LECTURAS
- Números 6, 22-27
- Salmo responsorial
- Gálatas 4, 4-7
- Lucas 2, 16-21
Hoy, además del inicio del año civil, dentro de nuestras celebraciones cristianas de Navidad, celebramos la solemnidad de Santa María, Madre de Dios, y también, la Jornada de Oración por la Paz, instituída por Pablo VI, hace ahora 51 años.
Nuestro saludo tradicional "feliz Año Nuevo", cargado de deseos y buenas intenciones, podemos cargarlo de contenido con esas mismas palabras con las que Moisés bendecía a los israelitas y que escuchamos en la primera lectura de esta fiesta: "Que Dios nos bendiga, nos proteja, nos ilumine,nos favorezca, nos mire y nos conceda la paz".
Jesucristo es el gran regalo que Dios ofrece a la humanidad, y que nos entrega como "Dios con nosotros", a través de María de Nazaret, Santa María la Virgen.
A María la podemos nombrar o invocar bajo cualquier título: Virgen de los Llanos, de Cortes, del Pilar, etc., pero no podemos olvidar que la veneración y culto que le rendimos es en razón de ser la Madre de Dios, hecho hombre en Jesús de Nazaret, quien también nos la ofrece como madre nuestra, siendo ella la primera discípula de Jesús, y también un modelo de fe para nosotros, porque de María aprendemos a escuchar la Palabra de Dios y desear que Dios cumpla su voluntad en nosotros, o como dice el evangelio de hoy: "María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón", que no es otra cosa sino estar atentos a los signos de los tiempos, a través de los cuales Dios también nos habla.
Te damos gracias, Señor, porque tu Providencia nos ha guiado todo el año, y nos encontramos hoy reunidos delante de Ti,
a pesar de las dificultades que hemos podido encontrar.
Queremos recordar a los que no están con nosotros,
o que han partido para reposar en tu seno y participar de tu vida en plenitud. Acógelos, Padre, y te damos gracias por sus vidas.
Te entregamos nuestros propósitos para el año que empieza,
guíanos siempre por senderos de justicia. Estamos confiados
en que la semilla de tu amor ha sido plantada en nuestras vidas,
y que seguirá dando frutos en este año nuevo.
Permite, Señor, que a pesar de los diferentes caminos
que llevamos cada uno, nos mantengamos siempre unidos.
Te lo pedimos, Padre, en el nombre de tu Hijo Jesucristo,
y de su Madre María, que es también Madre Nuestra. Amén.
A María la podemos nombrar o invocar bajo cualquier título: Virgen de los Llanos, de Cortes, del Pilar, etc., pero no podemos olvidar que la veneración y culto que le rendimos es en razón de ser la Madre de Dios, hecho hombre en Jesús de Nazaret, quien también nos la ofrece como madre nuestra, siendo ella la primera discípula de Jesús, y también un modelo de fe para nosotros, porque de María aprendemos a escuchar la Palabra de Dios y desear que Dios cumpla su voluntad en nosotros, o como dice el evangelio de hoy: "María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón", que no es otra cosa sino estar atentos a los signos de los tiempos, a través de los cuales Dios también nos habla.