LECTURAS
- Isaías 56,6-7
- Salmo responsorial 66,2-3.5.6.8
- Romanos 11,13-15.29-32
- Mateo 15,21-28
En el evangelio de hoy, leemos cómo una
mujer pagana se acerca a Jesús pidiendo con insistencia: “Ten compasión de mí,
Señor, Hijo de David”. Y seguidamente, le expone el problema: “mi hija tiene un
demonio muy malo”. Sin embargo, ¡qué extraña la reacción
de Jesús!: en primer lugar, no haciendo caso, y, en segundo lugar, le pone
pegas. Tal vez, muchos de los presentes se escandalizaron, pero la mujer
continuó insistiendo. Hasta los discípulos le dicen: “atiéndela porque viene
gritando detrás de nosotros”.
En las respuestas primeras que da Jesús,
se refleja toda la mentalidad que tenían los judíos hacia los gentiles o
paganos, como manifiesta en la forma despectiva como habla a la mujer que le
suplica. En efecto, los judíos llamaban a los no judíos: “perros gentiles”
porque no pertenecían al pueblo de Dios y no eran dignos de la salvación según
ellos.
Probablemente esa forma de proceder Jesús
fue una manera pedagógica de atraer la atención de los presentes para
manifestar públicamente la fe de aquella mujer que, no siendo judía, sin embargo,
implora a Jesús. Finalmente, Jesús la acogió y escuchó, admiro su fe, y curó a
su hija enferma: “Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla lo que deseas. Y
en aquel momento, su hija quedó curada”. Sin duda, el evangelista Mateo, con
el extraño proceder de Jesús, quiere dar una lección a sus discípulos y a la comunidad
judeocristiana, para que acojan a los extranjeros como legítimos beneficiarios
de la salvación anunciada por Jesús.
Jesús admiró la gran fe de aquella
mujer sencilla y pagana que, por amor a su hija, no dudó en suplicar a Jesús a pesar de
los obstáculos y dificultades. La
respuesta de Jesús nos manifiesta que todos estamos llamados a la salvación, y que
las diferencias de trato entre nosotros por razón cultural, religiosa, económica,
política, racial, no es lo que Dios quiere, porque ante Dios, todos somos hijos
y hermanos, y en Jesús se manifiesta la compasión de Dios hacia todo ser humano.
LECTIO DIVINA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA
En el evangelio de hoy, leemos cómo una mujer pagana se acerca a Jesús pidiendo con insistencia: “Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David”. Y seguidamente, le expone el problema: “mi hija tiene un demonio muy malo”. Sin embargo, ¡qué extraña la reacción de Jesús!: en primer lugar, no haciendo caso, y, en segundo lugar, le pone pegas. Tal vez, muchos de los presentes se escandalizaron, pero la mujer continuó insistiendo. Hasta los discípulos le dicen: “atiéndela porque viene gritando detrás de nosotros”.
En las respuestas primeras que da Jesús,
se refleja toda la mentalidad que tenían los judíos hacia los gentiles o
paganos, como manifiesta en la forma despectiva como habla a la mujer que le
suplica. En efecto, los judíos llamaban a los no judíos: “perros gentiles”
porque no pertenecían al pueblo de Dios y no eran dignos de la salvación según
ellos.