LECTURAS
- Jeremías 1,4-5.17-19
- Salmo responsorial 70,1-2.3-4a.5
- 1ª Corintios 12,31--13,13
- Lucas 4,21-30
La primera línea del evangelio es para recordarnos que nos encontramos en la sinagoga de Nazaret,
donde Jesús ha proclamado el pasaje del
profeta Isaías y se lo ha aplicado a sí mismo, identificándose con el Enviado de Dios que trae la Buena Noticia (Evangelio) y que es el mismo
Jesús. Así pues, como dice el principio de la Carta a los Hebreos, “Dios que desde antiguo había hablado por
boca de los profetas, ahora nos habla en la persona de su Hijo Jesucristo”.
La
Buena Noticia de Jesús es que hombres y
mujeres no caminamos en solitario por el mundo, sino acompañados por el mismo
Dios, manifestado en Jesús de Nazaret. El
problema surge cuando no queremos
dejarnos acompañar por Dios. Los de Nazaret no aceptaron que Dios les hable por
medio de uno de su mismo pueblo, Jesús, al que han visto crecer y trabajar a su
lado y de quien sus parientes son bien conocidos. Pero presentan todavía más rechazo,
cuando Jesús dijo que la Buena Noticia no es solo para el pueblo judío sino
para todos los pueblos de la tierra, y lo hizo recordando cómo, varios siglos
antes, el profeta Elías salvó de morir de hambre a la viuda de Sarepta, y el
profeta Eliseo curó al general sirio Naamán, enfermo de lepra, ambos paganos.
La reacción ante las palabras de Jesús, por parte de los que estaban en la
sinagoga, fue de furia y rechazo. Ya lo dice el
evangelista Juan en el Prólogo de su evangelio: “vino a su casa y los suyos
no lo recibieron”. La respuesta de Jesús
fue abandonar y continuar su misión de evangelizar a los pobres cómo nos
irá mostrando el evangelista Lucas en todo su evangelio.
Esto indica que la cruz presenta en la vida de Jesús también
está presente en el camino de sus discípulos y en todos aquellos que quieran vivir el evangelio en serio; y por
tanto, no debe extrañar la crítica y el rechazo, por parte quienes no pueden aceptar un planteamiento evangélico
de la vida.
En la a 1ª lectura de Jeremías se dice: “Lucharán contra ti, pero
no podrán porque yo estoy contigo para librarte”.
El episodio de Nazaret y esta frase de Jeremías hablan tanto de la presencia de la cruz en la vida
de Jesús como de la presencia de la luz y de la
resurrección. Y es una invitación a nosotros, cristianos, a no desanimarnos ni abandonar la misión ante los fracasos,
rechazos y persecuciones que van apareciendo
en nuestro camino por ser discípulos de Jesús.
HOJA DOMINICAL DIOCESANA
La primera línea del evangelio es para recordarnos que nos encontramos en la sinagoga de Nazaret,
donde Jesús ha proclamado el pasaje del
profeta Isaías y se lo ha aplicado a sí mismo, identificándose con el Enviado de Dios que trae la Buena Noticia (Evangelio) y que es el mismo
Jesús. Así pues, como dice el principio de la Carta a los Hebreos, “Dios que desde antiguo había hablado por
boca de los profetas, ahora nos habla en la persona de su Hijo Jesucristo”.
La Buena Noticia de Jesús es que hombres y mujeres no caminamos en solitario por el mundo, sino acompañados por el mismo Dios, manifestado en Jesús de Nazaret. El problema surge cuando no queremos dejarnos acompañar por Dios. Los de Nazaret no aceptaron que Dios les hable por medio de uno de su mismo pueblo, Jesús, al que han visto crecer y trabajar a su lado y de quien sus parientes son bien conocidos. Pero presentan todavía más rechazo, cuando Jesús dijo que la Buena Noticia no es solo para el pueblo judío sino para todos los pueblos de la tierra, y lo hizo recordando cómo, varios siglos antes, el profeta Elías salvó de morir de hambre a la viuda de Sarepta, y el profeta Eliseo curó al general sirio Naamán, enfermo de lepra, ambos paganos.
La reacción ante las palabras de Jesús, por parte de los que estaban en la sinagoga, fue de furia y rechazo. Ya lo dice el evangelista Juan en el Prólogo de su evangelio: “vino a su casa y los suyos no lo recibieron”. La respuesta de Jesús fue abandonar y continuar su misión de evangelizar a los pobres cómo nos irá mostrando el evangelista Lucas en todo su evangelio.
Esto indica que la cruz presenta en la vida de Jesús también
está presente en el camino de sus discípulos y en todos aquellos que quieran vivir el evangelio en serio; y por
tanto, no debe extrañar la crítica y el rechazo, por parte quienes no pueden aceptar un planteamiento evangélico
de la vida.
En la a 1ª lectura de Jeremías se dice: “Lucharán contra ti, pero no podrán porque yo estoy contigo para librarte”. El episodio de Nazaret y esta frase de Jeremías hablan tanto de la presencia de la cruz en la vida de Jesús como de la presencia de la luz y de la resurrección. Y es una invitación a nosotros, cristianos, a no desanimarnos ni abandonar la misión ante los fracasos, rechazos y persecuciones que van apareciendo en nuestro camino por ser discípulos de Jesús.