viernes, 31 de diciembre de 2021

Dia 1 enero de 2022. Santa María, Madre de Dios. Jornada mundial de la paz.

 



LECTURAS

  • Números 6,22-27
  • Salmo responsorial 
  • Gálatas 4,4-7
  • Lucas 2,16-21

En Navidad, como su nombre indica,  poníamos el acento en el nacimiento de Jesús; hoy,  teniendo por marco el Niño acostado en el pesebre y  visitado por los pastores, nos fijamos en la madre del Niño,  la joven María, que se convierte en Madre de Dios, en cuanto que Dios,  toma carne humana  de María de Nazaret. San Pablo (2ª lectura), de manera concisa nos habla de la madre y de la misión  del  Hijo, hecho hombre, nacido de mujer,  para rescatarnos del pecado y hacernos hijos de Dios por adopción. Igualmente nos dice que que confesar a María como Madre de Dios  es creer que Jesucristo es el Hijo de Dios hecho hombre. Comenzar el año  con esta afirmación es comenzar el año  con esperanza.

 El evangelio resalta un detalle a tener en cuenta;  “María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón”. Esta fue una actitud constante en María,  quien interiorizaba lo que iba sucediendo en torno a su hijo, y  buscaba el significado de todo aquello. En aquel momento María descubría que los humildes, como eran los pastores, eran amados de Dios, y seguro que más adelante, cuando oía de Jesús,  ya adulto, lo que hacía en su predicación, le daría vueltas a las cosas, descubriendo cómo Dios amaba a los enfermos  y  pecadores, a los que curaba y perdonaba, llenándolos de esperanza  mostrándoles el rostro misericordioso de Dios.

En este principio de año, vivimos y celebramos religiosamente los favores que Dios nos concede de manera gratuita y silenciosa. Por Jesucristo, Dios nos bendice y protege, asegurándonos que Él está siempre de nuestra parte porque  quiere que la vida de sus hijos crezca desarrollando cada cual sus  propias capacidades.


JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ


MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO EN LA JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ 2022

La Santa Sede hace público el martes 21 de diciembre el mensaje del papa Francisco para la 55ª Jornada Mundial de la Paz, que se celebra el 1 de enero de 2022, titulado «Diálogo entre generaciones, educación y trabajo: instrumentos para construir una paz duradera«.

El Santo Padre hace un llamamiento a los gobernantes y a cuantos tienen responsabilidades políticas y sociales, a los pastores y a los animadores de las comunidades eclesiales, como también a todos los hombres y mujeres de buena voluntad «para que sigamos avanzando juntos con valentía y creatividad por estos tres caminos: el diálogo entre las generaciones, la educación y el trabajo. Que sean cada vez más numerosos quienes, sin hacer ruido, con humildad y perseverancia, se conviertan cada día en artesanos de paz. Y que siempre los preceda y acompañe la bendición del Dios de la paz».

 


 

N

viernes, 24 de diciembre de 2021

Día 25 diciembre de 2021. Solemnidad de Navidad.

 


LECTURAS

Misa de Nochebuena: 

  • Isaías 9,1-3.5-6
  • Salmo responsorial
  • Tito 2,11-14
  • Lucas 2,1-14


Misa del día de Navidad:

  • Isaías 25,7-10
  • Salmo responsorial
  • Hebreos 1,1-6
  • Juan 1,1-18


El Niño de Belén, nos enseña a ser como niños, es decir, sencillos. Nosotros, por el contrario,  queremos aparecer grandes, nos encanta construir torres elevadas hasta el cielo. Queremos ser como dioses, escalando a costa de lo que sea, hasta tocar la gloria, el poder, el prestigio. Pero el Dios verdadero bajó hasta noso­tros despojándose de gloria y de poder. Se hizo niño. Nos enseñó los caminos de la humildad y del servicio, de la esperanza y del amor. Son los caminos que  nos llevan directamente a Dios. Si queremos ser como Dios, fijémonos en el modelo navideño: encontraremos, como decía el ángel, un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. El Niño Dios llega con toda humildad: toma nuestra condición humana, "Dios se hizo hombre para que los hombres puedan llegar a ser Dios", dijo san Agustín.

Jesús se revistió de la naturaleza humana, y ahora Jesús viene a nosotros y podemos descubrirlo en los pobres y necesitados. Muchas veces no lo queremos ver cuando llama a nuestra puerta, y lo rechazamos como fueron también rechazados José y María, que llegaron a Belén como unos inmigrantes o transeúntes. Este es el gran drama del hombre de nuestro tiempo: que rechazamos a Dios y al hermano. “Lo que hacéis a uno de estos pequeños, mis hermanos, a mi me lo hacéis” dijo Jesús. Es significativo ver cómo María y José tuvieron que refugiarse en un establo, en las afueras de Belén,  y cómo los primeros que se dieron cuenta del nacimiento del Niño fueron los pequeños de aquella época: los pastores, que eran mal vistos porque nunca podían participar del culto como los demás y vivían al margen porque tenían que vigilar sus rebaños.

Dios se hace Niño para estar a nuestro alcance. En esta Eucaristía el Niño Dios se hace presente, y nos dice de reconocerlo en los demás, en los que están cada día cerca de nosotros, y también en quienes  encontramos en nuestro camino, como son los pobres y necesitados. ¡Feliz Navidad!

HORARIO DE MISAS:

- 24 diciembre: Misa Nochebuena: 19,30h
        
- 25 diciembre: Misa Navidad: 12,00h

El día de Navidad por la tarde no hay celebración de la Misa.





sábado, 18 de diciembre de 2021

Día 19 de diciembre. Domingo 4º de Adviento.



 

LECTURAS

  • Miqueas 5,1-4
  • Salmo responsorial 79
  • Hebreos 10,5-10
  • Lucas 1, 39-45

 

Si el domingo pasado la nota dominante de la Palabra de Dios era la alegría, hoy,  domingo previo a la Navidad, la alegría  se hace vida y quiere nacer en cada  persona que acepta recibirla. Así lo afirma el papa Francisco en su Exhortación Apostólica Evangelii gaudium: “La alegría del Evangelio llena el corazón  y la vida  de los que se encuentran con Jesús”. Y así sucede en el encuentro de María con Isabel, quien exclamó: “¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?" Pues en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre”.

El evangelio de hoy nos presenta a María como mujer  de fe. La Virgen de Nazaret que espera el Hijo que se le ha anunciado, con prisa se pone en camino para visitar  a su prima Isabel. El evangelio pone de relieve que María se desplaza  para ayudar, servir  a  Isabel, entrada en años y embarazada de un hijo; pero con ese detalle se nos está diciendo cómo es  la vida de aquellos que cumplen la voluntad  de Dios, porque  la verdadera fe no consiste sólo en tener una relación  con Dios en la intimidad, como puede ser al rezar, o  ir a la iglesia, sino que la fe y la escucha de la Palabra de Dios nos debe abrir a los demás, leyendo en las personas y en  circunstancias lo que Dios nos está pidiendo. Así nos lo dice San Juan en una de sus cartas:”Quien dice que ama a Dios, a quien no ve, y no ama a su hermano  al que ve, es un mentiroso”.

 Estamos a pocos días de la Navidad. Vivir la Navidad como cristianos implica  recibir al Señor en el modo cómo él se hace presente mientras peregrinamos por la historia: lo acogemos en nuestro corazón celebrando  la Eucaristía, sacramento fundamental de la presencia de Cristo, y esto nos debe llevar a molestarnos saliendo de nuestra pasividad existencial o indiferencia, con ganas de contagiar o compartir con otros el gran acontecimiento de Dios hecho hombre en el Niño de Belén, como hizo la virgen María acudiendo a casa de Isabel.

  María es la mujer que sabe escuchar a Dios en el fondo de su corazón y vive abierta a sus designios de salvación.  Isabel hizo una alabanza de María con estas palabras memorables: "¡Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá!". Dichoso también nosotros si aprendemos  a creer y compartir nuestra fe,  porque se cumplirá lo que Dios nos ha prometido en su hijo Jesucristo.

HOJA DOMINICAL DIOCESANA

 

CELEBRACIÓN COMUNITARIA DE LA PENITENCIA:

21 DICIEMBRE, 20,00h.

Varios sacerdotes  estarán disponibles para confesar

 

 

 

 


sábado, 11 de diciembre de 2021

Día 12 diciembre de 2021. Domingo 3º de Adviento.

 



LECTURAS

  • Sofonías 3,14-18a
  • Salmo responsorial 
  • Filipenses 4,4-7
  • Lucas 3,10-18

El domingo pasado el evangelio presentaba a Juan Bautista preparando un ambiente propicio a la predicación de Jesús. La gente estaba bien atenta al mensaje del Bautista, prueba de ello es la pregunta que repiten varios colectivos de personas: “¿Qué debemos hacer?”

A algunos, sin especificar quiénes, Juan  responde: “El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida que haga lo mismo”.  Juan no llama a una vida de  más práctica  religiosa sino que resalta que la auténtica conversión consiste en vencer el pecado  de ignorar al prójimo,  hay que dejar de ser centro de uno mismo para centrarnos en los demás, y en los más necesitados. Es como el Hijo de Dios que se abaja  para hacerse uno de nosotros y traer la salvación.

También  responde a unos publicanos. La respuesta de Juan fue muy realista: “no exijáis  más de lo establecido”. Ya sabemos, la profesión de los publicanos estaba mal considerada: eran los recaudadores de impuestos a favor de los romanos, y al cobrar abusaban cobrando más de la cuenta sin ninguna transparencia; por eso eran ricos,  y considerados por el pueblo  como pecadores públicos. No  les dice que abandonen su trabajo, sino que lo ejerzan  de manera nueva: con justicia y correctamente.

Al tercer grupo, unos soldados, Juan que  sabía que  llevar armas era una tentación para la ambición y uso de la fuerza, les responde: “no hagáis extorción, ni os aprovechéis de nadie; contentaos con la paga”. Juan Bautista no pide cosas desorbitadas, la receta  que recomienda es el amor al otro, la solidaridad y la justicia.

Para nosotros, vivir el Adviento significa  convertirnos y dar  frutos de vida cristiana, y eso hacerlo con alegría, como nos dice san Pablo: “estad siempre alegres en el Señor”, porque el Señor está en el interior de cada uno, y cerca por la oración, cerca en la Eucaristía, cerca en los necesitados.

Hoy, desde nuestro corazón  y con alegría, podemos decir esta breve  oración: ¡Ven, Señor Jesús; ayúdanos a ser personas  que comuniquemos paz, comunión  y alegría  allí donde estemos!


HOJA DOMINICAL DIOCESANA



    

CELEBRACIÓN COMUNITARIA DE LA PENITENCIA:

21 DICIEMBRE, 20,00h.

Varios sacerdotes  estarán disponibles para confesar


sábado, 4 de diciembre de 2021

Día 5 diciembre de 2021. Domingo 2º de Adviento.

 




LECTURAS

  • Baruc 5,1-9
  • Salmo responsorial 125
  • Filipenses 1,4-6.8-11
  • Lucas 3,1-6

Juan predicaba llamando a la conversión de vida, a un cambio de mentalidad y de  modo de pensar. Hacía suyas las palabras  del profeta Isaías: “Voz que clama en el desierto: Preparad el camino al Señor, allanad sus senderos, elevad los valles, enderezad lo torcido…”. Es por tanto, una llamada a cambiar la escala de valores

Así, esta conversión para el que es grande, no consiste en subir más,  sino en bajar, como decía Jesús a sus discípulos algunos años más tarde: “el que de entre vosotros quiera el ser el primero,  que sea el servidor de los todos”. Para el rico cambiar no consiste en ser más rico en poder o dinero, sino  en ser más servicial, más compasivo y misericordioso, como dirá Jesús: “Porque tuve hambre y me diste de comer, estuve ve desnudo y me vestiste… porque lo que hiciste a uno de estos pequeños, mis hermanos, a mí me lo hiciste”.

 Estas palabras de Isaías y de Juan, hoy van dirigidas a nosotros,  preparando así el camino al Señor.  Así pues:

-      “Elevar los valles” puede consistir  en ponernos a trabajar interiormente para  salir   de nuestras rutinas  y  apatías, de nuestros desalientos y faltas de esperanza.

-      “enderezar lo torcido” significa intentar salir de nuestras ambigüedades, tratar con justicia  y respeto a  los demás.

-      “allanar lo escabroso” significa hacer la vida fácil y agradable a los demás,  ayudando al que está  perdido, a los más pequeños e indefensos.

La Palabra de Dios por boca del Bautista nos llama a  una vida más sobria,  a dejar de lado tantas cosas superfluas por las  que nos complicamos la vida,  a buscar lo esencial. Para eso hace falta que hagamos un poco de silencio en nuestro interior, que dejemos lugar a la palabra del evangelio que nos habla y nos señala el camino, siguiendo las huellas de Jesús. 

El lema de este domingo 2º es: “Preparad el camino al Señor” para construir un mundo más humano, más fraterno, más solidario, un mundo que ponga la mirada en Jesucristo que viene a salvarnos.

 

HOJA DOMINICAL DIOCESANA



sábado, 27 de noviembre de 2021

Día 28 noviembre de 2021. Domingo 1º de Adviento.

 



LECTURAS

  • Jeremías 33,14-16
  • Salmo responsorial 24
  • 1 Tesalonicenses 3,12-4,2
  • Lucas 21,25-28.34-36

Como en los dos  últimos domingos, también hoy el evangelio nos habla con un lenguaje apocalíptico.   Es probable que al escuchar la serie de catástrofes que anuncia Jesús, nos haga pensar que,  justo en este tiempo y en nuestros días, constatamos situaciones  similares a las indicadas en el evangelio: cambio climático con inundaciones y sequías, la pandemia Covid-19, se agranda la franja entre pobres y ricos,  aviso de que las pensiones no son sostenibles, escasez de recursos por parón laboral a causa de la pandemia, problemas de transportes, subida galopante del  IPC,... El miedo, la angustia, la depresión, el estrés,  los radicalismos políticos,  nacionalismos y  populismos, las xenofobias, ...  están a la orden del día. 

         En un lenguaje simbólico, la “catástrofe cósmica” era en la época de Jesús el signo de la caída de un orden social injusto y la inauguración de un mundo nuevo. El texto dice: “habrá signos en el sol, en la luna y en las estrellas..., y que las potencias del cielo temblarán”. Con estas palabras se nos dice que todos los poderes dominadores y esclavizantes, los “ídolos” y falsos valores,  los sistemas ideológicos que arrebatan la libertad humana caerán. Esa fue la experiencia de la primera generación de cristianos, que vio como Jerusalén y el Templo eran destruidos. Si leemos la historia, el Imperio Romano que parecía invencible, también se derrumbó, lo mismo el Imperio español, y otros, antes y después; y en la actualidad  ¿no estamos asistiendo a este derrumbe de la cultura dominante? ¿no estamos asistiendo a la decadencia de Occidente?

 Dice el texto evangélico: “Entonces verán al Hijo del Hombre venir en una nube con gran poder y gloria”. Aquí se anuncia el gran triunfo del Hijo del Hombre, que es Jesús Resucitado, la plenitud humana. No dice “verán a Dios”, sino al “Hijo del Hombre”, a la nueva humanidad que se manifiesta en Cristo. Ante esta situación de crisis, Jesús  nos invita, a nosotros  a sus discípulos, a no tener miedo, sino a ponernos en pie y  “alzar la cabeza”, que significa vivir con esperanza. Creer en Dios significa levantar la cabeza porque se acerca nuestra liberación: una liberación que se nos ofrece como don de Dios.

Por tanto, nuestra expectativa no es la angustia ni el miedo, sino la alegría y la esperanza porque nuestra vida y la de toda la humanidad están garantizadas en Dios.  Esta es la esperanza que celebramos en este tiempo de Adviento.


HOJA DOMINICAL DIOCESANA



 


 

 

 

 


sábado, 20 de noviembre de 2021

Día 21 noviembre de 2021. Domingo 34. Fiesta de Jesucristo, Señor del universo.

 LECTURAS

  • Daniel 7,13-14
  • Salmo responsorial 92
  • Apocalipsis 1,5-8
  • Juan 18,33b-37

A la pregunta de Pilato: "Entonces, ¿Tú eres rey?”  Jesús responde: “soy rey, pero mi reino no es de este mundo”. Eso significa que el ser rey en Jesús  no proviene de las fuerzas de este mundo. Jesús no necesita soldados, ni dinero, ni dominar pueblos y naciones.  No tiene más poder ni más reino que la Verdad. Y la Verdad de Jesús es el amor de Dios al mundo, manifestado en su persona y en su actividad. Él  realiza plenamente el designio de Dios sobre el ser humano, mediante  la compasión, el perdón,  creando vínculos de fraternidad, fruto del cumplimiento del mandamiento principal, que nos indicó hace unos domingos: “amar a Dios sobre todas las cosas y amar al prójimo como a uno mismo”.

  Jesús no quiso ponerse  al nivel de los poderes de un mundo donde la verdad es pervertida por la mentira de los poderosos, como podemos apreciar en nuestro propio país y en buena parte de nuestros gobernantes. Jesús, en cambio, aparece y actúa como testigo de la verdad, y  por serlo de esa forma murió crucificado. Los poderosos no le perdonaron.

En este domingo de la fiesta  de Cristo Rey del Universo, tal vez podríamos preguntarnos: ¿Quién o qué reina en mí? ¿Qué reyezuelos oprimen mi conciencia y libertad? ¿Es el consumo de cosas, la necesidad de ser importante, el dinero, el prestigio, la ambición de poder, la indiferencia,...?

En el evangelio de hoy, contemplamos a Jesús maltratado y humillado, pero lleno de dignidad y fiel a su misión. Esta contemplación de Jesús en el evangelio, nos lleva a preguntarnos: ¿en qué valores nos apoyamos para crecer como personas?

    HOJA DOMINICAL DIOCESANA



domingo, 14 de noviembre de 2021

Día 14 noviembre de 2021. Domingo 33 del Tiempo Ordinario.

 

JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES


LECTURAS

  • Daniel 12,1-13
  • Salmo responsorial 
  • Hebreros 10,11-14.18
  • Marcos 13,24-32

En el evangelio leemos: “Después de la gran angustia, el sol se oscurecerá, la luna no dará resplandor, las estrellas caerán al suelo…”. Literalmente nos hace pensar en un cataclismo de grandes dimensiones, y su consecuencia la destrucción del mundo. No es así como hay que entenderlo

¿Qué quiere decirnos Jesús con estas palabras en lenguaje apocalíptico? A nosotros, personas del siglo XXI,  Jesús nos dice que después de un tiempo como el nuestro, en el que estamos destruyéndonos unos a otros y destruyendo la naturaleza, caerán los falsos dioses o poderes opresores que encarnan sistemas ideológicos y económicos, que imponen falsos valores y esclavizan a los seres humanos, causando injusticias y sufrimientos, con muchos millones de personas descartadas y condenadas al hambre, la miseria  y la muerte. Este mundo que vive de apariencias, instalado en la mentira, soberbia y muerte caerá definitivamente. Esto es lo que podemos entender.

“Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes  con gran poder y gloria”. Con estas palabras nos indica que se hará palpable, se desvelará para todos  el triunfo de Cristo Resucitado (el Hijo del hombre) que es la Nueva Humanidad. Su gran fuerza de Vida se opone a la fuerza  de la muerte que será aniquilada; los opresores caerán igualmente. Por tanto, no se trata  de un final del mundo natural, pues Dios no destruye lo que creó  y es bueno, al contrario, lo que no tiene futuro es el mundo injusto, mundo de pecado y  egoísmo, que excluye  a los más pequeños e indefensos, causando grandes sufrimientos y oscureciendo el sentido de la vida humana, ese mundo tiene fecha de caducidad, será aniquilado.

¿Cuándo sucederá todo esto? La respuesta de Jesús es: “En cuanto al día y la hora, nadie lo conoce,  ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, sólo el Padre”. Estas palabras son una invitación a vivir con confianza en Dios, que es Amor y estamos en sus manos, con tal que lo aceptemos  con fe.

No es el temor sino  la esperanza lo que  quiere sembrar Jesús  en nosotros sus discípulos. Por ello, desde estas palabras nos preguntamos  ¿Qué sentido tiene nuestra vida humana? Nosotros no creemos que nuestra vida viene de la nada y termina en la nada. Lo que da sentido a nuestra vida es que Jesús Resucitado ha vencido la muerte  y está siempre cerca de nosotros; él nos asegura que nos acompaña en  nuestro camino todos los días de nuestra vida, y lo experimentamos desde la fe, celebrando los sacramentos, especialmente la Eucaristía, en la que continuamente hacemos referencia a Jesucristo, quien  nos ha destinado a participar de su vida  y gloria de resucitado.

HOJA DOMINICAL DIOCESANA

 


sábado, 6 de noviembre de 2021

Día 7 noviembre de 2021. Domingo 32 del Tiempo Ordinario.

 


 Hoy,  7 de noviembre, celebramos el Día de la Iglesia Diocesana

«Somos lo que tú nos ayudas a ser. Somos una gran familia contigo»,  es el lema que recuerda que juntos, como familia, logramos una parroquia activa que responde a la llamada de Dios.

 Juntos somos Iglesia Diocesana, poniendo todo lo que somos al servicios de los otros y colaborando juntos llevamos a cabo la labor de la Iglesia. Juntos logramos una parroquia vivacomprometida, apasionada por Jesucristo y entregada a los demás.


LECTURAS

  • 1 Reyes 17,10.-16
  • Salmo responsorial 145
  • Hebreos 9, 24-28
  • Mc 12,38-44

Relata el evangelio que estando Jesús sentado frente a los cepillos de las ofrendas, observaba cómo la gente echaba dinero: “muchos ricos echaban mucho”, dice el evangelio. También  una pobre viuda, se acercó y echó dos pequeñas monedas del más bajo valor de aquel tipo de dinero. Y aquel gesto de la viuda llamó la atención de Jesús,  quien llamando a los discípulos les hizo ver que “aquella pobre viuda había echado más que nadie, porque los demás han echado de lo que les sobra, pero esta mujer, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir”.

La mirada de Jesús es muy diferente a nuestras miradas, a veces, superficiales. Jesús procura comprender  el corazón y la vida de las personas con las que se cruza; la mirada de Jesús es calmada, no juzga a la primera, da confianza y valora  lo que de bueno hay en toda persona.

Este Evangelio nos invita a abrir los ojos y descubrir a  muchísima gente que hay en nuestro alrededor, que es como esta mujer: generosas en el cumplimiento de su obligación, y sin darse la más mínima importancia, sin aplausos,  sin hacer ruido. Son personas  como las dos viudas de las que nos hablan la 1ª lectura y el evangelio de hoy.

Seguro que a todos nos gustan las alabanzas y los reconocimiento, muchas veces justos,  por lo bien que hacemos  las cosas. No es que esto sea malo, a veces es necesario y nos eleva la autoestima. Pero en el Banco del Reino de Dios las «acciones» que más valen son aquellas que hacemos generosamente y que nadie valora, que nadie  aplaude ni reconoce, o que incluso desprecian o critican. Pero Jesús  que sí  las valora,  dirá: “Venid benditos de mi Padre y heredad el Reino,  porque tuve hambre y me diste comer, estuve enfermo y me visitaste… porque lo que hiciste a uno de estos pequeños, mis hermanos, a mí me lo hiciste”.

HOJA DOMINICAL DIOCESANA


 



sábado, 23 de octubre de 2021

Día 24 octubre de 2021. Domingo 30 del Tiempo Ordinario.

 

JORNADA DOMUND-2021


DOMUND, “Cuenta lo que has visto y oído”

La Buena Noticia que has experimentado no es para ser guardada: la vida de Cristo provoca un agradecimiento y una alegría que no se pueden contener. Tu testimonio de cómo el Señor ha tocado tu corazón es importante también para otros. ¡Compártelo! Esto es lo que hacen los catequistas y sacerdotes en nuestras parroquias; esto es lo que hacen los padres cristianos. Es lo que hacen, y nos enseñan a hacer, nuestros misioneros y misioneras, que en nombre de la Iglesia son enviados a otros países para anunciar a Jesucristo a quienes no lo conocen, iniciando así nuevas comunidades cristianas. Y al mismo tiempo, ayudan al desarrollo de los pueblos con proyectos sociales en favor de los más pobres, especialmente en los pueblos del Tercer mundo o en vías de desarrollo. Nuestra colaboración económica a través de las colectas del Domund ayudan al mantenimiento de los misioneros  así como la construcción de iglesias,  centros de formación y sanitarios.



LECTURAS

  • Jeremías 31,7-9
  • Salmo responsorial 125
  • Hebreos 5,1-6
  • Marcos 10,46-52

El evangelio de hoy tiene un acierta relación con  el día del Domund que celebramos hoy con el lema: :”Cuenta lo que has visto y oído”.

Al ciego Bartimeo alguna persona le contó lo que había visto o bien odio de Jesús: que era un profeta y que curaba enfermos; esa noticia movió a que el ciego gritara con fe a Jesús, al oír que pasaba por aquel camino, y aquello le llevó a recobrar la vista y seguirlo por el camino, es decir,  como discípulo de Jesús.

Nosotros somos cristianos porque alguien nos “ha contado lo que ha visto y oído”, como pueden ser nuestros padres, sacerdotes, catequistas. Llegamos a tener fe si escuchamos el evangelio, que nos relata lo que los discípulos de Jesús oyeron y vieron junto a Jesús. Y lo cuentan porque Jesús quiere que toda la humanidad forme parte de la familia de Dios, de ahí sus palabras  de despedida  y el  mandato: “Id a todas la naciones y anunciad el Evangelio, enseñando lo que yo os ha mandado, bautizando al que crea. Y sabed que yo estoy con vosotros hasta el fin del mundo”.

 El cristiano es la persona que ha sido curada por Jesús; nos ha curado del pecado, de la muerte, nos hace hijos de Dios, y nos ha mostrado que nuestro destino está en Dios: “Me voy al Padre a prepararos sitio, y donde yo estoy,  estaréis también  vosotros”.

El Domund nos recuerda que el deseo de Dios, manifestado por  Jesús, es que anunciemos  el Evangelio que hace nacer a la fe.

Y por esto mismo, la Iglesia envía “misioneros”: sacerdotes, religiosas y laicos, que marchan a otras tierras para  “contar lo que hemos visto y oído”, lo  que hemos recibido como testimonio  de los apóstoles y que es un regalo de Dios a toda la humanidad, también para los que todavía no son cristianos.

Fiel al mandato de Jesús, lo mismo que  hace siglos llegaron misioneros a España, y nos ha permitido llegar a ser cristianos, la Iglesia sigue enviando misioneros-as a otras tierras para anunciar a Jesucristo. El día del Domund pone de relieve a estos misioneros, y nos invita a orar por ellos, a interesarnos por la obra que realizan, porque ellos son enviados  en nombre de la Iglesia.  A esto se destina la Colecta del Domund: es nuestra aportación material para hacer posible el mantenimiento de los misioneros y de las nuevas comunidades cristiana en tierra de misión. Y oramos por las vocaciones a la vida misionera, al tiempo que  ofrecemos medios para que lleven a cabo su trabajo como es la Colecta del Domund.


 HOJA DOMINICAL DIOCESANA

 

 

 


domingo, 17 de octubre de 2021

Día 17 octubre de 2021. Domingo 29 del Tiempo Ordinario.El pueblo de Dios no es estático: está en movimiento, en referencia directa a la etimología de la palabra sínodo, que significa "caminar juntos". El pueblo está unido por la misma dinámica común que le insufla este Árbol de la Vida, desde el que inicia su caminar.. Estas 15 siluetas resumen toda nuestra humanidad en su diversidad de situaciones vitales de generaciones y orígenes. Este aspecto se ve reforzado por la multiplicidad de colores vivos que son en sí mismos signos de alegría. No hay jerarquía entre estas personas que están todas en el mismo plano: jóvenes, ancianos, hombres, mujeres, adolescentes, niños, laicos, religiosos, padres, parejas, solteros; el obispo y la monja no están delante de ellos, sino entre ellos. Con toda naturalidad, los niños y luego los adolescentes abren su camino, en referencia a estas palabras de Jesús en el Evangelio "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y a los entendidos y las has revelado a los niños". (Mt 11,25) La línea de base horizontal: "Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión" va de izquierda a derecha en la dirección de esta marcha, subrayándola y reforzándola, para terminar con el título "Sínodo 2021 - 2023", punto culminante que sintetiza el conjunto.

 



El logotipo de una Iglesia sinodal  es un árbol grande y majestuoso, lleno de sabiduría y luz, alcanza el cielo. Un signo de profunda vitalidad y esperanza que expresa la cruz de Cristo. Lleva la Eucaristía, que brilla como el sol. Las ramas horizontales, abiertas como manos o alas, sugieren, al mismo tiempo, el Espíritu. 

 


El Papa Francisco, siguiendo el espíritu del concilio Vaticano II,  ha convocado a toda la Iglesia en sínodo, siendo el lema: "Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión", como indica el logotipo.

Y para ello, propone que todo el pueblo de Dios se implique y opine, a partir de unos documentos que ayuden s ls reflexión, que  se desarrollará en tres fases:

1. la primera, en le ámbito diocesano, y va desde hoy hasta el mes de abril de año próximo, 2022;  en que se hará una síntesis de lo expuesto por todos los grupos de base.

2. La segunda, en el ámbito  de asambleas regionales y continentales, que culminaría en febrero de 2023.

3. La tercera fase será la Asamblea del Sínodo  en Roma con representación de obispos de todo el mundo y bajo la presidencia del papa Francisco, y tendrá lugar en octubre de 2023, donde recogiendo lo dicho  en las fases precedentes, se irá exponiendo y se debatirá, elaborando   un documento  final del Sínodo, que el Papa ofrecerá a toda la Iglesia mediante una Exhortación apostólica, indicando pautas  parra ser y vivir como Iglesia sinodal.

La fase diocesana, se inicia en todas la diócesis del mundo este domingo, 17 de octubre. En Albacete se inicia  a las 20,00h con la Eucaristía en la Catedral,  presidida por el Sr. Obispo


LECTURAS

  • Isaías 53, 100-11
  • Salmo responsorial 32
  • Hebreos 4, 14-16
  • Marcos10, 35-45

 Jesús  se va acercando a Jerusalén,  habiendo anunciado varias veces que allí va a sufrir, morir y resucitar; pero los discípulos parece que no se dan por enterados, y parece que van con la convicción que Jesús en Jerusalén va a triunfar, manifestándose como el Mesías,  realizando todo lo que esperaba el pueblo. De hecho los discípulos,  algunos pasos detrás de Jesús, van discutiendo entre ellos sobre quién será el más importante, y para más colmo, se adelantan los hermanos Santiago y  Juan, quienes sin ninguna vergüenza ni reparo  se atreven a pedir algo inaudito a Jesús: “Concédenos sentarnos  en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu  izquierda”. ¡Qué morro! 

 Esto es lo que hemos contemplado en el evangelio de hoy: cuando dos de los  discípulos buscan  ocupar   un sitió importante junto a Jesús, provocando la envidia y el enfado de los demás compañeros,  Jesús, en vez de enfadarse, aprovecha la ocasión para reunirlos  y orientar su vida como discípulos suyos. Y así, ”llamándolos, les dijo: “Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No sea así entre vosotros; el que quiera ser el primero, sea vuestro servidor”, y les propone ser como él que “no ha venido a ser servido sino a servir y dar la vida por todos”.

 Así, Dios hecho hombre en Jesús, se hace compañero de camino de toda la humanidad, como hemos escuchado en la 2ª lectura de Hebreos: “ha sido probado en todo, como nosotros, menos en el pecado”. Y esto lo ha hecho Dios por medio de Jesús para reunirnos a toda la humanidad formando la familia de Dios y formar parte de su Reino.

En estos días, y partir de ahora vamos a escuchar hablar mucho de “Iglesia sinodal”. “Sinodal viene de “sínodo” y este concepto, de origen griego, significa “hacer camino  juntos”. Ser “Iglesia sinodal” quiere decir  que los cristianos debemos caminar juntos, no cada uno por su lado, y menos que unos miremos por encima del hombro a otros.

El seguimiento de Jesús no es una receta mágica para conseguir grandeza o poder, ni siquiera para pasar de puntillas sobre este mundo y tener suerte en todo lo que hacemos. Jesús nos ha dicho que él no ha venido a ser servido sino a servir, y nos ofrece seguir ese mismo camino como forma de hacer u mundo mejor, una sociedad más solidaria y fraterna.