viernes, 19 de abril de 2024

Día 21 abril de 2024. Domingo IV de Pascua. Jornada de oración por las vocaciones.

 


LECTURAS

Hechos de los Apóstoles 4, 8-12
Salmo responsorial 117, 1.8-9.21-23.26.28-29
1 Juan 3, 1-2
Juan 10, 13-18



Al decir Jesús “Yo soy el Buen Pastor”, indica también cuáles son las características de su relación con aquellos que le siguen: él no trabaja por un jornal o interés material, a los que le siguen no los abandona nunca, y sabe ver las trampas de los lobos o de quienes pueden producir el mal y por eso avisa y defiende. Uno de los rasgos identificativos de este buen pastor, que es Jesús, es que “conoce” a sus ovejas, y ellas lo reconocen. Es una actitud propia de Dios mismo: “Conozco a mis ovejas, y ellas me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre”.

Pero este conocer no es un conocimiento intelectual, sino un conocimiento de experiencia personal. En el evangelio de Juan, “conocer” no tiene nada que ver con una un saber intelectual o un saber cosas, sino que se trata de conocer desde dentro. De hecho, cuanto más conocemos a alguien, más lo conocemos por dentro. Así, en este evangelio, cuando se habla de conocer, se trata de un conocer que denota comunión y relación afectiva con el otro.

 Otro rasgo del “buen pastor”, Jesús, es que ama a los discípulos hasta dar la vida por ellos, dándoles también la vida de resucitados; por eso dijo que iba a prepararles un lugar para que donde él esté, estén también sus discípulos. Esto mismo nos lo ha dicho san Juan, en la segunda lectura: “Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!... Sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es”. Ese amor del Buen Pastor se muestra en que entrega la vida: “Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente”.  Es la manera de ser de Dios: “porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito para que el mundo se salve por él”.

 Por el bautismo, el cristiano es constituido “pastor”, lo que significa tener los oídos bien abiertos para descubrir las necesidades del otro y poder servirlo, y así parecerse a Jesús, como Jesús se parece al Padre.  La entrega se manifiesta en aquella actitud que propuso Jesús: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto”.

Hoy es la jornada de oración por las vocaciones. Es decir, Dios que nos ha llamado a ser cristianos, nos invita a cada uno a qué vivamos el seguimiento de Jesús sirviendo a los demás, poniendo en acción todas las cualidades y dones que hemos recibido gratuitamente.



 LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

          HOJA DOMINICAL DIOCESANA


 

 




viernes, 12 de abril de 2024

Día 14 abril de 2024. Domingo III de Pascua.



 LECTURAS

  • Hechos de los Apóstoles 3,13-15.17-19
  • Salmo responsorial 4, 2.7.9
  • 1 Juan 2, 1-5a
  • Lucas 24, 35-48



El evangelio de este domingo, 3º de Pascua, sigue presentando las apariciones de Jesús resucitado. La de hoy, del evangelio de Lucas, es continuación de aquella escena del encuentro de Jesús resucitado con los discípulos de Emaús, primero por el camino, y luego, en la casa durante la cena, cuando descubren que es Jesús al partir el pan. Dichos discípulos de Emaús, después de aquel encuentro, de inmediato, vuelven a Jerusalén para encontrarse con la comunidad reunida y explicarles la experiencia que han tenido del encuentro con Jesús. Y es allí mismo, junto al resto de discípulos reunidos donde, de nuevo, Jesús se hace presente y se deja ver.

 ¿Por qué esta insistencia en querer mostrar, tocar, comer? Con este lenguaje, se nos está diciendo que Dios se hace presente en la historia humana, mediante la encarnación de Dios en Jesús, y ahora, en la resurrección. Y, por tanto, se nos está enseñando que la fe no es una idea, o un sentimiento, sino el encuentro con una persona, Dios que ha asumido la humanidad en Jesús.

  Si miramos todo el evangelio, observamos que Dios mediante la Encarnación se pone a nuestra altura para que tengamos acceso a él, de otra manera imposible.  Si recordamos el principio del evangelio de Lucas, cuando el nacimiento de Jesús, el ángel dice a los pastores: “Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”. Y cuando Jesús instituyó la Eucaristía, se dice: “Tomó pan, y después de pronunciar la bendición, lo partió, lo dio a los discípulos y les dijo: “Tomad, comed: esto es mi cuerpo".

La presencia de Jesús resucitado también se da en la “carne” de los hombres y mujeres, como el mismo Jesús nos indica con una parábola, dónde se identifica con el cuerpo de quienes sufren: “Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber…, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis… En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis” (Cf Mt 25, 35-40).

  Lo que dice Jesús al final del evangelio: “Vosotros sois testigos de esto”, son palaras que nos dirige también a nosotros, hoy y en cada Misa dominical.


LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

HOJA DOMINICAL DIOCESANA


 



sábado, 6 de abril de 2024

Día 7 abril de 2024. Domingo II de Pascua.

 


LECTURAS

  • Hechos de los Apóstoles 4, 32-35
  • Salmo responsorial  117,2-4.16ab-18.22-24
  • 1 Juan 5, 1-6
  • Juan 20, 19-31

“Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: “paz a vosotros””. Es la primera vez que Jesús se “deja ver” por los discípulos después de su muerte en la cruz. Es el día de la resurrección, es la “Pascua de Jesús”; por eso, es el “día del Señor”, el “domingo”. Esta fue la característica que identificaba a los primeros cristianos, que se reunían cada 8 días, porque sabían que el Señor resucitado se hacía presente en la comunidad congregada. A este día lo llamaron “domingo”, porque en este día Jesús resucitó. Dicho encuentro, hoy, tiene lugar en la Eucaristía o Misa.

Uno de los discípulos, Tomás, no estaba con el grupo de discípulos, y no podía creer, por más que les digan sus compañeros: “Hemos visto al Señor”.

Tomás no cree porque no estaba con el grupo, y dice: “si no le veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto la mano en su costado, no lo creo". Ocho días después, el grupo de discípulos estaba reunido, y Tomás con ellos, cuando Jesús de nuevo se deja ver. Y Jesús dirigiéndose a Tomás le dice: “Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano, aquí tienes mi costado”. Y de inmediato Tomás creyó, y dijo: “Señor mío, y Dios mío”. Jesús respondió: “Porque me has visto has creído”. “Dichosos los que crean sin haber visto”. 

Estas palabras últimas, sin duda, están dirigidas a nosotros, los que creemos en Jesús, no porque lo hemos visto físicamente, sino porque lo hemos visto con los ojos del corazón, gracias a la fe que hemos recibido a través de la Iglesia, que, reunida en torno a Jesús, cada domingo, escucha la Palabra, crece en la fe, celebra y ora dicha fe y la vive en el día a día. Por eso, el domingo, día del Señor, es el día de la fe, el día de la eucaristía, el día de la Iglesia.


LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

HOJA DOMINICAL DIOCESANA



 


sábado, 23 de marzo de 2024

Día 24 marzo de 2024. Domingo de Ramos.

 


LECTURAS 

  • Procesión Ramos: Marcos 11, 1-10
  • MISA:
  • Isaías 50, 4-7
  • Salmo responsorial 21,8-9.17-18a.19-20.23-24
  • Filipenses 2, 6-11
  • Marcos 14, 1-15,47



La celebración de este día es un auténtico pregón de la Semana Santa. La Iglesia nos invita a centrar nuestra mirada en Jesús para contemplar lo que Él significa para cada uno de nosotros. Es una llamada a la contemplación de los misterios centrales de nuestra fe: por la pasión, muerte y resurrección de Jesús la humanidad ha sido salvada y, nosotros los creyentes, hemos resucitado con Él y en Él por el bautismo.

 Jesús hizo su entrada solemne en Jerusalén montado sobre un borrico. No lo hizo en un poderoso caballo, rápido y elegante, tirando de un carro de guerra, como hacían el emperador de Roma o sus generales. No llega para acabar con todos los que se le oponen. Más bien llega, para comenzar un nuevo reino de servicio, de amor y de paz, como dijo el profeta Zacarias (¡Alégrate, hija de Sión! ¡Grita de alegría, hija de Jerusalén! Mira, tu rey viene hacia ti, justo, salvador y humilde. Viene montado en un asno, en un pollino, cría de asna (Zac 9,9). El asno es un animal humilde, símbolo del servicio, porque servir es llevar la carga de los demás, como hace el asno. Lo hemos escuchado en la lectura de Isaías, quien nos presenta la imagen de un Mesías distinto a como esperaban los judíos, un Mesías que no responde a la violencia con violencia, sino que con la ayuda de Dios, lo soporta todo y dice palabras de aliento.

 La 2ª lectura de san Pablo nos recuerda que Jesús “actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz”. Es la consecuencia de la Encarnación: Dios en Jesús se hizo “hombre” hasta el final, con todas las consecuencias: estuvo en el mundo como uno más, pasando frío y calor, hambre y sed, alegrándose y llorando con y por sus amigos. Muriendo por todos y cada uno, nos abrió las puertas de la salvación.

En el evangelio hemos escuchado la Pasión de Nuestro Señor, que es el marco de las celebraciones litúrgicas de la Semana Santa, especialmente el Triduo Pascual, con la celebración de la Cena del Señor en Jueves Santo tarde, la Pasión y Muerte del Señor el Viernes Santo por la tarde, y la Resurrección con la gran celebración de la Vigilia Pascual y Domingo de Pascua.



Vivamos la Semana Santa, poniendo nuestra mirada en Jesús crucificado, alzando nuestros corazones a Dios con una actitud de oración silenciosa, rezando por toda la humanidad y meditando los misterios de la pasión, muerte y resurrección del Señor.


LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

HOJA DOMINICAL DIOCESANA

 


domingo, 17 de marzo de 2024

Día 17 marzo de 2024. Domingo V de Cuaresma. Día del Seminario.

 




LECTURAS

  • Jeremías 31, 32-34
  • Salmo responsorial
  • Hebreos 5, 7-9
  • Juan 12, 20-33






La "hora" de Jesús hace alusión a su “muerte y resurrección”, y el sentido de la misma lo explica Jesús con el símil del grano de trigo, que se aplica a sí mismo.

Con la parábola del grano de trigo, Jesús manifiesta que se acerca el momento de su pasión, su elevación en la cruz, su muerte y sepultura. Pero está enseñando que, ante estos acontecimientos, hay que ir más allá de las apariencias. El grano de trigo, cuando entra en la tierra, muere, y aparentemente todo ha acabado. Pero no es así. En su momento, germina, aparece el tallo y crecerá hasta convertirse en espigas de trigo que nos alimentan y dan vida. Igualmente sucede con la muerte de Jesús: cuando sea elevado en la cruz, muera  y sea colocado en el sepulcro, aparentemente todo habrá acabado, pero no será así. En la madrugada del Domingo de Pascua, los discípulos encontraron el sepulcro vacío, signo de que Jesús ha resucitado y está en la gloria de Dios Padre

Con la parábola del grano de trigo, Jesús está afirmando también que la verdadera fe en él tendrá lugar después de su muerte y resurrección, que el paso de la muerte y de este mundo a la Vida y gloria plena de Dios, siendo para siempre el Mediador entre Dios y la humanidad.

Al mismo tiempo, las palabras de Jesús son una invitación a sus discípulos a seguir sus huellas y ser “grano de trigo” en el mundo. Al decir “morir para dar mucho fruto” nos está diciendo ¡cuidado con las falsas seguridades!: el tener, el poder, el aparentar, el sentirse centro de todo y de todos. Por eso añade Jesús: "El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la Vida Eterna”. Jesús nos enseña que dar la propia vida es la medida del amor, y esto no es una pérdida sino ganancia; lo contrario es vivir de manera egocéntrica; esto sí que es perder lo mejor de la vida, es la mentalidad del mundo, contraria al camino de Jesús. Por eso los poderes de este mundo lo llevaron a la muerte. Pero Jesús venció a la muerte y al mundo.

 Así, Jesús afirma que su destino alcanza de lleno a sus discípulos. La muerte y resurrección de Cristo es la muerte y resurrección de sus discípulos, como nos enseña san Pablo: “Cristo ha resucitado de entre los muertos y es primicia de los que han muerto… El primero en resucitar Cristo, después todos los que son de Cristo” (1 Cor 15).


DÍA DEL SEMINARIO

Los griegos se dirigieron a Felipe, pidiéndole: "Queremos ver a Jesús”. ¿Por qué se dirigen a Felipe? Porque era del grupo de Jesús y podría facilitar el encuentro, como así hicieron Felipe y Andrés, ambos apóstoles de Jesús.

 Todo cristiano que viva su fe conscientemente forma parte de la familia de Jesús, en la que se nace por el bautismo y la fe en el Dios de Jesucristo. Hemos sido llamados a seguir y ser amigos de Jesús; él es nuestro hermano mayor y el mejor amigo, porque él nos da la vida de Dios que será eterna y feliz.

Pero entre sus amigos, los cristianos, Jesús toca el corazón de algunos de ellos, para hacerse presente sacramentalmente. Estos son los presbíteros o sacerdotes; cristianos llamados a servir al Pueblo de Dios con actitudes de cercanía a las personas, de acogida y de escucha, como hicieron Felipe y Andrés con aquellos griegos.

  El sacerdote tiene la misión de anunciar la Palabra de Dios y presidir los sacramentos en nombre de Jesucristo, y ser factor de unidad entre las distintas personas y grupos de la parroquia.

Por ello, la Iglesia dedica este día del Seminario, invitando a todos los cristianos a orar por los sacerdotes, y orar también para que haya jóvenes que, escuchando en su corazón la voz de Jesús, respondan con alegría y disponibilidad.

El Seminario es el centro de formación, donde se preparan los futuros sacerdotes, que deben ser según el modelo de Jesucristo, el Buen Pastor.

Oramos especialmente por los seminaristas que se están formando, oramos por su formadores y profesores. Y también, hoy, que nuestra colaboración económica sea nuestro apoyo familiar para facilitar la formación de los futuros sacerdotes.



LECTIO DIVINA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA


HOJA DOMINICAL DIOCESANA

viernes, 8 de marzo de 2024

Día 10 marzo de 2024. Domingo IV de Cuaresma.

 

LECTURAS

  • 2 Crónicas 36,14-16.19-23
  • Salmo responsorial 136,1-2.3.4.5.6
  • Efesios 2,4-10
  • Juan 3,14-21


   Jesús retomando una “leyenda” de cuando el pueblo hebreo hacía la travesía del desierto camino de la Tierra Prometida, se la aplica a sí mismo, diciéndole a Nicodemo: “lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del Hombre”¿Qué significan estas palabras de Jesús? Significan que Jesús, elevado en la cruz (crucificado y resucitado), es esa “serpiente”; es decir, Jesús, es la Presencia salvadora de Dios para todo el mundo. Y, por tanto, creer en Jesucristo, muerto y resucitado, es tener fe en el Amor misericordioso de Dios, que se ha manifestado en Jesucristo. Así pues, el Evangelio de hoy nos invita a “alzar nuestra mirada”, no a la serpiente de bronce, sino al mismo Jesús Crucificado y Resucitado, que ofrece la Vida plena para todos.

    Hoy también andamos mordidos por muchas “serpientes”, como los israelitas en el desierto: mordidos por las serpientes de la ambición de poder,  mordidos también por la serpiente del ansia de ganar dinero que genera tanta violencia e injusticias, tantas tramas corruptas, situaciones de hambre, de guerra, de países ricos en materias primas pero condenados a la miseria por intereses económicos de los países ricos. Y también, mordidos por la serpiente de un terrible vacío existencial y pérdida del sentido de la vida.

   Y la razón por la que Jesús aceptó ser elevado en la cruz es porque “tanto amó Dios al mundo, que entregó a su único Hijo para que no perezca ninguno de los que creen en El, sino que tengan Vida Eterna”.  Aquí radica el corazón de la fe cristiana, la Buena Noticia, la alegría del Evangelio. Dios no dice “basta” al desmadre de los seres humanos, sino que nos entrega a su Hijo, y nos da todo lo que tiene, para que todo hombre y mujer puedan salvarse por medio del que ha sido ” elevado sobre la Cruz” para nuestra salvación. Este “tanto amó Dios al mundo” es el corazón del Evangelio y de toda la Revelación cristiana. Dios ama este mundo con sus contradicciones, no retira ni disminuye su amor, porque Dios es amor y, en consecuencia, solo puede amar. Pero de nosotros depende acoger o no ese designio de amor de Dios.

LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISISDRO DE ALMANSA


HOJA DOMINICAL DIOCESANA

  

 

sábado, 2 de marzo de 2024

Día 3 marzo del 2024. Domingo III de Cuaresma.

 

LECTURAS

  • Éxodo 20, 1-17
  • Salmo responsorial
  • 1 Corintios 1, 22-25
  • Juan 2, 13-25

    El Templo de Jerusalén, como bien sabemos, era el centro religioso nacional de los judíos, considerado el lugar de la presencia de Dios, y, en consecuencia, lugar de las grandes celebraciones religiosas. Por tanto, el Templo de Jerusalén merecía el respeto de todos.

   Jesús realiza un gesto provocativo: la expulsión de los mercaderes del Templo. La acción de Jesús fue, por una parte, un gesto de purificación, denunciando que estaba manchado por el mercantilismo: “No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre”, les dice Jesús. Pero también fue anuncio de la nueva relación con Dios que introduce Jesús y que ofrece a la humanidad.

   Los judíos le piden explicaciones sobre su proceder, y Jesús responde que la presencia de Dios no está en un edificio de piedra, sino en una persona: “Destruid este Templo, y en 3 días lo levantaré”; con estas palabras Jesús se refiere a sí mismo, a su muerte y resurrección, por la que llamará a toda la humanidad a vivir el encuentro definitivo con Dios. De este modo, Jesús anuncia el fin de un sistema de relacionarse con Dios, como era la Alianza antigua, de la cual el Templo era el símbolo, y anuncia un modo nuevo de relación, la nueva Alianza que él instaura, indicando que su cuerpo, en el que habita Dios, será destruido por la muerte en la cruz, pero será levantado por la resurrección”. Los judíos no entendieron, y siguieron pensando en el Templo de piedra como indica la respuesta que dan: “46 años ha costado construir este templo, y ¿tú lo vas a levantar en 3 días? Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y cuando resucitó, los discípulos se acordaron de lo que había dicho…”

   El evangelio de hoy muestra a Jesús “indignado” por el abuso que se realiza en el Templo: “No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre” ¿Nos indignamos por los que sufren la guerra y la violencia, por los que pasan hambre, por los que son objeto de tráfico humano, por los extranjeros explotados, por la manipulación por parte de quienes nos gobiernan? Nuestra indignación nos debe llevar a reaccionar como Jesús, manifestando indignación, al tiempo que compasión, humanizando nuestras relaciones. Ojalá este tiempo de cuaresma fuera tiempo de expulsar tantas cosas que creyendo nos acercan a Dios, se convierten en obstáculo para amar y servir al único Templo que cuenta a los ojos de Dios: todo ser humano, comenzando por los más necesitados.

LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

HOJA DOMINICAL DIOCESANA

 

 

 

 

 

 

 

 

 



viernes, 16 de febrero de 2024

Día 18 febrero de 2024. Domingo I de Cuaresma.

 

LECTURAS

  • Génesis 9,8-15
  • Salmo responsorial  24, 4bc.6-7bc.8-9
  • 1 Pedro 3, 18-22
  • Mateo 1,12-15

El evangelio de hoy sitúa a Jesús en el desierto, dedicado durante 40 días a prepararse a la misión de predicar la Buena Noticia a las gentes de Palestina. Pero, sobre todo, esos 40 días en el desierto es un marco dentro del cual se resume la vida terrena de Jesús, durante la cual fue probado, sintió la tentación respecto a su misión, permaneciendo fiel a la voluntad de Dios, y de ahí que se gane la cruz y la asuma con todas las consecuencias. La carta a los Hebreos lo dice así:” Jesús ha sido probado en todo, como nosotros, menos en el pecado”. El “como nosotros” nos está diciendo que Jesús es un hombre verdadero, que vive, crece, sufre, se alegra, se interroga, duda, como cualquier otro ser humano, pasando por el gran sufrimiento de la muerte en la cruz.

  El “desierto” ha sido siempre un lugar simbólico en la vida religiosa cristiana, que ha mirado la vivencia histórica y religiosa del pueblo hebreo en sus 40 años de estancia y paso por el desierto. Allí aprendió Moisés quién era el único Dios, Yahvé, y cuál era la misión a la que lo llamaba: sacar al pueblo hebreo de la esclavitud de Egipto y conducirlo a la nueva tierra, la tierra de sus antepasados. Jesús también fue al desierto donde, como todo ser humano, experimentó la tentación y se mostró como aquel que ha vencido el mal. Para nosotros cristianos, la Cuaresma hoy es un tiempo de desierto, de silencio, de oración, para ir a las raíces de nuestra fe cristiana, que muchas veces olvidamos o no hemos descubierto todavía, de ahí que vivamos muchas veces de manera superficial e incluso con indiferencia.

Con Jesús llegó al “Reino de Dios” que exige conversión, porque “convertirse”, en este caso del que habla el evangelio, implica cambiar de mirada, darse la vuelta para iniciar un camino distinto; en eso consiste la vida cristiana. Es encontrar en la vida de Jesús lo que Dios espera de la humanidad y por eso nos disponernos a vivir como Él vivió, a mirar el mundo desde el horizonte que Él lo hizo. Quienes acogen sus palabras, acogen los valores que Jesús propone en el evangelio: reconocen y creen en el amor misericordioso de Dios, al que responden agradecidos, y por ello se comprometen en la transformación del mundo, de la familia, de la misma Iglesia según los valores de Jesús; en eso consiste el “Reino de Dios”.

 LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ROQUE DE ALMANSA

HOJA DOMINICAL DIOCESANA

 

 

 

 

miércoles, 14 de febrero de 2024

Día 14 febrero de 2024. Miércoles de Ceniza.

 CUARESMA 2024


LECTURAS

  • Joel 2, 12-18
  • Salmo responsorial 50,  3-6.12-14.17
  • 2 Corintios 5,20-6,2
  • Mateo 6,1-6.16-18


    El primer acento de este comienzo de Cuaresma es una llamada a superar la superficialidad; nos lo recuerda una frase clásica  que se pronuncia al imponer la ceniza sobre la cabeza: “Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás”, con lo que se subraya la caducidad de todo, incluso de nuestra vida terrena. La ceniza visualiza y recuerda nuestro engaño de correr tras de tantas cosas que nos llenan el corazón, pero que no pueden darnos la vida que perdura, y hacen de este mundo un lugar agresivo e injusto.

   En Miércoles de Ceniza, todas las lecturas de la Palabra de Dios proponen la conversión, es decir, reconocer con espíritu arrepentido la falsa vida que llevamos a veces, marcada por la inhumanidad de nuestras relaciones y pecados. “Conversión” significa cambiar de mentalidad y de intereses; en definitiva, dar importancia a lo que la tiene, viviendo según el Espíritu de Dios, que se nos dio por el Bautismo y la Confirmación. De ahí que la llamada de Jesús: “Convertíos y creed en el Evangelio”,  no es otra cosa que llamada a ser discípulos de verdad, y tratarnos unos a otros como hijos de Dios que somos y miembros de la familia de Dios, la Iglesia, reunidos en ella por la muerte y resurrección de Cristo.

     En este día y durante toda la Cuaresma, iremos viendo cómo Dios toma la iniciativa, y nos busca para darnos la salvación. Así, el profeta Joel, en la primera lectura de hoy, nos dice que Dios “es un Dios compasivo y misericordioso, lento a la cólera y rico en amor, que siempre está dispuesto a compadecerse de su pueblo, cuando éste acude con actitud sincera de conversión y arrepentimiento”. San Pablo, en la segunda lectura, también nos dice: “Reconciliaos con Dios”, y añade: “Ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la salvación”.

    En el Evangelio, Jesús nos muestra que la conversión consiste en la autenticidad de vida: que lo que se haga, se haga de corazón, afectando a todas las dimensiones de la persona, y por ello habla de nuestra relación con los otros, de nuestra relación con Dios, y con nosotros mismos. Y no os propone 3 actitudes, indicadas con ejemplos concretos: la limosna, la oración, y el ayuno o austeridad como alternativa de vida frente a un mundo que nos ha acostumbrado a no negarnos capricho alguno. 

    En la Biblia, el ayuno implica vivir en justicia y compartir los bienes propios con los más pobres. Así nos lo recuerda el profeta Isaías: “Este es el ayuno que yo quiero: soltar las cadenas injustas, liberar a los oprimidos, partir tu pan con el hambriento, cubrir a quien va desnudo y no desentenderte de los tuyos”.


TODOS LOS VIERNES DE CUARESMA, AL TÉRMINO DE LA MISA, A LAS 20,OOH TENDREMOS VIA CRUCIS.

EL 20 DE MARZO, MIÉRCOLES, A LAS 20,00H: CELEBRACION PENITENCIAL COMUNITARIA CON CONFESIONES.



 

 



sábado, 10 de febrero de 2024

Día 11 febrero de 2024. Domingo VI del Tiempo Ordinario. Día de Manos Unidas. Jornada Mundial del Enfermo.

 


«El Efecto Ser Humano» es el lema que propone Manos Unidas para la Campaña 2024 contra el hambre en el mundo que comienza con el  Día del Ayuno Voluntario, el viernes 9 de febrero, y que celebra su Jornada mundial y colecta de la campaña el domingo 11 de febrero.

Manos Unidas busca en esta nueva campaña concienciar a la sociedad de cómo la crisis medioambiental está afectando a millones de personas, sobre todo del Sur global, perjudicando sus derechos más básicos como el derecho a la alimentación, al agua potable, a la salud, a una vida digna, a un entorno saludable, generando una gran injusticia climática.

LECTURAS 

  • Levítico 13, 1-2.44-46
  • Salmo responsorial  31,1-2.5-11
  • 1 Corintios 10, 31-11,1
  • Marcos 1,40-45

     

     Como relata el evangelio de hoy, un leproso, en tiempos de Jesús, era un excluido social, un descartado.

    La Palabra de Dios nos pone de cara todos los “leprosos” de nuestro mundo, excluidos por la “cultura del descarte”, ya sea por motivos de pobreza, dependencias, enfermedades psíquicas o minusvalías. Como seguidores de Jesús no podemos dejar que se nos endurezca el cuello de tanto mirar al otro lado para no ver esas situaciones de exclusión y marginación.

    Este domingo, 11 de febrero, es la fiesta de la Virgen de Lourdes, y por ello también la Jornada Mundial del enfermo, lo que nos invita a orar y sentirnos cercanos de los que sufren por enfermedad o por la debilidad propia de la ancianidad. El buen samaritano del evangelio, que todos conocemos, nos muestra cómo sentirnos prójimos de aquel que sufre, acercándonos y echando una mano para paliar su sufrimiento.

     Hoy también celebramos el día de Manos Unidas o Campaña contra el hambre en el mundo. Según la OMS, alrededor del 40% de los adultos tienen sobrepeso, y el 13% son obesos. Es incalculable la cantidad de comida que se estropea, que se tira o que no se aprovecha. En España, según el Ministerio de Agricultura, en 2021 se calculó que se tiró 1,2 millones de toneladas de alimentos (28 kilos por persona). Por ello, Manos Unidas (una ONG de la Iglesia católica y de voluntarios), que busca la promoción y desarrollo de los pueblos empobrecidos, llama a la puerta de nuestra conciencia y de nuestras parroquias, para que colaboremos en paliar el drama del hambre en el mundo. 

  • A las puertas de la Cuaresma, podemos entrar en nuestra conciencia y preguntarnos cuántas cosas que compramos no son necesarias y están de más, porque la cultura del consumo nos empuja a gastar más y más, sin necesidad realmente. Si tenemos conciencia de buenos samaritanos, podemos preguntarnos qué puedo compartir de mi bolsillo para hacer posibles proyectos en favor de los empobrecidos.

LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA


HOJA DOMINCAL DIOCESANA


Se desarrolla del 11 de febrero, festividad de Nuestra Señora de Lourdes, al 5 de mayo de 2024, VI Domingo de Pascua

“Comprendo a las personas que tienden a la tristeza por las graves dificultades que tienen que sufrir, pero poco a poco hay que permitir que la alegría de la fe comience a despertarse, como una secreta, pero firme confianza, aun en medio de las peores angustias»

(Papa Francisco, Exh. Ap. Evangelii gaudium 6).

sábado, 3 de febrero de 2024

Día 4 Febrero de 2024. Domingo V del Tiempo Ordinario.


 LECTURAS

  • Job 7,1-4.6-7
  • Salmo responsorial 146, 1-2.3-4.5-6
  • 1 Corintios 9,16-19.22-23
  • Marcos 1,29-39

La vida no siempre es fácil, pues vivimos situaciones que nos llevan al desánimo, desencanto, y finalmente a la falta de esperanza y sentido de vida.

El libro de Job (1ª lectura) nos muestra a un hombre que presenta ante Dios su existencia marcada por el dolor y el sufrimiento. Job se identifica con un jornalero-esclavo que no consigue lo que desea o merece, cómo es su caso. No descansa, se siente acosado día y noche: “corren mis días más que la lanzadera, hoy se van consumiendo faltos de esperanza… mis ojos no verán más la dicha”, termina diciendo Job.

Hoy día nos resulta fácil constatar que el grito de Job está presente en la vida diaria de muchos hombres y mujeres, de cientos de millones de seres humanos, en todos los rincones del mundo, personas que se enfrentan a una vida de lucha y dificultad y que les parece imposible salir de ese círculo vicioso de sufrimiento que viven.

En el Evangelio de hoy, continuación del domingo pasado, leemos un pasaje que podemos llamar” un día en la vida de Jesús". Después de salir de la sinagoga, cura a la suegra de Pedro, la población se agolpaba a la puerta, y saliendo curó a muchos enfermos, y así pasó el día hasta llegada la noche.

Se nos presenta a Jesús como curador, consciente del mal y del sufrimiento que hay en el mundo. Jesús hace honor al nombre que lleva (Dios salva) y manifiesta su poder contra el mal en todas sus formas.  

La primera mirada de Jesús se dirige al sufrimiento de las gentes más enfermas y desnutridas de Galilea; anuncia un Dios Salvador y amigo realizando gestos de bondad: bendice a los enfermos, libera a los leprosos de la marginación, abraza a los más frágiles y pequeños, libera a los poseídos por espíritus malignos, acoge a los pecadores despreciado por todos. Jesús anuncia a Dios curando la vida, y anuncia la salvación eterna sanando la vida actual. Este es el recuerdo que dejó Jesús, como dirá el apóstol Pedro: “Ungido por Dios con el Espíritu Santo, pasó por el mundo haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él” (Hch 10,38).

 LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA


          HOJA DOMINICAL DIOCESANA


 


sábado, 27 de enero de 2024

 Día 28 enero de 2024. Domingo IV del Tiempo Ordinario.


LECTURAS

  • Deuteronomio 18,15-20
  • Salmo responsorial 94, 1-2.6-7.8-9
  • 1 Corintios 7,32-35
  • Marcos 1,21-28


La gente es testigo y valora que Jesús no solo tiene una forma original de hablar, sino que también tiene poder sobre los espíritus malignos.

De esta manera el evangelio indica quién es Jesús: es el Mesías que enseña y cura, que trae una nueva interpretación de la ley y expulsa demonios. Es el auténtico profeta creíble del que habla la lectura del Deuteronomio que hemos escuchado, y, por tanto, Jesús es el auténtico mediador entre Dios y los seres humanos. No es de extrañar lo que dice la última línea del evangelio:” su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea”.

  ¿Quién era el hombre endemoniado de la sinagoga que se puso a gritar? Representa todo aquello que oprime y despersonaliza al ser humano, y que impide crecer como auténtica persona. La cultura de aquel tiempo atribuía con frecuencia las enfermedades psíquicas y físicas al influjo de alguna fuerza misteriosa diabólica (que llamaban” espíritu inmundo” o “endemoniado".

¿Quién es hoy entre nosotros el ser humano poseído por un “espíritu inmundo”?

Podemos ser hombres y mujeres que vivimos enganchados en mil formas de esclavitud. Hombres y mujeres manipulados por las ideologías, por el consumismo desenfrenado; hombres y mujeres que entienden por libertad hacer lo que les viene en gana, disponer de su cuerpo y su dinero como les plazca; o personas cuyo objetivo en la vida es el poder político o económico, y por ello actúan solo en función de sus intereses porque el bien común no cuenta para ellos.

Vivimos inmersos en la cultura del consumo, del espectáculo, de las apariencias y del “yo hago con mi vida lo que quiero” que, en el fondo, deja un gran vacío en nuestro corazón, y esto se aprecia en el sinsentido de la vida y un aburrimiento de muchísimas personas que, en bastantes ocasiones acaban en el suicidio, violencia, desestructuración familiar, actos terroristas.

Por contra, Jesús nos ofrece un camino de liberación, de esperanza y de alegría, como escuchamos el domingo pasado: “El Reino de Dios está cerca. Convertíos y creed en el Evangelio”. A esta llamada de Jesús muchos respondemos con la indiferencia, pues cuántos cristianos pasan de Jesús. No dejamos que Dios nos cultive con su Palabra y con la Eucaristía; cuántos pasan de la familia cristiana, cuántos pasan de celebrar la Eucaristía dominical; cuántos no escuchan la Palabra del Señor y no se dejan ayudar de posibles profetas que hay en medio de nosotros, que con su vida y testimonio nos están manifestando lo que Dios quiere para toda persona.

LECTIO DIVINA DESDE SAN ISIDRO DE ALMANSA

HOJA DOMINICAL DIOCESANA

JORNADA DE LA VIDA CONSAGRADA


Con el lema «Aquí estoy, Señor, hágase tu voluntad» se celebra la  XXVIII Jornada Mundial de la Vida Consagrada,  que coincide cada año con la fiesta de la Presentación del Señor, el 2 de febrero. Esta Jornada recuerda el don para la Iglesia y para el mundo de las personas consagradas «en su riqueza de modos y carismas, inspirados por el Espíritu Santo a través de la escucha y el discernimiento comunitario»,