LECTURAS
- Eclesiástico 27,4-7
- Salmo responsorial 91, 2-3.13-14.15-16
- 1 Corintios 15,54-58
- Lucas 6,39-45
El Evangelio de este
domingo es el final del llamado “sermón de la llanura” de Lc, que empezó con
las bienaventuranzas, y termina manifestando cuáles son las actitudes del
auténtico discípulo de Jesús.
El autor de
la primera lectura nos ha dejado escrito que “El hombre se prueba en su razonar”,
porque en el corazón del ser humano radica su mentalidad, las ideas y proyectos,
sean buenos o malos, y del corazón salen las palabras que los expresan. También, Jesús nos
invita a estar atentos y apreciar a las personas que manifiestan un pensamiento
coherente y sano. Pero la prueba final no son solo las palabras que parecen
buenas, sino el modo de obrar; las palabras deben estar en coherencia con el
actuar, porque las obras son el fruto que verifica la verdad de las palabras.
Como dice el apóstol Santiago en una de sus cartas: “Muéstrame tus obras y yo
te diré cuál es tu fe”.
La parábola
de la “mota en el ojo ajeno” es una advertencia para quienes consideran
insignificantes sus errores y, por el contrario, siempre están viendo y
señalando los errores ajenos. Es una llamada a tomar conciencia de que toda
persona tenemos nuestros errores y pecados y, en consecuencia, debemos
renunciar a erigirnos en jueces de los demás, pues tenemos nuestras propias
faltas en las que fijarse y curar; en definitiva, no juzgar el interior de las
personas, porque como decía Jesús el domingo pasado: “La medida que uséis con
los demás, se usará también con vosotros”.
Las palabras
de Jesús en el evangelio son una llamada a la coherencia, de modo que nuestra
vida debe transparentar el evangelio, y no hay mejor predicación que el buen
ejemplo. Por ello la Iglesia
nos recuerda que la primera misión de los que escuchamos la Palabra de Dios y
participamos en la Eucaristía es dar testimonio de ella con la propia vida, como
tantas veces nos dice el papa Francisco: “ser Iglesia en salida”, es decir, “ser
discípulos misioneros”.
LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA
HOJA DOMINICAL DIOCESANA
El Evangelio de este domingo es el final del llamado “sermón de la llanura” de Lc, que empezó con las bienaventuranzas, y termina manifestando cuáles son las actitudes del auténtico discípulo de Jesús.
El autor de
la primera lectura nos ha dejado escrito que “El hombre se prueba en su razonar”,
porque en el corazón del ser humano radica su mentalidad, las ideas y proyectos,
sean buenos o malos, y del corazón salen las palabras que los expresan. También, Jesús nos
invita a estar atentos y apreciar a las personas que manifiestan un pensamiento
coherente y sano. Pero la prueba final no son solo las palabras que parecen
buenas, sino el modo de obrar; las palabras deben estar en coherencia con el
actuar, porque las obras son el fruto que verifica la verdad de las palabras.
Como dice el apóstol Santiago en una de sus cartas: “Muéstrame tus obras y yo
te diré cuál es tu fe”.
La parábola de la “mota en el ojo ajeno” es una advertencia para quienes consideran insignificantes sus errores y, por el contrario, siempre están viendo y señalando los errores ajenos. Es una llamada a tomar conciencia de que toda persona tenemos nuestros errores y pecados y, en consecuencia, debemos renunciar a erigirnos en jueces de los demás, pues tenemos nuestras propias faltas en las que fijarse y curar; en definitiva, no juzgar el interior de las personas, porque como decía Jesús el domingo pasado: “La medida que uséis con los demás, se usará también con vosotros”.
Las palabras de Jesús en el evangelio son una llamada a la coherencia, de modo que nuestra vida debe transparentar el evangelio, y no hay mejor predicación que el buen ejemplo. Por ello la Iglesia nos recuerda que la primera misión de los que escuchamos la Palabra de Dios y participamos en la Eucaristía es dar testimonio de ella con la propia vida, como tantas veces nos dice el papa Francisco: “ser Iglesia en salida”, es decir, “ser discípulos misioneros”.
LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA
HOJA DOMINICAL DIOCESANA