LECTURAS
- Malaquías 3,1-4
- Salmo responsorial 23
- Hebreos 2, 14-18
- Lucas 2,22-40
Recordando lo relatado por el evangelio, muy pronto, la Iglesia de Oriente estableció está fiesta del Señor llamada "Fiesta del Encuentro" (en griego "Hipapanté). El encuentro del Niño Jesús con los ancianos Simeón y Ana, en realidad fue el encuentro de Dios con la humanidad, simbolizada en por aquellos ancianos que esperaban el cumplimiento de las profecías sobre el Mesías. Y es la humanidad la que encuentra hoy al Señor en su templo, que es la Iglesia, y de la que él es Cabeza; de ahí que cada domingo nos reúna para asegurarnos que él nos acompaña siempre, y que nos alimenta con el Pan de la Palabra y el Pan de la Eucaristía.
El nuevo templo de Dios somos nosotros, los que nos encontramos y queremos estar siempre con Jesús, los que recibimos la Comunión y los que vivimos con la esperanza de participar un día de su gloriosa resurrección.
La Luz del mundo que es Jesucristo lo recibimos por la fe; y en consecuencia, estamos llamados a irradiar esa luz que hemos recibido. Y nuestra fe es esa luz que debe estar encendida siempre, no solo cuando estamos en la Iglesia, sino también en nuestra casa, trabajo, relaciones. La luz de la fe puede apreciar cuando se sabe escuchar al otro, cuando se perdona al que ofende, cuando respeta al que no piensa igual. La luz de nuestra fe brilla en los pequeños detalles de la vida de cada día.
LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: FELICITACIONES DE JESÚS
El nuevo templo de Dios somos nosotros, los que nos encontramos y queremos estar siempre con Jesús, los que recibimos la Comunión y los que vivimos con la esperanza de participar un día de su gloriosa resurrección.
La Luz del mundo que es Jesucristo lo recibimos por la fe; y en consecuencia, estamos llamados a irradiar esa luz que hemos recibido. Y nuestra fe es esa luz que debe estar encendida siempre, no solo cuando estamos en la Iglesia, sino también en nuestra casa, trabajo, relaciones. La luz de la fe puede apreciar cuando se sabe escuchar al otro, cuando se perdona al que ofende, cuando respeta al que no piensa igual. La luz de nuestra fe brilla en los pequeños detalles de la vida de cada día.