Hoy, 7 de noviembre, celebramos el Día de la
Iglesia Diocesana.
«Somos lo que tú nos ayudas a ser. Somos una
gran familia contigo», es el lema que recuerda
que juntos, como familia, logramos
una parroquia activa que responde a la llamada de Dios.
Juntos
somos Iglesia Diocesana, poniendo todo lo que somos al servicios de los
otros y colaborando juntos
llevamos a cabo la labor de la Iglesia. Juntos logramos una parroquia viva, comprometida, apasionada
por Jesucristo y entregada a los demás.
LECTURAS
- 1 Reyes 17,10.-16
- Salmo responsorial 145
- Hebreos 9, 24-28
- Mc 12,38-44
Relata
el evangelio que estando Jesús sentado frente a los cepillos de las ofrendas,
observaba cómo la gente echaba dinero: “muchos ricos echaban mucho”, dice el
evangelio. También una pobre viuda, se acercó y echó dos pequeñas monedas del
más bajo valor de aquel tipo de dinero. Y aquel gesto de la viuda llamó la
atención de Jesús, quien llamando a los
discípulos les hizo ver que “aquella pobre viuda había echado más que nadie,
porque los demás han echado de lo que les sobra, pero esta mujer, que pasa
necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir”.
La
mirada de Jesús es muy diferente a nuestras miradas, a veces, superficiales. Jesús
procura comprender el corazón y la vida
de las personas con las que se cruza; la mirada de Jesús es calmada, no juzga a
la primera, da confianza y valora lo que
de bueno hay en toda persona.
Relata el evangelio que estando Jesús sentado frente a los cepillos de las ofrendas, observaba cómo la gente echaba dinero: “muchos ricos echaban mucho”, dice el evangelio. También una pobre viuda, se acercó y echó dos pequeñas monedas del más bajo valor de aquel tipo de dinero. Y aquel gesto de la viuda llamó la atención de Jesús, quien llamando a los discípulos les hizo ver que “aquella pobre viuda había echado más que nadie, porque los demás han echado de lo que les sobra, pero esta mujer, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir”.
La
mirada de Jesús es muy diferente a nuestras miradas, a veces, superficiales. Jesús
procura comprender el corazón y la vida
de las personas con las que se cruza; la mirada de Jesús es calmada, no juzga a
la primera, da confianza y valora lo que
de bueno hay en toda persona.
Este Evangelio nos invita a abrir los ojos y descubrir a muchísima gente que hay en nuestro alrededor, que es como esta mujer: generosas en el cumplimiento de su obligación, y sin darse la más mínima importancia, sin aplausos, sin hacer ruido. Son personas como las dos viudas de las que nos hablan la 1ª lectura y el evangelio de hoy.