El domingo 25 de abril celebramos la Jornada
Mundial de Oración por las Vocaciones y Vocaciones Nativas.
Una buena
ocasión para recordar las palabras del Santo Padre Francisco en la exhortación
apostólica postsinodal ‘Christus
vivit’ donde nos invita a hacernos la auténtica pregunta vocacional: «¿Para quién soy yo?». Esta
reflexión personal toma el lema de este año para la Jornada de Oración por las
Vocaciones y Jornada de Vocaciones Nativas.
Muchas veces, en la vida, perdemos tiempo preguntándonos: «Pero, ¿quién
soy yo?». Y tú puedes preguntarte quién eres y pasar toda una vida buscando
quién eres. Pero pregúntate: «¿Para quién soy
yo?». Como la Virgen, que fue capaz de preguntarse: «¿Para quién, para qué persona soy yo, en este momento? Para mi
prima», y fue. Para quién soy yo, no quién soy yo: esto viene después, sí, es una pregunta
que se tiene que hacer, pero antes de nada por qué hacer un
trabajo, un trabajo de toda una vida, un trabajo que te haga pensar, que te haga sentir, que te haga trabajar. Los tres lenguajes: el lenguaje de la mente, el lenguaje del corazón y el
lenguaje de las manos. E ir siempre adelante. –
Fragmento del discurso del Papa Francisco durante la vigilia de oración como
preparación para la Jornada Mundial de la Juventud – 2017.
LECTURAS
Hechos de los Apóstoles 4, 8-12
Salmo responsorial 117
1 Juan 3, 1-2
Juan 10, 11-18
En este día del “Buen Pastor” celebramos
la jornada mundial de oración por las vocaciones, con un lema sugerente: “¿Para
quién soy yo?” El
cristiano que escucha la voz de Dios y da una respuesta favorable es la persona
que tiene vocación. Y de ahí las diferentes vocaciones específicas: vocación a
la vida matrimonial y de familia, vocación consagrada, como son las religiosas, monjas y monjes, y la vida sacerdotal.
Vivir
la vida como llamados que responden a Dios exige compromiso, exige que
busquemos formarnos humana y cristianamente,
darnos a los demás: los esposos entre ellos y hacia los hijos; los
religiosos sirviendo a los demás según
el propio carisma, los sacerdotes sirviendo a la parroquia; exige vivir la fe con la práctica de los
sacramentos, la escucha de la Palabra de
Dios y la oración, y vivir unidos a los demás cristianos reunidos en la parroquia.
Jesús usa la metáfora del “pastor y las ovejas” para referirse a él y a los
discípulos, pero él no quiere un rebaño sumiso sin más. Por eso, cuando se
presentó resucitado ante sus discípulos les confió su propia misión diciendo:
“Como el Padre me envió, así os envío yo
a vosotros”.
Jesús
sabe y cuenta con las cualidades propias de cada uno, y lo que quiere es que
las pongamos al servicio de los demás, sumando y no quedándose nadie atrás, que
cada cual colabore según su capacidad y posibilidades.
Jesús
desea una vida abundante para cada uno,
y que cada uno haga posible una vida abundante a los demás, y eso será posible
si estamos unidos al buen Pastor, Jesucristo.
LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: EXPONER LA VIDA
HOJA DOMINICAL DIOCESANA
En este día del “Buen Pastor” celebramos la jornada mundial de oración por las vocaciones, con un lema sugerente: “¿Para quién soy yo?” El cristiano que escucha la voz de Dios y da una respuesta favorable es la persona que tiene vocación. Y de ahí las diferentes vocaciones específicas: vocación a la vida matrimonial y de familia, vocación consagrada, como son las religiosas, monjas y monjes, y la vida sacerdotal.
Vivir
la vida como llamados que responden a Dios exige compromiso, exige que
busquemos formarnos humana y cristianamente,
darnos a los demás: los esposos entre ellos y hacia los hijos; los
religiosos sirviendo a los demás según
el propio carisma, los sacerdotes sirviendo a la parroquia; exige vivir la fe con la práctica de los
sacramentos, la escucha de la Palabra de
Dios y la oración, y vivir unidos a los demás cristianos reunidos en la parroquia.
Jesús
sabe y cuenta con las cualidades propias de cada uno, y lo que quiere es que
las pongamos al servicio de los demás, sumando y no quedándose nadie atrás, que
cada cual colabore según su capacidad y posibilidades.
Jesús
desea una vida abundante para cada uno,
y que cada uno haga posible una vida abundante a los demás, y eso será posible
si estamos unidos al buen Pastor, Jesucristo.