sábado, 3 de febrero de 2024

Día 4 Febrero de 2024. Domingo V del Tiempo Ordinario.


 LECTURAS

  • Job 7,1-4.6-7
  • Salmo responsorial 146, 1-2.3-4.5-6
  • 1 Corintios 9,16-19.22-23
  • Marcos 1,29-39

La vida no siempre es fácil, pues vivimos situaciones que nos llevan al desánimo, desencanto, y finalmente a la falta de esperanza y sentido de vida.

El libro de Job (1ª lectura) nos muestra a un hombre que presenta ante Dios su existencia marcada por el dolor y el sufrimiento. Job se identifica con un jornalero-esclavo que no consigue lo que desea o merece, cómo es su caso. No descansa, se siente acosado día y noche: “corren mis días más que la lanzadera, hoy se van consumiendo faltos de esperanza… mis ojos no verán más la dicha”, termina diciendo Job.

Hoy día nos resulta fácil constatar que el grito de Job está presente en la vida diaria de muchos hombres y mujeres, de cientos de millones de seres humanos, en todos los rincones del mundo, personas que se enfrentan a una vida de lucha y dificultad y que les parece imposible salir de ese círculo vicioso de sufrimiento que viven.

En el Evangelio de hoy, continuación del domingo pasado, leemos un pasaje que podemos llamar” un día en la vida de Jesús". Después de salir de la sinagoga, cura a la suegra de Pedro, la población se agolpaba a la puerta, y saliendo curó a muchos enfermos, y así pasó el día hasta llegada la noche.

Se nos presenta a Jesús como curador, consciente del mal y del sufrimiento que hay en el mundo. Jesús hace honor al nombre que lleva (Dios salva) y manifiesta su poder contra el mal en todas sus formas.  

La primera mirada de Jesús se dirige al sufrimiento de las gentes más enfermas y desnutridas de Galilea; anuncia un Dios Salvador y amigo realizando gestos de bondad: bendice a los enfermos, libera a los leprosos de la marginación, abraza a los más frágiles y pequeños, libera a los poseídos por espíritus malignos, acoge a los pecadores despreciado por todos. Jesús anuncia a Dios curando la vida, y anuncia la salvación eterna sanando la vida actual. Este es el recuerdo que dejó Jesús, como dirá el apóstol Pedro: “Ungido por Dios con el Espíritu Santo, pasó por el mundo haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él” (Hch 10,38).

 LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA


          HOJA DOMINICAL DIOCESANA