LECTURAS
- Hechos 10, 34a. 37-43
- Salmo 117
- Colosenses, 3, 1-4
- Juan 20, 1-9
¡Aleluya, Cristo ha resucitado!
¡Aleluya, Cristo vive hoy!
Después de aquel primer sobresalto al ver el sepulcro abierto y vacío, Jesús "se dejó ver", nos dicen los relatos evangélicos, en este tiempo de Pascua.
La resurrección del Señor es el punto de partida de nuestra fe en Jesucristo, vencedor del mal y de la muerte. Además, la Resurrección dio a los discípulos la fuerza del Espíritu de Dios, y venciendo respetos humanos y miedos, se convierten en testigos cualificados que no pueden dejar de contar públicamente todo aquello que han vivido junto al amigo y profeta Jesús.
Viendo a Jesús resucitado los discípulos entienden que lo que ha hecho Jesús es lo que Dios quiere, y que seguir a Jesús es adoptar su mismo estilo de vida así como los valores que vivió y enseñó.
Todos los personajes que aparecen en escena, en el evangelio "corren", con lo que se nos sugiere la necesidad de una fe activa y comprometida por saber sobre Jesús, y una fe pronta para para "salir al encuentro" y llevar la buena noticia de Jesús a otros, como hicieron María Magdalena, Pedro y Juan, ejemplos de "discípulos misioneros".