LECTURAS
- Isaías 63,16b-17.19b; 64,1-2b-7
- Salmo responsorial 79, 2ac.3b.15-16.18-19
- 1 Corintios 1,3-9
- Marcos 13,33-37
Vivimos
momentos de incertidumbre (crisis económica, política, social, cultural,
religiosa); situaciones nuevas que resultan difíciles de digerir, problemas que
nos producen malestar, que nos afectan e incomodan, con lo que fácilmente
podemos buscar la solución en el individualismo, la indiferencia, el
resentimiento, la violencia.
Con la pequeña parábola del evangelio de hoy, Jesús nos llama a la vigilancia. "Vigilad" es la palabra clave. Y
vigilar significa que cada uno haga con diligencia la tarea encomendada, según
su vocación y responsabilidad: como esposos, padres, hijos, trabajador o
estudiante, empresario, en nuestra relación con los demás, en nuestras tareas
en la parroquia.
Pero
también es tiempo para dejar que Dios nos hable y se haga presente en nosotros,
por la Palabra escuchada y meditada, que nos lleva a la pregunta: "Señor,
¿qué quieres de mí en mis circunstancias concretas? Dios se hace presente en
los sacramentos, especialmente en la Eucaristía y en la Confesión, perdonando.
Recordamos
las palabras de Isaías (1ª lectura): "Señor, tú eres nuestro Padre,
nosotros somos arcilla y tú eres el alfarero; somos obra de tus manos". Esta
imagen expresa muy bien que Dios no se desentiende de nosotros, pero nosotros
podemos oponer resistencia a la acción de Dios o, por el contrario, dejar que él
nos modele.
Ser
cristianos responsables es dejarse trabajar por Él, a través de la Palabra, los
Sacramentos, pero también a través de las circunstancias de la vida, a través
del que sufre, y también a través del que ama y se entrega a los demás. Así nos
lo decía el domingo pasado: "Lo que hiciste a uno de estos, mis humildes
hermanos, a mí me lo hiciste", y también "lo que no hiciste a estos,
los pequeños, a mí me lo hiciste".
Empezamos el Adviento. Dejémonos encontrar por Jesucristo, que ya está en medio
de nosotros, en nuestra vida y en la Eucaristía. "Con Jesucristo, dice el
papa, nace y renace la alegría".
LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA
HOJA DOMINICAL DIOCESANA
ADVIENTO 2023
2 diciembre: 18,45h: Meditación de Adviento.
14 diciembre, jueves: 20,00h: Celebración comunitaria de la penitencia.
15 diciembre, viernes: 7,30h: Misa y Unción de Enfermos.
17 diciembre, domingo: 18,00h: Festival de Villancicos organizado por el Coro "Amigos de María", con participación de coros parroquiales. Entrada colaboración con Carias parroquial: 4 euros.
19 diciembre, martes: 18,00h: Festival de villancicos a cargo del Conservatorio de Música.
Vivimos momentos de incertidumbre (crisis económica, política, social, cultural, religiosa); situaciones nuevas que resultan difíciles de digerir, problemas que nos producen malestar, que nos afectan e incomodan, con lo que fácilmente podemos buscar la solución en el individualismo, la indiferencia, el resentimiento, la violencia.
Con la pequeña parábola del evangelio de hoy, Jesús nos llama a la vigilancia. "Vigilad" es la palabra clave. Y vigilar significa que cada uno haga con diligencia la tarea encomendada, según su vocación y responsabilidad: como esposos, padres, hijos, trabajador o estudiante, empresario, en nuestra relación con los demás, en nuestras tareas en la parroquia.
Pero
también es tiempo para dejar que Dios nos hable y se haga presente en nosotros,
por la Palabra escuchada y meditada, que nos lleva a la pregunta: "Señor,
¿qué quieres de mí en mis circunstancias concretas? Dios se hace presente en
los sacramentos, especialmente en la Eucaristía y en la Confesión, perdonando.
Recordamos
las palabras de Isaías (1ª lectura): "Señor, tú eres nuestro Padre,
nosotros somos arcilla y tú eres el alfarero; somos obra de tus manos". Esta
imagen expresa muy bien que Dios no se desentiende de nosotros, pero nosotros
podemos oponer resistencia a la acción de Dios o, por el contrario, dejar que él
nos modele.
Ser
cristianos responsables es dejarse trabajar por Él, a través de la Palabra, los
Sacramentos, pero también a través de las circunstancias de la vida, a través
del que sufre, y también a través del que ama y se entrega a los demás. Así nos
lo decía el domingo pasado: "Lo que hiciste a uno de estos, mis humildes
hermanos, a mí me lo hiciste", y también "lo que no hiciste a estos,
los pequeños, a mí me lo hiciste".