LECTURAS
- Isaías 50, 4-7
- Salmo responsorial 21
- Filipenses 2, 6-11
- Marcos 14, 1-15,47
El Domingo de Ramos es como el pórtico de la Semana Santa, la Semana Mayor del Año cristiano, cuyo culmen es el Triduo Pascual, celebración de la pasión, muerte y resurrección del Señor.
En la Semana Santa hay tres palabras que corresponden a tres momentos cruciales: la palabra "Hosanna" ("ayúdanos"), que grita la gente y los discípulos aclamando a Jesús en su entrada a Jerusalén. También el Viernes Santo escucharemos un grito de la plebe: "¡Crucifícalo!". Y en la Vigilia Pascual o Resurrección cantaremos con alegría el "Aleluya"("alabad a Dios") porque Cristo ha resucitado.
La vida del cristiano está también marcada por tres momentos esenciales: dos festivos y otro dramático pero lleno de esperanza. El primero es el bautismo por el que se pasa del pecado a las vida de Dios, siendo adoptados como hijos de Dios, regalo de Jesucristo muerto y resucitado. El segundo momento es el camino que recorre el cristiano durante toda su vida, entre aciertos y fracasos, debilidades y caídas, y por ello es dramático, pero marcado por la esperanza que apunta a la meta, garantizada por la promesa de Jesucristo: que dónde él esté también estará el que cree en él y lo sigue. En este tiempo del camino hay que morir al pecado para resucitar con Cristo. A quien sabe morir, el Señor lo resucitará y pasará a cantar el "aleluya" eterno en el mundo de Dios, y este es el tercer momento, el definitivo, porque será participación en la resurrección de Cristo.
LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: DESENLACE
QUIERO VER: TIERRA DE ACOGIDA
En la Semana Santa hay tres palabras que corresponden a tres momentos cruciales: la palabra "Hosanna" ("ayúdanos"), que grita la gente y los discípulos aclamando a Jesús en su entrada a Jerusalén. También el Viernes Santo escucharemos un grito de la plebe: "¡Crucifícalo!". Y en la Vigilia Pascual o Resurrección cantaremos con alegría el "Aleluya"("alabad a Dios") porque Cristo ha resucitado.
La vida del cristiano está también marcada por tres momentos esenciales: dos festivos y otro dramático pero lleno de esperanza. El primero es el bautismo por el que se pasa del pecado a las vida de Dios, siendo adoptados como hijos de Dios, regalo de Jesucristo muerto y resucitado. El segundo momento es el camino que recorre el cristiano durante toda su vida, entre aciertos y fracasos, debilidades y caídas, y por ello es dramático, pero marcado por la esperanza que apunta a la meta, garantizada por la promesa de Jesucristo: que dónde él esté también estará el que cree en él y lo sigue. En este tiempo del camino hay que morir al pecado para resucitar con Cristo. A quien sabe morir, el Señor lo resucitará y pasará a cantar el "aleluya" eterno en el mundo de Dios, y este es el tercer momento, el definitivo, porque será participación en la resurrección de Cristo.
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