viernes, 25 de agosto de 2023

Día 27 agosto de 2023. Domingo XXI del Tiempo Ordinario.

 LECTURAS

  • Isaías 22,19-23
  • Salmo responsorial 137,1-2a.2bc-3.6.8bc
  • Romanos 11,33-36
  • Mateo 16,13-20

    Después de un tiempo de actividad de Jesús y de trato con sus discípulos, les hizo la pregunta del evangelio, que Jesús nos hace hoy a nosotros sus discípulos: “¿Quién decís que soy yo?”, es decir: “¿Qué significo para vosotros?”

   En medio de sus compañeros, Pedro toma la palabra y hace una afirmación que resume la profesión de fe cristiana: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Pero la fe de Pedro y de los apóstoles se tendrá que purificar, porque para Pedro y los discípulos no fue fácil entender el sentido profundo de aquella profesión de fe que hizo, cómo escucharemos el domingo próximo.

       También, nuestra fe debe ser formada, purificada, cuidada, y por eso cada día necesitamos de conversión, y preguntarnos si de verdad los valores y enseñanzas de Jesús cuentan en nuestra vida, y se pueden percibir por los frutos que damos, porque es, en nuestro estilo de vida, en el  que  se debe manifestar quién es Jesús para mí.

    Una inmensa cantidad los bautizados viven su religión de tal manera que, probablemente, nunca tendrán una experiencia viva de encuentro con Jesucristo, como tantos que, al terminar la primera comunión, ya no viven más lo cristiano, ni celebran los sacramentos ni la Misa dominical. Solo conservan una idea ligera de lo que aprendieron en catequesis en la infancia, pero que, como ya no la han cuidado ni  formado, se queda en una fe raquítica, lo mismo que se les quedó pequeño el vestido de primera comunión.

       Quiénes así viven no consideran la fe en Jesucristo como algo relevante; se dicen cristianos, pero conservan una fe indiferente y apática, sin ninguna repercusión en su propia vida. Así lo dicen muchos: “soy cristiano, pero no practicante”. Cristianos así no puedan dar una respuesta a la pregunta de Jesús “¿Quién decís que soy yo?”.


    LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

 

 

 

 

 

viernes, 18 de agosto de 2023

Día 20 agosto de 2023. Domingo XX delTiempo Ordinario.

 

    LECTURAS

  • Isaías 56,6-7
  • Salmo responsorial  66,2-3.5.6.8
  • Romanos 11,13-15.29-32
  • Mateo 15,21-28


     En el evangelio de hoy, leemos cómo una mujer pagana se acerca a Jesús pidiendo con insistencia: “Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David”. Y seguidamente, le expone el problema: “mi hija tiene un demonio muy malo”. Sin embargo, ¡qué extraña la reacción de Jesús!: en primer lugar, no haciendo caso, y, en segundo lugar, le pone pegas. Tal vez, muchos de los presentes se escandalizaron, pero la mujer continuó insistiendo. Hasta los discípulos le dicen: “atiéndela porque viene gritando detrás de nosotros”.

      En las respuestas primeras que da Jesús, se refleja toda la mentalidad que tenían los judíos hacia los gentiles o paganos, como manifiesta en la forma despectiva como habla a la mujer que le suplica. En efecto, los judíos llamaban a los no judíos: “perros gentiles” porque no pertenecían al pueblo de Dios y no eran dignos de la salvación según ellos.

      Probablemente esa forma de proceder Jesús fue una manera pedagógica de atraer la atención de los presentes para manifestar públicamente la fe de aquella mujer que, no siendo judía, sin embargo, implora a Jesús. Finalmente, Jesús la acogió y escuchó, admiro su fe, y curó a su hija enferma: “Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla lo que deseas. Y en aquel momento, su hija quedó curada”. Sin duda, el evangelista Mateo, con el extraño proceder de Jesús, quiere dar una lección a sus discípulos y a la comunidad judeocristiana, para que acojan a los extranjeros como legítimos beneficiarios de  la salvación  anunciada por Jesús.

      Jesús admiró la gran fe de aquella mujer sencilla y pagana que, por amor a su hija, no dudó en suplicar a Jesús a pesar de los obstáculos y dificultades. La respuesta de Jesús nos manifiesta que todos estamos llamados a la salvación, y que las diferencias de trato entre nosotros por razón cultural, religiosa, económica, política, racial, no es lo que Dios quiere, porque ante Dios, todos somos hijos y hermanos, y en Jesús se manifiesta la compasión de Dios hacia todo ser humano.


LECTIO DIVINA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA


 

 

 

 

 

 


lunes, 14 de agosto de 2023

Día 15 agosto de 2023. Asunción de María.

 


LECTURAS 

  • Apocalipsis 11,19; 12,1-6a.10ab
  • Salmo responsorial  131, 6-7.9-10.13-14
  • 1 Corintios 15,20-27
  • Lucas 1,39-56

 

     Esta fiesta luminosa que celebramos hoy, se celebra en toda la Iglesia. En muchos pueblos y ciudades de nuestra geografía, como bien sabemos, se celebran las fiestas locales, en honor de la Virgen, a veces con advocaciones particulares. Pero el motivo principal es que María, la madre de Jesucristo y madre nuestra, está ya en los cielos y participa de la vida de Dios totalmente como primicia de toda la humanidad y que, por gracia de Dios, ha vencido al mayor enemigo que es la muerte.

     Esto mismo es lo que decimos en el cuarto misterio glorioso del Rosario: “Asunción de la Virgen a los cielos en cuerpo y alma”, y en el quinto misterio lo completamos diciendo que “es coronada como reina de cielo y tierra, mediadora de gracia y madre nuestra”, expresiones que expresan su proximidad a su hijo resucitado, y junto a Él realiza su función de interceder por todos nosotros.

      Por ello, nosotros los cristianos la invocamos como madre y pedimos su intercesión, porque en ella encontramos a una madre que escucha, ella que es de los nuestros y sabe lo que es el dolor, el fracaso, la humillación, la solidaridad,  como hemos escuchado hoy en el Evangelio, visitando a Isabel para ayudarla en sus últimos meses de embarazo; ella que alivió a los novios de Caná de Galilea, indicando a su hijo la falta de vino; ella que estuvo a los pies de la cruz acompañando a su hijo Jesús en su pasión y muerte. Porque María es nuestra madre espiritual, la invocamos con confianza, y también acudimos a ella para darle gracias aprendiendo también a ser misericordiosos y solidarios con los demás, nuestros hermanos y personas necesitadas como lo fue ella.



sábado, 12 de agosto de 2023

Día 13 agosto de 2023. Domingo XIX del Tiempo Ordinario.

 

LECTURAS

  • 1ª Reyes 19, 9a.11-13
  • Salmo responsorial 84, 9ab-10.11-12.13-14
  • Romanos 9, 1-5
  • Mateo 14, 22-23

      El evangelio nos enseña que Jesús camina siempre cerca de nosotros, lo mismo que en el relato evangélico caminó sobre las aguas, y ante el miedo de los discípulos los animó diciendo: “Soy yo, no tengáis miedo”.

       Pero la fe siempre está expuesta a los vientos contrarios qué provocamos nosotros mismos o que vienen del exterior. Así, vemos cómo Pedro, obedeciendo a Jesús que le dice “ven”, se pone a caminar sobre las aguas, pero sintiendo la fuerza del viento y las olas comenzó a dudar y a hundirse en el mar. Pero Pedro gritó: “Señor, sálvame”.

       Dudar, como Pedro, es propio de todo ser humano y también del que tiene fe. Sin embargo, en medio de las adversidades, tenemos que volver la mirada a Jesús y reaccionar como Pedro: “Señor, sálvame”; porque Jesús está cerca de nosotros para salvarnos, como aseguró en su despedida: “y sabed que yo estoy con vosotros, todos los días, hasta el final de los tiempos”.

       Jesús es alguien que siempre está cerca de nosotros para librarnos del mal y de la muerte. Él nos dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y una vida abundante”, que más tarde repitió con estas otras palabras: “Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre”.

       Jesús está siempre cerca de nosotros, en su condición de resucitado, y nos ha dejado los medios necesarios para vivir su presencia salvadora: El Evangelio, los sacramentos, la Iglesia de la que él es la cabeza, y el Espíritu Santo que la anima.

        Pero por parte nuestra, hace falta escuchar su palabra y hacerla propia, celebrar su presencia, como hacemos cada domingo, y vivir lo que celebramos al salir a la calle. Si no tenemos estas vivencias, no se nos ocurrirá decir: “Señor sálvame”, porque la fe o se cuida o va muriendo.


LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

 



sábado, 5 de agosto de 2023

Domingo XVIII del Tiempo Ordinario





     LECTURAS

  • Daniel 7, 9-10
  • Salmo responsorial 96, 1-2.5-6.9
  • 2 Pedro 1, 16-19
  • Mateo 17, 1-9



La transfiguración no fue una puesta en escena espectacular por parte de Jesús; no era ese su estilo ni la forma de presentarse ante sus discípulos.

Parece más bien que, los discípulos al experimentar a Jesús resucitado descubren quién era realmente y esto lo expresan en este relato, que, a la hora de escribir el Evangelio, retrotraen a la vida pública de Jesús con la intención de manifestar que:

-      Todo lo que descubrieron en Jesús después de su muerte, su divinidad, estaba ya presente en él cuando andaba por los caminos de Palestina predicando el Reino con palabras y obras. Jesús es Dios desde siempre, solo que estaba oculto en su humanidad, que desde nuestra humanidad no puede ser captado con los sentidos.

-      Y, además, Jesús vivió constantemente transfigurado, pero no se manifestaba exteriormente de manera espectacular. La gloria de su divinidad se expresaba en su humanidad cuando se acercaba a cualquier persona para ayudarle a ser ella misma, como hacía cuando hablaba del reino de Dios, cuando curaba y perdonaba, cuando se acercaba a los pobres y marginados. La luz de Dios presente en Jesús era la luz del amor, y, por tanto, en la humanidad de Jesús se transparentaba Dios. Por eso él decía: “el Padre y yo somos uno”, o “yo hago las obras del Padre”, o “quien me ha visto a mí, ha visto al Padre”

        En el relato de hoy aparecen Moisés y Elías, figuras representativas del Antiguo Testamento. Con ello se nos está diciendo que el Evangelio es continuación del Antiguo Testamento, pero superándolo, como indica la voz del cielo: “Este es mi hijo el amado, en quien me complazco, ¡escuchadlo!”. Escuchar a Jesús es lo decisivo porque quien escucha a Jesús escucha a Dios, ya que Jesús es la presencia de Dios entre los hombres. Por eso, para nosotros cristianos, es fundamental escucharlo, porque escuchar al Hijo Jesucristo es dejarse transformar por él y vivir como él vivió, manifestando que amamos a Dios y a los demás cuando damos lo mejor de nosotros.

LECTIO DIVINA DESDE SAN ISIDRO DE ALMANSA