lunes, 25 de abril de 2022

Día 24 de abril de 2022. Domingo 2º de Pascua o Domingo de la Divina Misericordia.

 

LECTURAS

  • Hechos de los Apóstoles 5,12-16
  • Salmo responsorial
  • Apocalipsis 1,9-11a.12-13.17-19
  • Juan 20,19-31

Todos los relatos  evangélicos sobre la resurrección nos hablan de la misma realidad:

    a) Que Jesús se hace presente ante los discípulos cuando menos lo esperan y eso sucede en la vida real o cotidiana, y no de manera espectacular, ni en el marco grandioso del templo de Jerusalén, sino cuando están reunidos, llenos de miedo por miedo a los judíos, o cuando están pescando porque ya no esperaban nada más de Jesús,  pensando que había muerto y todo había terminado.

     b) Siempre es Jesús quien lleva la iniciativa: es Jesús el que se “deja ver”, con lo que se sugiere que  lo que los discípulos experimentan no es  invención subjetiva, fruto de su imaginación, porque ¿cómo se les va a ocurrir a los testigos de un fracasado que ha muerto en la cruz, afirmar  que ha resucitado si no hubiera sucedido realmente?

     c) Jesús al hacerse “presente” lo hace con presencia cercana, amistosa, lleno de interés por ellos, provocando en ellos alegría y paz, y esto se expresa en el mismo saludo: “paz a vosotros”, en el hecho de ”comer” con ellos y “estar juntos”.

      d) En todas las apariciones hay  un aspecto problemático: hay vacilaciones, dudas. La incredulidad de Tomás nos quiere decir que fue difícil para todos los discípulos aceptar la nueva realidad de Jesús resucitado, que les desbordaba, pero que al mismo tiempo los llenó de alegría, de vida y valentía.

       Jesús les dio el encargo  expreso de ser sus testigos: “Como el Padre me envió, así también os envío yo… Recibid el Espíritu Santo; a quienes perdonéis los pecados les serán perdonados, a quienes se los retengáis, les serán retenidos”.

Hay mucha gente que dice: “yo creo en Dios, pero no creo en la Iglesia”. Y sin embargo, Jesús ha encomendado su propia misión, la que realizó de parte de Dios,  a hombres y mujeres  con defectos y pecados,  con cualidades y  virtudes. Así lo fueron los primeros discípulos y  así lo somos los discípulos  de ahora, que somos y formamos  la Iglesia de Jesús.

  Anunciar el Evangelio que mueve a creer, y perdonar los pecados por medio de los sacramentos es la misión que Jesús ha confiado a la Iglesia.

Hoy se repite lo del “día primero” que se dice varias veces en el evangelio, que es el domingo, “día del Señor”, día en que la Iglesia es convocada para celebrar al Señor resucitado.

Y hoy Dios sigue dando el Espíritu  Santo  a la Iglesia,  para que en medio del mundo en que le toca vivir, experimente y viva los  mismos dones que el Resucitado nos da: la paz que edifica, el perdón de los  pecados y la presencia del Espíritu que empuja y  alienta en el camino.



 HOJA DOMINICAL DIOCESANA