jueves, 1 de agosto de 2024

Día 4 agosto de 2024. Domingo XVIII del Tiempo Ordinario.

 

LECTURAS

  • Éxodo 16, 2-4.12-15
  • Salmo responsorial  77, 3.4bc.23-24.25.54
  • Efesios 4, 17.20-24
  • Juan 6, 24-35


    El evangelio del domingo pasado terminaba diciendo que “Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña, él solo”. Es decir, que Jesús observó que no habían comprendido el signo de los “panes y los peces” y por eso se aleja de la multitud. Jesús no fue un populista. Por eso, deja que pase la euforia del momento, y cuando la gente lo busca y lo encuentra, Jesús propone una reflexión que escuchamos en el evangelio de hoy, y que termina afirmando: “yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás”. Esta afirmación de Jesús presupone aquella otra: “No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. En el ser humano es fundamental la dimensión material y la espiritual; de faltar una de ellas se anda cojo.

  Para creer en Jesús y seguirlo hay que conocerlo, y para conocerlo, debemos poner medios por nuestra parte. La misión de la Iglesia es anunciar a Jesucristo, y proponer acciones “pastorales” que ayuden a cada cristiano a profundizar en el conocimiento de Jesucristo, para estar con él, escucharlo, amarlo, seguirlo, celebrarlo y anunciarlo a los demás. El conocimiento de Jesús exige conocer su vida, sus palabras, su trato con las personas, sus prioridades, su muerte y resurrección. Y, en consecuencia, ser cristiano es vivir como vivió Jesús ante la necesidad de los demás, teniendo en cuenta la voluntad de Dios.

   San Pablo conocía muy bien a los efesios, porque cuando él llegó a Éfeso, no había cristianos, y él comenzó a anunciarles a Jesucristo, y puso las bases de la primera comunidad cristiana en dicha ciudad. Por eso, algunos años más tarde, en la carta que les envía, y que leemos hoy, Pablo les dice que mantengan un estilo de vida coherente con su nueva condición de cristianos, contrapuesta a la que tenían anteriormente cuando eran paganos. Lo que les dijo a ellos, vale hoy para nosotros: “Renovaos en la mente y en el espíritu y revestíos de la nueva condición humana creada a imagen de Dios”. Es decir, nos pide que revisemos toda nuestra vida y que la orientemos según las enseñanzas del Señor y de su Evangelio.


LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA