LECTURAS
- Isaías 5, 1-7
- Salmo responsorial 79
- Filipenses 4, 6-9
- Mateo 21,33-43
La lectura de Isaías comienza con un tono feliz y
agradable, dónde se canta cómo Dios está enamorado de su pueblo, al que cuida
con esmero como el viñador trabaja su “viña” para que dé frutos buenos y abundantes. Pero su esperanza se ve frustrada porque el pueblo de Israel, en lugar de dar uvas, da
agrazones y no los frutos esperados: “Esperaba
de ellos derecho, y ahí tenéis sangre derramada; esperaba justicia, y
ahí tenéis, lamentos”.
La parábola
es un resumen de las relaciones del pueblo de Israel y Dios a lo largo de la historia,
representadas en la viña, los criados enviados y los labradores de dicha viña. No es difícil darse cuenta que los criados
enviados a los viñadores fueron los diferentes profetas que Dios envió y que,
en efecto, fueron perseguidos y maltratados. Y más evidente es la
identificación del hijo heredero, el
último que es enviado, y que no es otro que Jesús. La muerte de este hijo en la
parábola hace clara alusión a la muerte
de Jesús, que tendrá lugar pocos días después, y como el hijo de la parábola
que muere fuera de la viña, así también Jesús morirá crucificado fuera de las murallas de
Jerusalén.
Sin embargo con la muerte del hijo no termina
la historia, sino que se habla del amor
incansable de Dios, mostrando que la salvación de Dios es para todos
los pueblos como dice Jesús a los
representantes del pueblo judío: “Por eso, os digo que se quitará a vosotros el
Reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca frutos”.
Culmina la parábola con la identificación de Jesús
con la piedra rechazada, que se convertirá en
piedra principal de la construcción del nuevo pueblo de Dios, haciendo
alusión a la pasión, muerte y
resurrección de Cristo, por la que será reconocido como el Mesías de Dios.
LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: DIOS DE LOS CUIDADOS
EN ESTA SEMANA COMIENZA LA CATEQUESIS
A partir del día 6 de octubre (martes) comienza la catequesis de iniciación cristiana, de 6 a 7 de la tarde. Los grupos son los siguientes:
1º año (martes): 21 niños, distribuidos en 4 grupos. 2º año (miércoles): 28 niños, distribuidos en 4 grupos. 3º año (jueves): 42 niños, distribuidos en 5 grupos
La lectura de Isaías comienza con un tono feliz y agradable, dónde se canta cómo Dios está enamorado de su pueblo, al que cuida con esmero como el viñador trabaja su “viña” para que dé frutos buenos y abundantes. Pero su esperanza se ve frustrada porque el pueblo de Israel, en lugar de dar uvas, da agrazones y no los frutos esperados: “Esperaba de ellos derecho, y ahí tenéis sangre derramada; esperaba justicia, y ahí tenéis, lamentos”.
La parábola es un resumen de las relaciones del pueblo de Israel y Dios a lo largo de la historia, representadas en la viña, los criados enviados y los labradores de dicha viña. No es difícil darse cuenta que los criados enviados a los viñadores fueron los diferentes profetas que Dios envió y que, en efecto, fueron perseguidos y maltratados. Y más evidente es la identificación del hijo heredero, el último que es enviado, y que no es otro que Jesús. La muerte de este hijo en la parábola hace clara alusión a la muerte de Jesús, que tendrá lugar pocos días después, y como el hijo de la parábola que muere fuera de la viña, así también Jesús morirá crucificado fuera de las murallas de Jerusalén.
Sin embargo con la muerte del hijo no termina
la historia, sino que se habla del amor
incansable de Dios, mostrando que la salvación de Dios es para todos
los pueblos como dice Jesús a los
representantes del pueblo judío: “Por eso, os digo que se quitará a vosotros el
Reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca frutos”.
Culmina la parábola con la identificación de Jesús
con la piedra rechazada, que se convertirá en
piedra principal de la construcción del nuevo pueblo de Dios, haciendo
alusión a la pasión, muerte y
resurrección de Cristo, por la que será reconocido como el Mesías de Dios.