signo de identidad
cristiano es amar al estilo de Jesús.
En definitiva, solo amando nos parecemos a
Dios. Así lo dijo Jesús: “Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced
en mi amor”; y así termina el evangelio: “en esto
conocerán todos que sois mis discípulos: si os amáis unos a otros”.
HOJA DOMINICAL DIOCESANA
PRIMERAS COMUNIONES
domingo, 8 de mayo de 2022
Día 8 mayo de 2022. Domingo 4º de Pascua.
LECTURAS
- Hechos de los Apóstoles 13,14. 43-52
- Salmo responsorial 99, 2.3.5
- Apocalipsis 7,9.14b-17
- Juan 10,27-30
Hoy es el “Domingo del Buen Pastor”. Por este
mismo motivo la Iglesia nos propone celebrar
la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones y también la Jornada
por las Vocaciones Nativas.
En el
evangelio de hoy, Jesús se presenta como el pastor que “va delante de
sus ovejas, y éstas le siguen porque conocen
su voz…”. Estas palabras hoy las dirige a nosotros y nos invita a reconocer su voz
entre tantas voces que nos asaltan cada día:
- Imágenes, palabras, anuncios
publicitarios que nos llegan por
distintos medios como radio, TV, Internet, móviles, que la mayor parte de las veces alimentan nuestra superficialidad y evasión; también las voces de ideologías con promesas imposibles de cumplir.
- Otras veces, son voces que gritan
fuerte dentro de nosotros mismos: son
las voces de nuestros sentimientos negativos, de nuestras necesidades sensibles
o materiales, nuestras ambiciones de
poder o tener.
La voz de
Jesús es una voz cercana que se deja oír
cuando hay clima de silencio en nuestro interior. La voz de Jesús busca
hacernos libres, o como él dice “darnos
vida”. Tal vez debemos preguntarnos: ¿Escucho la voz de Jesús? ¿Cómo la sigo?
La fe cristiana consiste en vivir como Jesús vivió, de ahí la afirmación “mis ovejas escuchan mi
voz y me siguen”. Seguir a Jesús implica
reorientar la vida adoptando el estilo de vida de Jesús, y eso se debe
notar en el ser y obrar.
Y Jesús nos
asegura que al que le sigue le da “la
vida eterna”, la vida definitiva, pues la calidad de vida que él comunica
supera la muerte: es lo que creemos los cristianos basados en Jesús Resucitado,
que estamos celebrando en este tiempo pascual. Por ello, nos
asegura que nadie podrá arrebatarnos de sus manos, de modo que en este mundo
donde reina el miedo, Jesús nos invita a la confianza, pues él es el icono del
amor de Dios como él mismo
afirma “el Padre y yo somos uno”.
HOJA DOMINICAL DIOCESANA
Hoy es el “Domingo del Buen Pastor”. Por este
mismo motivo la Iglesia nos propone celebrar
la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones y también la Jornada
por las Vocaciones Nativas.
En el evangelio de hoy, Jesús se presenta como el pastor que “va delante de sus ovejas, y éstas le siguen porque conocen su voz…”. Estas palabras hoy las dirige a nosotros y nos invita a reconocer su voz entre tantas voces que nos asaltan cada día:
- Imágenes, palabras, anuncios
publicitarios que nos llegan por
distintos medios como radio, TV, Internet, móviles, que la mayor parte de las veces alimentan nuestra superficialidad y evasión; también las voces de ideologías con promesas imposibles de cumplir.
- Otras veces, son voces que gritan
fuerte dentro de nosotros mismos: son
las voces de nuestros sentimientos negativos, de nuestras necesidades sensibles
o materiales, nuestras ambiciones de
poder o tener.
La voz de
Jesús es una voz cercana que se deja oír
cuando hay clima de silencio en nuestro interior. La voz de Jesús busca
hacernos libres, o como él dice “darnos
vida”. Tal vez debemos preguntarnos: ¿Escucho la voz de Jesús? ¿Cómo la sigo?
Y Jesús nos asegura que al que le sigue le da “la vida eterna”, la vida definitiva, pues la calidad de vida que él comunica supera la muerte: es lo que creemos los cristianos basados en Jesús Resucitado, que estamos celebrando en este tiempo pascual. Por ello, nos asegura que nadie podrá arrebatarnos de sus manos, de modo que en este mundo donde reina el miedo, Jesús nos invita a la confianza, pues él es el icono del amor de Dios como él mismo afirma “el Padre y yo somos uno”.
HOJA DOMINICAL DIOCESANA
PRIMERAS COMUNIONES 2022
En este mes de mayo tendremos las celebraciones de Primeras Comuniones, que serán los días 14, 21 y 28 de mayo, a las 12,30h.
PREPARACIÓN A LAS PRIMERAS COMUNIONES
Se indica los días y horas de preparación, a la que asistirán todos los
niños que toman la Primera Comunión en dicha semana. La hora de comenzar: 6 de
la tarde.
-
Martes y miércoles: con el
párroco, repaso de los aspectos fundamentales y sobre todo el desarrollo de la
celebración de la Eucaristía.
-
Jueves: Celebración del Sacramento del Perdón o Confesión.
-
Viernes: ensayo general de la celebración de la Primera Comunión,
En este mes de mayo tendremos las celebraciones de Primeras Comuniones, que serán los días 14, 21 y 28 de mayo, a las 12,30h.
PREPARACIÓN A LAS PRIMERAS COMUNIONES
Se indica los días y horas de preparación, a la que asistirán todos los niños que toman la Primera Comunión en dicha semana. La hora de comenzar: 6 de la tarde.
- Martes y miércoles: con el párroco, repaso de los aspectos fundamentales y sobre todo el desarrollo de la celebración de la Eucaristía.
- Jueves: Celebración del Sacramento del Perdón o Confesión.
-
Viernes: ensayo general de la celebración de la Primera Comunión,
sábado, 30 de abril de 2022
Día 1 de mayo de 2022. Domingo 3º de Pascua.
LECTURAS
- Hechos de los Apóstoles 5,27b-32.40b-41
- Salmo responsorial 29,2.4.5.6.11.12a.13b
- Apocalipsis 5,11.14
- Juan 21,1-19
En
primavera, el renacer de la vida en la naturaleza, en las plantas, nos alegra la vida a las personas; así
también, la Pascua nos habla de la nueva vida que brota de la muerte y
resurrección de Jesucristo, lo que debe
ser motivo de gran alegría y esperanza para el creyente en Cristo, porque
nos ha asociado a su nueva condición de Resucitado, como hemos afirmado en la
oración-colecta: “que la alegría de
haber recobrado la adopción filial, afiance nuestra esperanza de resucitar
gloriosamente.
Este pasaje lo mismo que los demás relatos evangélicos sobre la resurrección,
afirman que el Crucificado es el mismo Resucitado; el mismo Jesús con el que compartieron vida y misión es el que ahora se deja ver, asegurándoles que vive, llenándolos de alegría y paz, y dándoles
la fuerza de su Espíritu como les había prometido.
El
evangelio de hoy no pretende darnos noticia de un hecho como lo haría un periodista, sino que, además, nos transmite lo que los primeros
discípulos vivieron tras la muerte de Jesús, y no encontrando las palabras
adecuadas para expresar la realidad vivida, lo comunican con los relatos simbólicos
que leemos en el evangelio, de modo que lo que fue buena noticia para ellos,
que les cambió su vida por completo, lo ofrecen como buena noticia para quienes quieran escuchar y acoger.
Aquella
noche, los discípulos no habían cogido
nada; la noche representa la ausencia de la luz que es Jesús resucitado; sin Jesús todo se hace oscuro. A veces, en nuestra vida, parece
que todo se pone en contra y nuestras
“redes”, es decir, nuestra vida está vacía. Por ello, es importante preguntarnos:
¿Qué alimenta, sostiene y llena de sentido nuestra vida?
Jesús resucitado aglutina en torno a sí aquel grupo de discípulos junto al mar de Tiberíades, así también Jesús es el centro de todo grupo cristiano que forma parte de su familia, la Iglesia.
En primavera, el renacer de la vida en la naturaleza, en las plantas, nos alegra la vida a las personas; así también, la Pascua nos habla de la nueva vida que brota de la muerte y resurrección de Jesucristo, lo que debe ser motivo de gran alegría y esperanza para el creyente en Cristo, porque nos ha asociado a su nueva condición de Resucitado, como hemos afirmado en la oración-colecta: “que la alegría de haber recobrado la adopción filial, afiance nuestra esperanza de resucitar gloriosamente.
Este pasaje lo mismo que los demás relatos evangélicos sobre la resurrección, afirman que el Crucificado es el mismo Resucitado; el mismo Jesús con el que compartieron vida y misión es el que ahora se deja ver, asegurándoles que vive, llenándolos de alegría y paz, y dándoles la fuerza de su Espíritu como les había prometido.
El evangelio de hoy no pretende darnos noticia de un hecho como lo haría un periodista, sino que, además, nos transmite lo que los primeros discípulos vivieron tras la muerte de Jesús, y no encontrando las palabras adecuadas para expresar la realidad vivida, lo comunican con los relatos simbólicos que leemos en el evangelio, de modo que lo que fue buena noticia para ellos, que les cambió su vida por completo, lo ofrecen como buena noticia para quienes quieran escuchar y acoger.
Aquella noche, los discípulos no habían cogido nada; la noche representa la ausencia de la luz que es Jesús resucitado; sin Jesús todo se hace oscuro. A veces, en nuestra vida, parece que todo se pone en contra y nuestras “redes”, es decir, nuestra vida está vacía. Por ello, es importante preguntarnos: ¿Qué alimenta, sostiene y llena de sentido nuestra vida?
Jesús resucitado aglutina en torno a sí aquel grupo de discípulos junto al mar de Tiberíades, así también Jesús es el centro de todo grupo cristiano que forma parte de su familia, la Iglesia.
lunes, 25 de abril de 2022
Día 24 de abril de 2022. Domingo 2º de Pascua o Domingo de la Divina Misericordia.
LECTURAS
- Hechos de los Apóstoles 5,12-16
- Salmo responsorial
- Apocalipsis 1,9-11a.12-13.17-19
- Juan 20,19-31
Todos
los relatos evangélicos sobre la resurrección nos hablan de la
misma realidad:
a) Que Jesús se hace presente ante los
discípulos cuando menos lo esperan y eso sucede en la vida real o cotidiana, y
no de manera espectacular, ni en el marco grandioso del templo de Jerusalén,
sino cuando están reunidos, llenos de miedo por miedo a los judíos, o cuando
están pescando porque ya no esperaban nada más de Jesús, pensando que había muerto y todo había
terminado.
b) Siempre es Jesús quien lleva la
iniciativa: es Jesús el que se “deja ver”, con lo que se sugiere que lo que los discípulos experimentan no es invención subjetiva, fruto de su imaginación,
porque ¿cómo se les va a ocurrir a los testigos de un fracasado que ha muerto
en la cruz, afirmar que ha resucitado si
no hubiera sucedido realmente?
c) Jesús al hacerse “presente” lo hace con
presencia cercana, amistosa, lleno de interés por ellos, provocando en ellos
alegría y paz, y esto se expresa en el mismo saludo: “paz a vosotros”, en el
hecho de ”comer” con ellos y “estar juntos”.
d) En todas las apariciones hay un aspecto problemático: hay vacilaciones,
dudas. La incredulidad de Tomás nos quiere decir que fue difícil para todos los
discípulos aceptar la nueva realidad de Jesús resucitado, que les desbordaba,
pero que al mismo tiempo los llenó de alegría, de vida y valentía.
Jesús les dio el encargo expreso de ser sus testigos: “Como el Padre
me envió, así también os envío yo… Recibid el Espíritu Santo; a quienes
perdonéis los pecados les serán perdonados, a quienes se los retengáis, les
serán retenidos”.
Hay
mucha gente que dice: “yo creo en Dios, pero no creo en la Iglesia”. Y sin
embargo, Jesús ha encomendado su propia misión, la que realizó de parte de
Dios, a hombres y mujeres con defectos y pecados, con cualidades y virtudes. Así lo fueron los primeros
discípulos y así lo somos los
discípulos de ahora, que somos y
formamos la Iglesia de Jesús.
Anunciar el Evangelio que mueve a creer, y
perdonar los pecados por medio de los sacramentos es la misión que Jesús ha
confiado a la Iglesia.
Hoy
se repite lo del “día primero” que se dice varias veces en el evangelio, que es
el domingo, “día del Señor”, día en que la Iglesia es convocada para celebrar
al Señor resucitado.
Y
hoy Dios sigue dando el Espíritu Santo a la Iglesia, para que en medio del mundo en que le toca
vivir, experimente y viva los mismos
dones que el Resucitado nos da: la paz que edifica, el perdón de los pecados y la presencia del Espíritu que
empuja y alienta en el camino.
HOJA DOMINICAL DIOCESANA
Todos los relatos evangélicos sobre la resurrección nos hablan de la misma realidad:
a) Que Jesús se hace presente ante los discípulos cuando menos lo esperan y eso sucede en la vida real o cotidiana, y no de manera espectacular, ni en el marco grandioso del templo de Jerusalén, sino cuando están reunidos, llenos de miedo por miedo a los judíos, o cuando están pescando porque ya no esperaban nada más de Jesús, pensando que había muerto y todo había terminado.
b) Siempre es Jesús quien lleva la iniciativa: es Jesús el que se “deja ver”, con lo que se sugiere que lo que los discípulos experimentan no es invención subjetiva, fruto de su imaginación, porque ¿cómo se les va a ocurrir a los testigos de un fracasado que ha muerto en la cruz, afirmar que ha resucitado si no hubiera sucedido realmente?
c) Jesús al hacerse “presente” lo hace con presencia cercana, amistosa, lleno de interés por ellos, provocando en ellos alegría y paz, y esto se expresa en el mismo saludo: “paz a vosotros”, en el hecho de ”comer” con ellos y “estar juntos”.
d) En todas las apariciones hay un aspecto problemático: hay vacilaciones, dudas. La incredulidad de Tomás nos quiere decir que fue difícil para todos los discípulos aceptar la nueva realidad de Jesús resucitado, que les desbordaba, pero que al mismo tiempo los llenó de alegría, de vida y valentía.
Jesús les dio el encargo expreso de ser sus testigos: “Como el Padre
me envió, así también os envío yo… Recibid el Espíritu Santo; a quienes
perdonéis los pecados les serán perdonados, a quienes se los retengáis, les
serán retenidos”.
Hay
mucha gente que dice: “yo creo en Dios, pero no creo en la Iglesia”. Y sin
embargo, Jesús ha encomendado su propia misión, la que realizó de parte de
Dios, a hombres y mujeres con defectos y pecados, con cualidades y virtudes. Así lo fueron los primeros
discípulos y así lo somos los
discípulos de ahora, que somos y
formamos la Iglesia de Jesús.
Anunciar el Evangelio que mueve a creer, y
perdonar los pecados por medio de los sacramentos es la misión que Jesús ha
confiado a la Iglesia.
Hoy
se repite lo del “día primero” que se dice varias veces en el evangelio, que es
el domingo, “día del Señor”, día en que la Iglesia es convocada para celebrar
al Señor resucitado.
Y
hoy Dios sigue dando el Espíritu Santo a la Iglesia, para que en medio del mundo en que le toca
vivir, experimente y viva los mismos
dones que el Resucitado nos da: la paz que edifica, el perdón de los pecados y la presencia del Espíritu que
empuja y alienta en el camino.
HOJA DOMINICAL DIOCESANA
domingo, 17 de abril de 2022
Día 17 abril de 2022. Domingo de Resurrección.
LECTURAS
- Hechos de los Apóstoles 10,34a.37-43
- Salmo responsorial 117,1-2ab-17.22-23
- 1 Corintios 5,6b-8
- Juan 20,1-9
“No está aquí, ¡ha resucitado!”, es la buena noticia que recibieron las mujeres que fueron al sepulcro en la madrugado del primer día de la semana, según leemos en el evangelio.
La resurrección de Cristo es luz que ilumina el mundo y a cada creyente, llenando de sentido su vida y futuro como nos ha dicho san Pablo: “los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo, fuimos incorporados a su muerte…, y así como Cristo fue despertado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andamos en una vida nueva”. Así pues, por el bautismo participamos de su muerte y resurrección, y hoy la actualizamos y por ello dentro de unos momentos renovaremos las promesas del bautismo. La bendición del agua, las renuncias al pecado y confesión de fe, la aspersión del agua son signos que permiten volver a vivir el bautismo recibido.
En los apóstoles y demás discípulos sucedió algo importante tras la muerte de Jesús: ellos no habían comprendido muchas cosas de Jesús, porque estaban pegados a lo terreno y esperando una salvación puramente humana. Sólo después de la muerte, descubrieron, no por razonamiento, sino por vivencia, porque Jesús "se dejó ver”, calando en ellos la convicción de que Jesús está vivo y les comunicaba la Vida. Esto es lo que los discípulos intentaron trasmitir a los demás, cumpliendo la misión que Jesús les encargó, haciéndose realidad lo que Jesús había anunciado: “Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí aunque haya muerto vivirá, y todo el que vive y cree en mí no morirá para siempre”.
Con
la resurrección de Jesús, sus discípulos ya
no volvieron a ser los mismos. El encuentro con Jesús, lleno de vida
después de su muerte, transformó
totalmente a los discípulos como vemos en los diversos testimonios de la
Escritura.
Lo que había dicho Jesús era verdad: “Dios no
es Dios de muertos, sino de vivos”. Y por tanto, no estamos solos ni perdidos ante la muerte; Dios nos quiere
llenos de vida y nos pide que pongamos vida donde otros ponen muerte,
cumpliendo aquellas palabras de Jesús: “Si el grano de trigo cae en tierra y
muere, entonces dará mucho fruto”.
HOJA DOMINICAL DIOCESANA