lunes, 28 de diciembre de 2020

Día 27 de diciembre de 2020. Domingo de la Sagrada Familia.

 

LECTURAS

  • Génesis 15,1-6;21,1-3
  • Salmo responsorial 127
  • Hebreos 11,8.11-12.17-19
  • Lc 2,22-40

Un refrán africano dice: “Si quieres ir rápido, camino solo, pero si quieres llegar lejos, ve acompañado”. La familia es la escuela donde aprendemos  a caminar acompañados: aprendemos a tejer relaciones con los otros miembros de la familia que, sin buscarlos, los encontramos según venimos a la vida; así, los hijos que van naciendo se encuentran con unos padres que ellos no han elegido, y si hay varios hijos, estos van encontrando  hermanos que ya están en la familia o que vendrán después.

En la familia se aprende a pedir  lo que necesitamos, y también se aprende  a agradecer lo que recibimos; se aprende a dar y recibir con amor, y cuando hay conflicto  y las relaciones se tensan, hay que procurar que el perdón y la reconciliación curen las heridas, porque  si esto no se hace a su debido tiempo, vendrán los conflictos incluso en el futuro.

El lema de esta jornada de la Sagrada Familia es: “Los ancianos, tesoro de la Iglesia y de la sociedad”. Presumimos de ser una  sociedad desarrollada y del bienestar, y sin embargo a veces, el cuidado de los mayores brilla por su ausencia, porque no se les atiende correctamente, bien porque se les considera inservibles, bien  porque son un estorbo que limita nuestra capacidad de movimiento. El Papa Francisco denuncia este modo de proceder actual, al que llama “cultura del descarte” porque, muchas veces,  se considera a las personas como cosas que una vez usadas, si resultan molestas se tiran.

Hoy se nos propone prestar una atención especial a los mayores, y mostrar nuestro cariño a quienes nos han dado todo, incluso la vida; a quienes se han desvivido y trabajado en condiciones difíciles para legarnos el mundo en el que hemos alcanzado gran progreso y del que disfrutamos como nunca.



LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: CUMPLIR LA PROMESA

HOJA DOMINICAL DIOCESANA

 



sábado, 19 de diciembre de 2020

Día 20 diciembre. Domingo IV de Adviento.

 

LECTURAS

  • 2 Samuel 7,1-5.8b-11.16
  • Salmo responsorial 88
  • Romanos 16,25-27
  • Lucas 1,,26-38


El relato evangélico nos presenta a María  receptora privilegiada del anuncio de la presencia de Dios en ella, y por ella  Dios se hará presencia histórica en la humanidad. María recibe con sorpresa  la gran noticia, en primer lugar porque “no conoce varón”, es decir, aunque está prometida a José, sin embargo todavía no viven juntos; y en  segundo lugar, le sorprende que  ella, una humilde aldeana, pueda dar a luz un hijo que se llamará Hijo del Altísimo, es decir, que procede  de Dios. El ángel  revela a María que Dios actuará de manera extraordinaria  en ella haciendo posible el misterio que se le anuncia: “El Espíritu Santo  vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra”.

Y María se  auto-presenta como humilde sierva que acepta el proyecto  de Dios, y con la respuesta: “Hágase en mí según tu palabra”,  acoge el Misterio  de su Hijo con actitud de obediencia y disponibilidad.

 El nacimiento de Jesús en Belén, sucedió históricamente hace  poco más de 2.000 años, pero se produce   para nosotros como nacimiento espiritual  en  la Eucaristía de Nochebuena y  Navidad. El Verbo de Dios que encontró  morada en el seno de María y se hizo hombre, en la celebración de Navidad viene al corazón de cada cristiano que le acoge con fe.

Jesús pasa muchas veces a nuestro lado, y no sólo en Navidad, aunque muchas veces no nos enteramos porque estamos tan ocupados en “nuestras cosas", pensamientos, proyectos, que no caemos en la cuenta que Jesús pasa; incluso  en Navidad,  estamos tan pendientes de las compras, los regalos, las cenas y comidas, que con frecuencia corremos el peligro de quedarnos en una “navidad consumista”, pero sin celebrar la Natividad de Jesús que se hace presente en el sacramento de la Eucaristía.

A pocos días de Navidad, pedimos a María y a  José  que nos ayuden a estar atentos en descubrir la presencia de Jesús entre nosotros, que nos llama a todos a ser hermanos, y que celebraremos con fervor  el nacimiento del Hijo de Dios, Jesucristo, el Mesías, el Señor.

LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: UMBRAL DEL FUTURO DE DIOS

HOJA DOMINICAL DIOCESANA



MISA DE NOCHEBUENA y NAVIDAD

Como en años anteriores, la Misa de Nochebuena, el 24 de diciembre, la tendremos a las 19,30.

Y la Misa de Navidad, 25 diciembre, como todos los domingos y grandes fiestas, será a las 12,00h.



Podríamos tener el gesto de poner en nuestra ventana o balcón, un signo externo de Navidad, y no hay otro mejor que la imagen del Niño de Belén. En la parroquia  disponemos de este esta imagen, que es grande y resistente a la lluvia, el frío o el sol, siendo una forma de anunciar la buena noticia de Navidad: el nacimiento de Hijo de Dios que se hace "Dios con nosotros" en el Niño de Belén.

Quienes lo deseen pueden adquirilo al precio de 10 euros.






 

 


domingo, 13 de diciembre de 2020

Día 13 de diiciembre 2020. Domingo 3º de Adviento.

 

LECTURAS

  • Isaías 61,1-2a.10-11
  • Salmo responsorial
  • 1 Tesalonicenses 5,16-24
  • Juan 1,6-8.19-28

 “Estad siempre alegres”, nos dice san Pablo en la carta a los Tesalonicenses (2ª lectura), y la razón  de esta alegría es que el Señor viene, o mejor dicho,  ya está con nosotros, si le dejamos entrar en nuestra vida. A este domingo se le llama el domingo de la “alegría”,  y es que  el cristiano es la persona que  tiene motivos para vivir con alegría,   por lo que Dios hace:  ser hijos de Dios,  y por lo que hará: herederos de la vida eterna, como nos decía san Pablo en la 2ª lectura  en el día de la Inmaculada.

 La alegría no son carcajadas forzadas, ni tampoco  algo que se compra en el mercado, aunque, en verdad,  vivimos en una cultura en la que se tiene que inventar mil cosas para divertirse y pasarlo bien. El Papa Francisco dice que la alegría es como la respiración del cristiano, el modo de expresarse el cristiano. Y añade: la alegría será auténtica y sostenible si se apoya  en dos pilares: la memoria y reconocimiento de la salvación que Jesús nos ha concedido por su muerte y resurrección y que se hace efectiva por el bautismo, y la esperanza de que se cumplirá lo prometido por él: “Me voy a prepararos lugar, para que donde yo estoy,  estéis también vosotros”.

Así pues, a alegría cristiana no es un sentimiento superficial, sino fruto de la fe en Jesucristo, y por tanto, es algo interior que da serenidad y paz, que se manifiesta en la vida, crea lazos de solidaridad y una fuerza que sostiene en las dificultades.

Hagamos nuestras las actitudes que nos ha propuesta san Pablo (2ª lectura): “Estad siempre alegres en el Señor; sed constantes en la oración, dad gracias en toda ocasión; quedaos con lo bueno, y guardaos de toda clase de mal”. Quien procede así, se prepara y acoge al Señor, y puede decir con alegría y paz las palabras que proclamamos en cada celebración de la Eucaristía: “Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección: “¡Ven, Señor Jesús1".


LECTIO DIVINA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: TESTIGOS DE LA LUZ

HOJA DOMINICAL DIOCESANA


domingo, 29 de noviembre de 2020

Día 29 noviembre 2020. Domingo 1º de Adviento.

 

LECTURAS

  • Isaías 63,16c-17.19c;64,2b-7
  • Salmo responsorial
  • 1 Corintios 1,3-9
  • Marcos 13,33-37

El Adviento es como un camino doble: el que hace Dios hacia nosotros, y el que hacemos nosotros hacia Dios. Para Jesús es un camino de venida, de aquí viene el significado de “Adviento”: “llegada”, “advenimiento”. Dios hace realidad la petición del profeta Isaías: Dios ha rasgado el cielo y ha descendido por el único camino posible: haciéndose hombre. Y Dios se hizo hombre para que la humanidad  llegue a su mayor plenitud: ser “hijos” de Dios gracias al Hijo Jesucristo que se ha hecho hermano nuestro. 

Y nuestra hermano Jesús nos dice hoy: “Vigilad porque no sabéis el momento”. Vigilad significa ponernos en marcha para crecer como personas hacia la plenitud, y no limitarnos  a pasar una vida amodorrada, o vivir como simple animalidad.

No sabemos nuestro futuro, pero lo que es cierto  es según  las decisiones que tomemos, nuestra vida se puede orientar en una u otra dirección. El Adviento  es un tiempo de “espera activa”, tiempo de estar atentos, de revisar hacia dónde vamos;  si orientamos nuestro camino hacia  Belén,  significa que preparamos nuestros corazones para acoger al Señor que vino a la humanidad, naciendo en Belén, pero que está en medio de nosotros, como él mismo nos aseguró: “Y sabed que yo estoy con vosotros, cada día, hasta el fin del mundo”.

Prepararnos a celebrar la Navidad del Señor  es crecer con actitud de conversión, con ganas de perseverar en la fe y con deseos de que nuestra vida sea un fiel testimonio del seguimiento de Jesús.

 Jesús es la luz  que nos ayuda a ver las cosas de otra manera y nos invita a caminar con él. Sigámosle y seamos también luz para los demás, como hemos dicho en la oración primera de este domingo: “Concede a tus fieles, Dios todopoderoso, el deseo de salir  acompañados de las buenas obras al encuentro de Cristo  que viene…”


LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ROQUE DED HELLÍN: MANTENERSE DESPIERTO

HOJA DOMINCAL DIOCESANA DE ALBACETE


sábado, 21 de noviembre de 2020

Día 22 de noviembre. Domingo 34 del Tiempo Ordinario. Festividad de Jesucristo, Señor del Universo

 LECTURAS

  • Ezequiel 34,11-12.15--17
  • Salmo responsorial 22
  • 1ª Corintios 15,20-26.28; 
  • Mateo 25,31-46


La 1ª lectura del profeta Ezequiel y el salmo responsorial nos ayudan a contemplar la figura de Jesús como “Buen Pastor”, imagen que se aplicó a sí mismo, y que vivió acercándose a los pobres y marginados,  para quienes tenía palabras de aliento y compasión, liberando del mal  físico y moral a los enfermos y pecadores, anunciando sin descanso el Reino de Dios y llamando a la conversión, al tiempo que afirmaba que sus discípulos escuchan su voz  y le siguen como las ovejas siguen al pastor que  camina delante y las lleva a  buenos pastos,  defendiéndolas en los  peligros e incluso entregando la vida por ellas.

  Jesús, en su predicación, hablaba del “Reino de Dios”, pero no reivindicó ningún reino  para sí; todo lo contrario, era crítico con los dirigentes: “Sabéis que los jefes de los pueblos  los  tiranizan y que  los grandes los oprimen”.  Frente a ese modo de proceder de los poderosos, Jesús nos dice: “no será así entre vosotros; el que quiera ser grande que sea vuestro servidor, como el Hijo del hombre que no ha venido a ser servido sino a servir y dar la vida en rescate por todos”.

Jesús no habla de una  reino de personas físicas censadas ni de territorio con fronteras, sino  que se trata de un reino de actitudes vitales, de modo que acercándonos al que nos necesita y preocupándonos por él, entonces hacemos presente y visible el Reino de Dios.

Dios, al hacerse hombre en Jesús, se hace solidario de toda la humanidad,  se hace hermano de cada uno de nosotros, identificándose con cada persona. Por esto mismo, en el veredicto   de la parábola de hoy hemos escuchado a Jesús que dice: “Lo que hicisteis con estos más pequeños, mis hermanos, conmigo lo hicisteis”. Con estas palabras se nos insinúa que en la evaluación final de nuestra vida no habrá ningún juicio que se nos haga desde fuera, sino que son  nuestras propias actitudes, que vamos viviendo cada día, las que nos dirán cómo tratamos  a las personas, con las que se identifica  Jesucristo, hermano de todo ser humano.

Nuestra fe nos dice  que encontramos a Dios  en el Señor Jesús, y a él, lo encontramos en toda persona, de modo que haciendo el bien a los demás,  estamos amando a Dios y así dejamos que Dios reine en nosotros.

LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: OBRAS SON AMORES

HOJA DOMINICAL DIOCESANA

 




viernes, 13 de noviembre de 2020

Día 15 de noviembre 2020. Domingo 33 del Tiempo Ordinario

 

LECTURAS

  • Proverbios 31,10-13.19-20.30-31
  • Salmo responsorial 127
  • 1 Tesalonicenses 5, 1-6
  • Mateo 25,14-30

Jesús muestra en el evangelio de hoy que la ausencia o lejanía de Dios, simbolizada en el señor que parte de viaje, no quiere decir  que se desinterese del mundo, sino que es un gesto de confianza, poniendo sus dones en manos de la humanidad, dotada de libertad,  para así cuidar, mejorar  y hacer un mundo más humano y habitable para todos.

 Jesús no valora los resultados del trabajo, sino la actitud de los empleados: El que ha producido 5 como el que ha producido 2 son elogiados igualmente porque se emplearon con toda su capacidad y esfuerzo en gestionar lo que se les había confiado. En cambio, se critica al que no hizo nada positivo, sino simplemente guardar y no arriesgar, porque tenía miedo. ¡Atención! Porque tenemos el peligro  de parecernos mucho a este último, cuando optamos por quedarnos como estamos, por miedo, por comodidad, por el qué dirán; es lo que llamamos “pecado de omisión”, no hacer lo que debemos hacer.

 En este penúltimo domingo del año litúrgico, celebramos la “Jornada  mundial de los pobres”, instituida por el papa Francisco hace cuatro años. El lema de esta jornada es: “Tiende la mano al pobre”. “Los pobres los tendréis siempre entre vosotros”, dijo Jesús. Los pobres están bien presentes en muestra sociedad, en nuestro país y fuera de él. Según el informe FOESSA-2019, 8,5 millones de personas (el 18,4% de la población española) está en situación de exclusión social. Son 1,2 de millones más que antes de la crisis. También es importante descubrir y agradecer tantas manos tendidas que cada día se dedican a servir a otros, de manera silenciosa, tantas manos dedicadas a hacer el bien.

La parábola del evangelio de hoy es una llamada a vivir de manera fructuosa y corresponsable. Que nuestra fe nos lleve a vivir un cristianismo  que se manifieste en una vida fraterna y solidaria, ofreciendo perdón y no rencor, compartiendo nuestro tiempo y nuestros bienes con quienes más lo necesitan, de modo que nuestra vida diaria sea un reflejo  de Jesucristo que entregó su vida por nosotros, hecho  que  celebramos en la Eucaristía, cada domingo.





lunes, 9 de noviembre de 2020

Día 8 de noviembre 2020

 

LECTURAS

Sabiduría 6,12-16
Salmo responsorial
1 Tesalonicenses 4, 13-18
Mateo 25,1-13


Jesús nos propone una parábola, partiendo de un dato que conocía todo el mundo de su tiempo como era una boda.  Todo el ritual de la misma sucedía después  de la caída del sol,  y la fiesta de boda tenía lugar durante la noche. De ahí la necesidad de llevar lámparas encendidas  para poder ver. Un acompañante sin luz no pintaba nada en el cortejo y sin luz no se podía entrar  en el banquete previsto. Ahora bien, para que una lámpara arda hace falta aceite. La luz y el aceite eran decisivos. Jesús pone de relieve este detalle para darnos su mensaje.

Las diez jóvenes del evangelio, unas previsoras y otras descuidadas,  representan  dos actitudes  contra-puestas ante en el desarrollo de nuestra vida: una es la actitud de compromiso constructivo,  y otra es la despreocupación y falta de asumir responsabilidades.

Todos  podemos examinarnos interiormente y preguntarnos: ¿Qué he recibido yo de la vida  y qué aporto  a la misma? ¿Qué valores éticos tengo  como pautas de mi vida personal y social?  Esto es como preguntarnos  qué tipo de "aceite" arde en la lámpara que es mi vida.

         Jesús  nos dijo: “Vosotros sois la luz del mundo; no se enciende una lámpara para ponerla debajo de la mesa, sino  en  lo alto para que alumbre a todos los de la casa; alumbre así vuestra luz  a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo”. Por tanto, la luz son las obras, el aceite es el amor y el servicio.

       Leída la 1ª lectura de hoy  a la luz del evangelio, para nosotros, cristianos, Jesucristo es nuestra sabiduría; de ahí que lo propio del cristiano que se tiene por seguidor de Cristo sea tener sus mismos sentimientos, actitudes, criterios y maneras de actuar y de relacionarse con Dios, con los demás y con el mundo que nos ha sido confiado. Jesús nos ayuda a reponer el “aceite” haciéndose presente en nuestra vida  a través de su Palabra, los sacramentos, la oración, la Iglesia, y de manera especial la celebración de la Eucaristía cada domingo, día del Señor y día de la Iglesia.

 De la parábola se deduce que es inútil esperar al Señor si  nuestra vida no está acompañada  de amor y servicio. Las lámparas deben estar encendidas siempre; si esperamos a encenderlas a última hora, la vida se desarrollará sin sentido y con el peligro de no participar de la alegría del Reino de Dios como sugiere el evangelio de hoy.

LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: FIEL OBEDIENCIA



sábado, 31 de octubre de 2020

Día 1 de noviembre 2020. Todos los Santos

 

LECTURAS

  • Apocalipsis 7,2-4.9-14
  • Salmo responsorial 23
  • 1 Juan 3,1-3
  • Mateo 5, 1-12a

 


 Hoy celebramos,  además de los santos que ya están en el calendario y santoral, a esos otros que gozan  ya  de la plenitud de la vida junto a Dios y con Jesucristo resucitado. Estos santos, como dice la 1ª lectura del Apocalipsis “son una muchedumbre, que nadie podrá contar, de todas las naciones, razas, pueblos y lenguas y que están delante  del Cordero”. O como dice el papa Francisco, son los santos de “la puerta de al lado”: miembros de nuestra propia familia,  vecinos, compañeros de trabajo, que viven y son ejemplo de bien hacer  en el entramado de la vida  de cada día.

 Ser santo es lo mismo que ser buen cristiano. La 1ª carta de san Juan (2ª lectura) nos recuerda dónde está el fundamento de de ser cristiano y por tanto de ser santo: “Mirad  qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios pues ¡lo somos!”. El cristiano de verdad que hace suyo el camino a ser santo es el que reconoce que Dios le ha amado primero, aún siendo pecador, y que le incorpora a su familia por medio de Jesucristo, y ese Dios nos sigue acompañando  por el Espíritu Santo para que  permanezcamos  fieles.

 El papa actual, Francisco, nos dice en la exhortación “Gaudete et exultate” (nn. 63-64) que la felicidad y santidad se consiguen  en la forma de vivir siguiendo el estilo de Jesús, sin miedo a ir a  contracorriente de lo que acostumbra a hacer la sociedad  en que vivimos. Esto supone dejarse  poseer por el Espíritu de Dios que llenaba la persona de Jesús; esto supone también dejar espacio  en nuestra vida para que la Palabra de Dios entre en nuestro corazón y genere una vida más evangélica y más humana.

Pedimos a todos los Santos que hoy celebramos, muchos “santos de la puerta de al lado”, familiares  o vecinos nuestros,   que intercedan por nosotros, y que un día también nosotros podamos participar de la gloria de Dios, siendo semejantes a Dios y contemplándolo tal cual es.

 



sábado, 24 de octubre de 2020

Día 25 octubre de 2020. Domingo 30 del Tiempo Ordinario



 LECTURAS

  • Éxodo 22, 20-26
  • Salmo responsorial
  • 1 Tesalonicenses
  • Mateo 22, 34-40


Cuando éramos niños, al recitar los Diez Mandamientos, terminábamos a modo de resumen: “estos diez mandamientos se encierran en dos: amar a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a uno mismo”, que es lo que nos ha dicho Jesús en el evangelio de hoy. Lo que pasaba entonces y  ocurre también hoy, es que lo sabemos perfectamente, pero corremos el peligro de pensar que con saberlo ya basta. 

La originalidad de Jesús en la respuesta que da en el el evangelio de hoy está en unir  2 mandamientos, poniéndolos al mismo nivel: “En estos dos mandamientos se contienen la Ley y los Profetas”.

  El amor que Jesús pide es una actitud, consecuencia de un  amor  previo recibido y agradecido. Por eso, cuando Jesús nos pide amar, nos dice que tengamos como modelo a Dios que nos ama primero: “sed misericordiosos como el Padre del Cielo es misericordioso”, o “como el Padre me ha amado, así os he amado yo”. El cristiano consciente y convencido de ser cristiano es el que experimenta el amor entrañable de Dios que nos quiere, nos perdona y nos hace hijos suyos, de modo que el amor de Dios echa raíces,  llenándonos de paz y alegría, y en consecuencia,  nos mueve a querer  a los demás como Dios nos quiere.

 El  mundo no cambió de repente con la venida de Jesús. Él actuó como fermento en la masa, como luz en medio de la oscuridad. Nosotros somos sus continuadores como así nos dijo: “como el Padre me envió, así os envío yo también”, y en otra ocasión: "vosotros sois la sal de la tierra, vosotros sois la luz del mundo”.

Pedimos al Espíritu Santo que nos acompañe con su fuerza para que hagamos realidad  en la vida de esta semana los deberes que Jesús nos propone en el evangelio, y en definitiva, que trabajemos por el reino de Dios, aquí y ahora, según el proyecto de Dios.

LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: LO GRANDE

MISAS DE LA FAMILIA



      La Misa que celebramos cada domingo es, como nos recuerdo el concilio Vaticano II "el centro y culmen de la vida cristiana" porque es el encuentro de la familia de Dios, en el que se hace presente Jesucristo Resucitado. En la Misa o Eucaristía escuchamos la Palabra de Dios que ilumina nuestra vida para caminar como discípulos de Jesús, damos a gracias a Dios por todos los bienes que de el recibimos, nos alimenta con la Comunión y al terminar la Misa salimos con el encargo de Jesús de vivir en nuestra vida durante la semana lo que en la Misa hemos celebrado y orado.
      Por ello, como hemos dicho en reunión con todos los padres de niños de catequesis,  todos los domingos del tiempo de catequesis, celebramos la Misa de las familias a las 13,00h.




sábado, 17 de octubre de 2020

Día 18 de octubre 2020. Domingo 29 del Tiempo Ordinario.

DÌA DEL DOMUND

LECTURAS

  • Isaías 45,1.4-6
  • Salmo responsorial 95
  • 1 Tesalonicenses
  • Mateo 22,15-21

DOMUND 2020


     La misión de la Iglesia es un gesto de confianza de Jesucristo hacia todos sus discípulos, a los que una vez resucitado les confíó su propia misión: “como el Padre me envió, así os envío yo”. Y en su despedida vuelve a repetir esto mismo como mandato definitivo: “Id al mundo entero y anunciad el Evangelio, bautizando a los que crean y enseñándoles todo lo que yo os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros”.

El día del Domund es llamada de Dios a través de la Iglesia que nos pide salir de nosotros mismos, de nuestras rutinas y comodidades, siendo conscientes que hay muchos  pueblos y personas que todavía no conocen a Jesucristo. Los misioneros son cristianos y cristianas, sacerdotes, religiosas-os y laicos, que en nombre de Jesús y enviados por la Iglesia salen de su tierra y van a otros lugares para ser anunciadores del Evangelio, dando cumplimiento al lema: “¡Aquí estoy, Señor, envíame!”.

Los misioneros son  enviados  para  hacer lo que hacía Jesús: provocar la fe en Dios que nos salva y nos hace sus hijos, enseñando los valores de Jesús;  y al mismo tiempo, los misioneros buscan humanizar más las vida, por lo que llevan a cabo pequeños proyectos de desarrollo  humano, en el campo de la educación, escuelas y centros de formación, en el campo de la sanidad, creando hospitales y dispensarios allí donde no los hay porque los gobiernos no los promueven, luchando así  contra la pobreza y el hambre.

 Todo eso es posible gracias a nuestra colaboración, porque los misioneros son la ”punta de lanza”, ellos están en primera fila, pero nosotros los apoyamos  haciendo posible la misión; de ahí que la colecta que hacemos hoy tenga una doble finalidad: mantener a los misioneros en aquellas tierras, y apoyarles para que los proyectos de desarrollo, en situaciones muy difíciles, los lleven a cabo, aliviando la vida de los que sufren  y ayudando al desarrollo humano.


LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: PODÉIS DAR DINERO AL...

 


sábado, 10 de octubre de 2020

Día 11 octubre de 2020. Domingo 28 del Tiempo Ordinario.

 LECTURAS

  • Isaías 25,6-10a
  • Salmo responsorial 22
  • Filipenses 4,12-14.19-20
  • Mateo 22,1-14


Teniendo como fondo lo dicho por Isaías, Jesús construye la parábola que propone “a los sumos sacerdotes y ancianos del pueblo” El evangelio subraya la infidelidad del pueblo de judío, pueblo elegido,  que no respondió a lo que Dios esperaba de ellos, y sobre todo, hay una clara alusión a los responsables religiosos judíos  que se negaron a aceptar el mensaje de Jesús. Los judíos  fueron los primeros invitados a participar de la salvación, pero su rechazo mayoritario  abrirá las puertas  de la salvación a todos los pueblos de la tierra, como ya había anunciado Isaías.

 El mensaje de las lecturas es de actualidad: Dios llama a todos, hoy como ayer. La respuesta de cada uno puede ser sí o no.  El “banquete”, símbolo del Reino de Dios  se ofrece a todos, pero unos valoran más sus fincas, sus negocios, sus intereses, su búsqueda de vida fácil y placentera. Si no respondemos que sí con nuestra vida, estamos diciendo a Dios que no. Lo mismo que aquellos primeros invitados rechazaron acudir al banquete de boda, también hoy se puede dar el rechazo a la oferta de Dios que nos busca para llenarnos de sentido de vida ahora y de la vida verdadera junto a él en el cielo.

La Misa significa “misión”. En la Eucaristía celebramos que Dios nos ama a todos y cada uno. Terminada la misa, nos envía a “salir por los caminos” donde nos hacemos los encontradizos  con otras personas: familiares y otros muchos. Seamos testigos del Señor y que nuestro modo de vida según Jesús les ayude a  querer vivir según la fe y los atraiga también a celebrar la Eucaristía con la familia de Jesús, la Iglesia.

LECTIO DIIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: LA FIESTA LOGRADA A


DOMINGO PRÓXIN: DÍA DEL DOMUND


¿QUÉ ES?

El Domund es el día en que, de un modo especial, la Iglesia universal reza por los misioneros y colabora con las misiones. Se celebra en todo el mundo el penúltimo domingo de octubre, el “mes de las misiones”.  

PROYECTOS

Con los donativos recibidos, se colabora con la labor evangelizadora y promoción social que hacen los misioneros.

AYUDA

¿Quieres ayudar a los misioneros a realizar su labor? ¿Quieres colaborar con la tarea evangelizadora de la Iglesia? Tu cooperación es fundamental para que muchos proyectos se puedan llevar a cabo.






sábado, 3 de octubre de 2020

Día 4 de octubre. Domingo 27 del Tiempo Ordinario

 LECTURAS

  • Isaías 5, 1-7
  • Salmo responsorial 79
  • Filipenses 4, 6-9
  • Mateo 21,33-43

La lectura de Isaías comienza con un tono feliz y agradable, dónde se canta cómo Dios está enamorado de su pueblo, al que cuida con esmero como el viñador trabaja su “viña” para que  dé  frutos buenos y abundantes. Pero su esperanza se ve frustrada porque  el pueblo de Israel, en lugar de dar uvas, da agrazones y no los frutos esperados: “Esperaba  de ellos derecho, y ahí tenéis sangre derramada; esperaba justicia, y ahí tenéis, lamentos”.

          La parábola  es  un resumen  de las relaciones  del pueblo de Israel  y Dios a lo largo de la historia, representadas en la viña, los criados enviados y los labradores  de dicha viña. No es difícil darse cuenta que los criados enviados a los viñadores fueron los diferentes profetas que Dios envió y que, en efecto, fueron perseguidos y maltratados. Y más evidente es la identificación  del hijo heredero, el último que es enviado, y que no es otro que Jesús. La muerte de este hijo en la parábola hace clara alusión  a la muerte de Jesús, que tendrá lugar pocos días después, y como el hijo de la parábola que muere fuera de la viña, así también Jesús morirá  crucificado fuera de las murallas de Jerusalén.

          Sin embargo con la muerte del hijo no termina la historia, sino que  se habla del amor incansable de Dios, mostrando que la salvación de Dios es para  todos  los pueblos como dice  Jesús a los representantes del pueblo judío: “Por eso, os digo que se quitará a vosotros el Reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca frutos”. 

Culmina la parábola con la identificación de Jesús con la piedra rechazada, que se convertirá en  piedra principal de la construcción del nuevo pueblo de Dios, haciendo alusión  a la pasión, muerte y resurrección de Cristo, por la que será reconocido  como el Mesías de Dios.

 LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: DIOS DE LOS CUIDADOS


EN ESTA SEMANA COMIENZA LA CATEQUESIS 

 A partir del día 6 de octubre (martes) comienza la catequesis de iniciación cristiana, de 6 a 7 de la tarde. Los grupos son los siguientes:

1º año (martes): 21 niños, distribuidos en  4 grupos.
2º año (miércoles): 28 niños, distribuidos en  4 grupos.
3º año (jueves): 42 niños, distribuidos en 5 grupos

 

sábado, 26 de septiembre de 2020

Día 27 septiembre de 2020. Domingo 26 del TiemPo Ordinario.

 

JORNADA MUNDIAL DEL MIGRANTE Y REFUGIADO

Como Jesucristo, obligados a huir

      El domingo 27 de septiembre de 2020 se celebrará la 106ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado (JMMR). Con el lema “Como Jesucristo, obligados a huir”, el Papa Francisco nos exhorta este año a descubrir y a conocer más a fondo la realidad de los desplazados internos y nos invita a celebrar la Jornada en nuestra comunidad.


LECTURAS

  • Ezequiel 18,25-28
  • Salmo responsorial
  • Filipenses 2,1-11
  • Mateo 21,28-32


 La escena evangélica de hoy se desarrolla  en una discusión entre Jesús y los judíos observantes de la Ley,  quienes lo criticaban  por su forma de tratar a los pecadores para quienes Jesús siempre tiene una mano tendida,  frente a los fariseos y dirigentes judíos, partidarios de  “mano dura” con tales personas. Por eso, Jesús dirige la parábola del evangelio  a los “sumos sacerdotes y ancianos del pueblo”, las élites religiosas y dirigentes del pueblo judío. La parábola de hoy es una dura crítica de Jesús hacia aquellos que dicen pero no hacen,  o que saben la letra de la Ley, pero luego no son coherentes con sus  exigencias.

Igual que el domingo pasado, se vuelve a nombrar la “viña”, símbolo del mundo, dónde Dios nos pide trabajar. Esto es lo que Dios quiere, que nos apliquemos en las tareas ordinarias de la vida, haciendo que mejoren las relaciones en la familia, en el trabajo,  en las relaciones sociales, también en la Iglesia, la familia cristiana de la que todos formamos parte. Por el bautismo somos hijos de Dios, pero una cosa es serlo y estar inscritos en el libro de bautismo de la parroquia y obispado, y otra cosa es actuar de verdad  como hijos de Dios.

En la parábola, el  hijo primero dijo a su padre: “no quiero”, pero luego fue a trabajar; el segundo dijo: “voy, señor”, pero no fue”. Esta situación nos lleva a recordar aquellas otras palabras de Jesús: “no todo el que diga, Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre que está en los cielos”. Seremos juzgados no por las veces que nos equivoquemos, sino  por las veces en que  sepamos  rectificar. Así lo hemos leído en las últimas líneas de Ezequiel (1ª lectura): “Cuando el malvado se convierte de la maldad que hizo y practica el derecho y la justicia, él salva su propia vida”.

  Nuestro mundo no es un mundo de perfectos; cuantas veces “decimos” pero  “no hacemos”, o no hacemos lo que debiéramos hacer. Probablemente todos tenemos nuestras contradicciones. Por eso,  al principio de la misa, nos confesamos pecadores y pedimos perdón. ¡Cuántos santos fueron grandes pecadores! Pero se convirtieron, rectificaron, y se entregaron de lleno a la causa de Jesús para el bien de los demás. Ellos son gloria de la Iglesia y un ejemplo para nosotros.

LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: EL CAMINO DE LA JUSTICIA

 CATEQUESIS DE INICIACIÓN CRISTIANA


- Jueves, 1  octubre: reunión de todos los catequistas, a las 18,00h.
- Viernes, 2 octubre: reunión de padres y catequistas de 1º año y párroco, a las 18,00h.