CUARESMA 2024
LECTURAS
- Joel 2, 12-18
- Salmo responsorial 50, 3-6.12-14.17
- 2 Corintios 5,20-6,2
- Mateo 6,1-6.16-18
El primer acento de este comienzo de Cuaresma es una llamada a
superar la superficialidad; nos lo recuerda una frase clásica que
se pronuncia al imponer la ceniza sobre la cabeza: “Acuérdate de que eres polvo y al
polvo volverás”, con lo que se subraya la caducidad de todo, incluso de nuestra
vida terrena. La ceniza visualiza y recuerda nuestro engaño de correr tras de
tantas cosas que nos llenan el corazón, pero que no pueden darnos la vida que
perdura, y hacen de este mundo un lugar agresivo e injusto.
En Miércoles de Ceniza, todas las
lecturas de la Palabra de Dios proponen la conversión, es decir, reconocer con
espíritu arrepentido la falsa vida que llevamos a veces, marcada por la
inhumanidad de nuestras relaciones y pecados. “Conversión” significa cambiar de
mentalidad y de intereses; en definitiva, dar importancia a lo que la tiene,
viviendo según el Espíritu de Dios, que se nos dio por el Bautismo y la
Confirmación. De ahí que la llamada de Jesús: “Convertíos y
creed en el Evangelio”, no es otra cosa que
llamada a ser discípulos de verdad, y tratarnos unos a otros como hijos de Dios
que somos y miembros de la familia de Dios, la Iglesia, reunidos en ella por la
muerte y resurrección de Cristo.
En este día y durante toda la
Cuaresma, iremos viendo cómo Dios toma la iniciativa, y nos busca para darnos la salvación. Así, el profeta Joel, en la
primera lectura de hoy, nos dice que Dios “es un Dios compasivo y
misericordioso, lento a la cólera y rico en amor, que siempre está dispuesto a
compadecerse de su pueblo, cuando éste acude con actitud sincera de conversión
y arrepentimiento”. San
Pablo, en la segunda lectura, también nos dice: “Reconciliaos con Dios”, y
añade: “Ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la salvación”.
En el Evangelio, Jesús nos muestra que
la conversión consiste en la autenticidad de vida: que lo que se haga, se haga
de corazón, afectando a todas las dimensiones de la persona, y por ello habla de
nuestra relación con los otros, de nuestra relación con Dios, y con nosotros
mismos. Y no os propone 3 actitudes, indicadas con
ejemplos concretos: la limosna, la
oración, y el ayuno o austeridad como alternativa de vida frente a un mundo que nos ha acostumbrado a no negarnos
capricho alguno.
En la Biblia, el ayuno implica vivir en justicia y compartir
los bienes propios con los más pobres. Así nos lo recuerda el profeta Isaías: “Este
es el ayuno que yo quiero: soltar las cadenas injustas, liberar a los oprimidos,
partir tu pan con el hambriento, cubrir a quien va desnudo y no desentenderte
de los tuyos”.
TODOS LOS VIERNES DE CUARESMA, AL TÉRMINO DE LA MISA, A LAS 20,OOH TENDREMOS VIA CRUCIS.
EL 20 DE MARZO, MIÉRCOLES, A LAS 20,00H: CELEBRACION PENITENCIAL COMUNITARIA CON CONFESIONES.
El primer acento de este comienzo de Cuaresma es una llamada a
superar la superficialidad; nos lo recuerda una frase clásica que
se pronuncia al imponer la ceniza sobre la cabeza: “Acuérdate de que eres polvo y al
polvo volverás”, con lo que se subraya la caducidad de todo, incluso de nuestra
vida terrena. La ceniza visualiza y recuerda nuestro engaño de correr tras de
tantas cosas que nos llenan el corazón, pero que no pueden darnos la vida que
perdura, y hacen de este mundo un lugar agresivo e injusto.
En Miércoles de Ceniza, todas las lecturas de la Palabra de Dios proponen la conversión, es decir, reconocer con espíritu arrepentido la falsa vida que llevamos a veces, marcada por la inhumanidad de nuestras relaciones y pecados. “Conversión” significa cambiar de mentalidad y de intereses; en definitiva, dar importancia a lo que la tiene, viviendo según el Espíritu de Dios, que se nos dio por el Bautismo y la Confirmación. De ahí que la llamada de Jesús: “Convertíos y creed en el Evangelio”, no es otra cosa que llamada a ser discípulos de verdad, y tratarnos unos a otros como hijos de Dios que somos y miembros de la familia de Dios, la Iglesia, reunidos en ella por la muerte y resurrección de Cristo.
En este día y durante toda la Cuaresma, iremos viendo cómo Dios toma la iniciativa, y nos busca para darnos la salvación. Así, el profeta Joel, en la primera lectura de hoy, nos dice que Dios “es un Dios compasivo y misericordioso, lento a la cólera y rico en amor, que siempre está dispuesto a compadecerse de su pueblo, cuando éste acude con actitud sincera de conversión y arrepentimiento”. San Pablo, en la segunda lectura, también nos dice: “Reconciliaos con Dios”, y añade: “Ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la salvación”.
En el Evangelio, Jesús nos muestra que la conversión consiste en la autenticidad de vida: que lo que se haga, se haga de corazón, afectando a todas las dimensiones de la persona, y por ello habla de nuestra relación con los otros, de nuestra relación con Dios, y con nosotros mismos. Y no os propone 3 actitudes, indicadas con ejemplos concretos: la limosna, la oración, y el ayuno o austeridad como alternativa de vida frente a un mundo que nos ha acostumbrado a no negarnos capricho alguno.
En la Biblia, el ayuno implica vivir en justicia y compartir los bienes propios con los más pobres. Así nos lo recuerda el profeta Isaías: “Este es el ayuno que yo quiero: soltar las cadenas injustas, liberar a los oprimidos, partir tu pan con el hambriento, cubrir a quien va desnudo y no desentenderte de los tuyos”.
TODOS LOS VIERNES DE CUARESMA, AL TÉRMINO DE LA MISA, A LAS 20,OOH TENDREMOS VIA CRUCIS.