lunes, 26 de abril de 2021

25 abril de 2021. Domingo 4º de Pascua.

 


El domingo 25 de abril celebramos la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones y Vocaciones Nativas.

 

Una buena ocasión para recordar las palabras del Santo Padre Francisco en la exhortación apostólica postsinodal  ‘Christus vivit’ donde nos invita a hacernos la auténtica pregunta vocacional: «¿Para quién soy yo?». Esta reflexión personal toma el lema de este año para la Jornada de Oración por las Vocaciones y Jornada de Vocaciones Nativas.

 

Muchas veces, en la vida, perdemos tiempo preguntándonos: «Pero, ¿quién soy yo?». Y tú puedes preguntarte quién eres y pasar toda una vida buscando quién eres. Pero pregúntate: «¿Para quién soy yo?». Como la Virgen, que fue capaz de preguntarse: «¿Para quiénpara qué persona soy yo, en este momento? Para mi prima», y fue. Para quién soy yo, no quién soy yo: esto viene después, sí, es una pregunta que se tiene que hacer, pero antes de nada por qué hacer un trabajo, un trabajo de toda una vida, un trabajo que te haga pensar, que te haga sentir, que te haga trabajar. Los tres lenguajes: el lenguaje de la mente, el lenguaje del corazón y el lenguaje de las manos. E ir siempre adelante. – Fragmento del discurso del Papa Francisco durante la vigilia de oración como preparación para la Jornada Mundial de la Juventud – 2017.



 LECTURAS

  • Hechos de los Apóstoles 4, 8-12
  • Salmo responsorial 117
  • 1 Juan 3, 1-2
  • Juan 10, 11-18

 

En este día del “Buen Pastor”  celebramos la jornada mundial de oración por las vocaciones, con un lema sugerente: “¿Para quién soy yo?” El cristiano que escucha la voz de Dios y da una respuesta favorable es la persona que tiene vocación. Y de ahí las diferentes vocaciones específicas: vocación a la vida matrimonial y de familia, vocación consagrada, como son  las religiosas, monjas y monjes, y  la vida sacerdotal.

Vivir la vida como llamados que responden a Dios exige compromiso, exige que busquemos formarnos humana y cristianamente,  darnos a los demás: los esposos entre ellos y hacia los hijos; los religiosos sirviendo  a los demás según el propio carisma, los sacerdotes sirviendo a la parroquia; exige  vivir la fe con la práctica de los sacramentos, la escucha de la  Palabra de Dios y la oración, y vivir unidos a los demás cristianos  reunidos en la parroquia.

 Jesús usa la metáfora del “pastor y las ovejas” para referirse a él y a los discípulos, pero él no quiere un rebaño sumiso sin más. Por eso, cuando se presentó resucitado ante sus discípulos les confió su propia misión diciendo: “Como el Padre  me envió, así os envío yo a vosotros”.

Jesús sabe y cuenta con las cualidades propias de cada uno, y lo que quiere es que las pongamos al servicio de los demás, sumando y no quedándose nadie atrás, que cada cual colabore según su capacidad y posibilidades.

Jesús desea una vida abundante para cada  uno, y que cada uno haga posible una vida abundante a los demás, y eso será posible si estamos unidos al buen Pastor, Jesucristo.

LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: EXPONER LA VIDA

          HOJA DOMINICAL DIOCESANA