LECTURAS
- Eclesiastés 1,2;2,21-23
- Salmo responsorial 89,2.3-4.5-6.12-13
- Colosenses 3,1-5.9-11
- Lucas 12,13.21
La parábola de Jesús es de actualidad también en nuestros días, como bien podemos ver y leer en noticias, reportajes de la TV, los personajes que aparecen en los medios de comunicación, en conversaciones con los compañeros de trabajo. Seguro que ese personaje de la parábola está presente entre nosotros, y nuestra sociedad lo admira y lo envidia. En la cultura del bienestar como llamamos a nuestra sociedad actual todo está orientado a “pasarlo bien” y nos quedamos enganchados en la evasión, el entretenimiento, la superficialidad, vivir a tope cada día y nada de preocupaciones o compromisos, de modo que “hacer lo que me da la gana” es la divisa de muchas personas, y “el problema de los demás no es mi problema”.
Pero
esa falsa seguridad y falso paraíso que se busca construir, tarde o temprano se
derrumbará, como le ocurre el rico de la parábola, porque un día, antes de lo
que uno espera, nos encontraremos con la pregunta en nuestra conciencia: “Qué he
hecho con todo lo que he acumulado; para qué ha servido”
Las palabras de san Pablo, en la segunda
lectura, nos invitan a tener una mirada de fe, porque somos
discípulos de Jesús. Y así nos dice: “Si habéis resucitado con Cristo,
buscad las cosas de arriba donde está Cristo resucitado; aspirad a las cosas de
arriba, no a las de la tierra”. Nos dice de pensar y buscar como Cristo, y en
consecuencia “dar muerte” a todo lo caduco, sabiendo que nuestra vida futura está escondida
en Cristo resucitado.