sábado, 18 de diciembre de 2021

Día 19 de diciembre. Domingo 4º de Adviento.



 

LECTURAS

  • Miqueas 5,1-4
  • Salmo responsorial 79
  • Hebreos 10,5-10
  • Lucas 1, 39-45

 

Si el domingo pasado la nota dominante de la Palabra de Dios era la alegría, hoy,  domingo previo a la Navidad, la alegría  se hace vida y quiere nacer en cada  persona que acepta recibirla. Así lo afirma el papa Francisco en su Exhortación Apostólica Evangelii gaudium: “La alegría del Evangelio llena el corazón  y la vida  de los que se encuentran con Jesús”. Y así sucede en el encuentro de María con Isabel, quien exclamó: “¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?" Pues en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre”.

El evangelio de hoy nos presenta a María como mujer  de fe. La Virgen de Nazaret que espera el Hijo que se le ha anunciado, con prisa se pone en camino para visitar  a su prima Isabel. El evangelio pone de relieve que María se desplaza  para ayudar, servir  a  Isabel, entrada en años y embarazada de un hijo; pero con ese detalle se nos está diciendo cómo es  la vida de aquellos que cumplen la voluntad  de Dios, porque  la verdadera fe no consiste sólo en tener una relación  con Dios en la intimidad, como puede ser al rezar, o  ir a la iglesia, sino que la fe y la escucha de la Palabra de Dios nos debe abrir a los demás, leyendo en las personas y en  circunstancias lo que Dios nos está pidiendo. Así nos lo dice San Juan en una de sus cartas:”Quien dice que ama a Dios, a quien no ve, y no ama a su hermano  al que ve, es un mentiroso”.

 Estamos a pocos días de la Navidad. Vivir la Navidad como cristianos implica  recibir al Señor en el modo cómo él se hace presente mientras peregrinamos por la historia: lo acogemos en nuestro corazón celebrando  la Eucaristía, sacramento fundamental de la presencia de Cristo, y esto nos debe llevar a molestarnos saliendo de nuestra pasividad existencial o indiferencia, con ganas de contagiar o compartir con otros el gran acontecimiento de Dios hecho hombre en el Niño de Belén, como hizo la virgen María acudiendo a casa de Isabel.

  María es la mujer que sabe escuchar a Dios en el fondo de su corazón y vive abierta a sus designios de salvación.  Isabel hizo una alabanza de María con estas palabras memorables: "¡Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá!". Dichoso también nosotros si aprendemos  a creer y compartir nuestra fe,  porque se cumplirá lo que Dios nos ha prometido en su hijo Jesucristo.

HOJA DOMINICAL DIOCESANA

 

CELEBRACIÓN COMUNITARIA DE LA PENITENCIA:

21 DICIEMBRE, 20,00h.

Varios sacerdotes  estarán disponibles para confesar