LECTURAS
- Baruc 5,1-9
- Salmo responsorial 125
- Filipenses 1,4-6.8-11
- Lucas 3,1-6
Juan
predicaba llamando a la conversión de vida, a un cambio de mentalidad y de modo de pensar. Hacía suyas las palabras del profeta Isaías:
“Voz que clama en el desierto: Preparad el camino al Señor, allanad sus
senderos, elevad los valles, enderezad lo torcido…”. Es por tanto, una llamada
a cambiar la escala de valores
Así,
esta conversión para el que es grande, no consiste en subir más, sino en bajar, como decía Jesús a sus
discípulos algunos años más tarde: “el que de entre vosotros quiera el ser el
primero, que sea el servidor de los
todos”. Para
el rico cambiar no consiste en ser más rico en poder o dinero, sino en ser más servicial, más compasivo y misericordioso,
como dirá Jesús: “Porque tuve hambre y me diste de comer, estuve ve desnudo y
me vestiste… porque lo que hiciste a uno de estos pequeños, mis hermanos, a mí
me lo hiciste”.
Estas palabras de Isaías y de Juan, hoy van dirigidas a nosotros, preparando así el camino al Señor. Así pues:
- “Elevar los valles”
puede consistir en ponernos a trabajar
interiormente para salir de nuestras rutinas y apatías,
de nuestros desalientos y faltas de esperanza.
- “enderezar lo
torcido” significa intentar salir de nuestras ambigüedades, tratar con justicia
y respeto a los demás.
- “allanar lo
escabroso” significa hacer la vida fácil y agradable a los demás, ayudando al que está perdido, a los más pequeños e indefensos.
La Palabra de Dios por boca del Bautista nos llama a una vida más sobria, a dejar de lado tantas cosas superfluas por
las que nos complicamos la vida, a buscar lo esencial. Para
eso hace falta que hagamos un poco de silencio en nuestro interior, que dejemos
lugar a la palabra del evangelio que nos habla y nos señala el camino, siguiendo
las huellas de Jesús.
El
lema de este domingo 2º es: “Preparad el camino al Señor” para construir un
mundo más humano, más fraterno, más solidario, un mundo que ponga la mirada en
Jesucristo que viene a salvarnos.
Juan predicaba llamando a la conversión de vida, a un cambio de mentalidad y de modo de pensar. Hacía suyas las palabras del profeta Isaías: “Voz que clama en el desierto: Preparad el camino al Señor, allanad sus senderos, elevad los valles, enderezad lo torcido…”. Es por tanto, una llamada a cambiar la escala de valores
Así, esta conversión para el que es grande, no consiste en subir más, sino en bajar, como decía Jesús a sus discípulos algunos años más tarde: “el que de entre vosotros quiera el ser el primero, que sea el servidor de los todos”. Para el rico cambiar no consiste en ser más rico en poder o dinero, sino en ser más servicial, más compasivo y misericordioso, como dirá Jesús: “Porque tuve hambre y me diste de comer, estuve ve desnudo y me vestiste… porque lo que hiciste a uno de estos pequeños, mis hermanos, a mí me lo hiciste”.
- “Elevar los valles” puede consistir en ponernos a trabajar interiormente para salir de nuestras rutinas y apatías, de nuestros desalientos y faltas de esperanza.
- “enderezar lo torcido” significa intentar salir de nuestras ambigüedades, tratar con justicia y respeto a los demás.
- “allanar lo escabroso” significa hacer la vida fácil y agradable a los demás, ayudando al que está perdido, a los más pequeños e indefensos.
La Palabra de Dios por boca del Bautista nos llama a una vida más sobria, a dejar de lado tantas cosas superfluas por las que nos complicamos la vida, a buscar lo esencial. Para eso hace falta que hagamos un poco de silencio en nuestro interior, que dejemos lugar a la palabra del evangelio que nos habla y nos señala el camino, siguiendo las huellas de Jesús.
El lema de este domingo 2º es: “Preparad el camino al Señor” para construir un mundo más humano, más fraterno, más solidario, un mundo que ponga la mirada en Jesucristo que viene a salvarnos.