viernes, 30 de abril de 2021

Día 2 de mayo de 2021. Domingo 5º de Pascua.

 

LECTURAS

  • Hechos de los Apóstoles 9, 26-31
  • Salmo responsorial 21
  • 1 Juan 3, 18-24
  • Juan 15, 1-8


En domingos pasados, el evangelio se centraba en la resurrección del Señor, fundamento de nuestra fe cristiana. Y el evangelio  de hoy  nos habla de las consecuencias que se derivan de dicha fe. Sólo si Jesús ha resucitado ha sucedido algo muy importante para el mundo y para toda persona: porque Jesús ha resucitado  descubrimos que  Dios nos ama y nos destina a participar de su vida y felicidad. Esto lo expresa  Jesús en el evangelio de hoy con la imagen  o parábola de la “vid y los sarmientos”. Como el sarmiento recibe la savia y vida de la cepa,  así también el discípulo unido a Jesucristo recibe de él la vida de Dios, que lleva a la vida eterna.

 La fe no es sólo creer  que Jesús ha resucitado y vive para siempre, sino que implica  también  que  el cristiano vive  como resucitado en Cristo. El día de Pascua hicimos la renovación de las promesas del bautismo, en las que renunciamos a todo lo que es contrario a Dios, indicando así que morimos al pecado, para vivir unidos al Señor, de acuerdo con la nueva condición de hijos de Dios en virtud de la muerte y resurrección de Jesús, y que se hizo efectiva en nosotros el día de nuestro  bautismo. Así nos lo recordaba el domingo pasado san Juan (2ª lectura): “Mirad que amor más grande nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios ¡Pues lo somos!”.

Esta vida recibida de Dios nos la trasmite Jesucristo, como  la cepa hace pasar la savia al sarmiento. Si estamos unidos a Jesús, su Palabra  pasa a nuestra vida, dando el fruto que Dios quiere, y que nos es otra cosa que “amarnos unos a otros como él nos ha amado”.  Permanecer en comunión con Jesús conlleva la exigencia de vivir  como él vivió, y vivir así es dar fruto, el fruto que Dios quiere y espera de nosotros.

LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: LA EUCARISTÍA Y LA VID

         HOJA DOMINICAL DIOCESANA