LECTURAS
- 1 Samuel 26,2.7-9, 12-13. 22-23
- Salmo responsorial 102, 1-2.3-4.8.10.12-13
- 1 Corintios 15, 45-49
- Lucas 6, 27-38
La idea de
hacer el bien a quienes te hacen el bien, y el mal a quienes te hacen el mal,
era una doctrina central en tiempos de Jesús, incluso siglos antes, así lo
enseñaban los filósofos grecolatinos, como el mismo Platón, y defendían la ley
del talión: “ojo por ojo y diente por diente”, que imponía un castigo
consistente en hacer sufrir al delincuente un daño igual al que causó, y no
tomarse la justicia por su mano.
Pero Jesús supera
todo ese modo de actuar, y vas más allá, diciendo: “Amad a vuestros enemigos, haced
el bien y prestad sin esperar nada; y seréis hijos de Dios, porque él es bueno
con los malvados y desagradecidos”. La razón que da Jesús es la de ser
misericordiosos como nuestro Padre Dios es misericordioso, y concede el perdón
a quien se arrepiente. Y termina diciendo: “Perdonad y seréis perdonados,
porque se os medirá con la medida que uséis con los demás”.