LECTURAS
- 2 Samuel 7, 1-5.8b.14a-16
- Salmo responsorial 88
- Rom 16, 25-27
- Lucas 1, 26-38
María es el personaje central en este último domingo del Adviento. Como madre del futuro Mesías, del "Dios-con-nosotros", ella será presencia inseparable junto al Niño, y también es ella la que nos adentra en el misterio de la Navidad.
María ofrece a Dios la sencillez de su persona y su disponibilidad a colaborar con el proyecto de Dios; ella es como la puerta de la humanidad que acoge al Dios que quiere hacerse hombre.
El relato evangélico no es una crónica periodística de un hecho que es noticia. Es verdad que Lucas es magistral en la forma de redactar su evangelio, se diría un periodista consumado.
Lo que pretende el relato es presentarnos la identidad del niño que va a nacer de María,la joven de Nazaret, joven prometida a José, pero que aún no viven juntos ni ha tenido relación sexual coco ningún otro hombre. Su virginidad es la condición necesaria para que Dios lleve a cabo su obra extraordinario, una acción creadora y única por intervención del Espíritu de Dios. Por ello, el niño que María está gestando en su vientre es desde siempre Hijo de Dios, y por su condición divina es la misma presencia de Dios en medio dela humanidad, el Emmanuel: "Dios con nosotros".
LECTIO CONTINUA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: UN CORAZÓN ACOGEDOR
María ofrece a Dios la sencillez de su persona y su disponibilidad a colaborar con el proyecto de Dios; ella es como la puerta de la humanidad que acoge al Dios que quiere hacerse hombre.
El relato evangélico no es una crónica periodística de un hecho que es noticia. Es verdad que Lucas es magistral en la forma de redactar su evangelio, se diría un periodista consumado.
Lo que pretende el relato es presentarnos la identidad del niño que va a nacer de María,la joven de Nazaret, joven prometida a José, pero que aún no viven juntos ni ha tenido relación sexual coco ningún otro hombre. Su virginidad es la condición necesaria para que Dios lleve a cabo su obra extraordinario, una acción creadora y única por intervención del Espíritu de Dios. Por ello, el niño que María está gestando en su vientre es desde siempre Hijo de Dios, y por su condición divina es la misma presencia de Dios en medio dela humanidad, el Emmanuel: "Dios con nosotros".