LECTURAS
- Job 7,14.6-7
- Salmo responsorial
- 1ª Corintios 9,16-19.22
- Marcos 1,29-39
La primera lectura nos describe la situación angustiosa de Job, quien clama: “Se me hace eterna la noche… Corren mis días más que la lanzadera, se van consumiendo faltos de esperanza”, lo que nos ayuda a comprender el evangelio, donde escuchamos que “al anochecer le llevaron a Jesús todos los enfermos y endemoniados”. La descripción concisa La primera lectura nos describe la situación angustiosa de Job, quien clama: “Se me hace del evangelio y la narración de Job nos hablan del sufrimiento de los hombres y mujeres de todos los tiempos, y también hoy. En el momento presente, la Covid-19, o “coronavirus”, nos acerca a todos los hombres y mujeres del mundo, porque se trata de una pandemia, que como su nombre indica, se ha extendido por todas partes; todos corremos el peligro de contagio y de contagiar; unos están infectados hoy, y no sabemos si mañana seremos nosotros, y sobre las cifras de muertos por este mal, son noticia cada día.
La Tradición de la Iglesia ha visto esta curación como un símbolo de la misma Iglesia, que es parte de la humanidad curada por Jesús de la fiebre que es el mal, y que agradecida, hace como la suegra de Pedro: se pone a servir a los demás, dando gratis lo que gratis ha recibido. Esto mismo es lo que Jesús hacía con todos, y que escenificó en la última Cena, lavando los pies a sus discípulos, para escándalo de ellos. Jesús terminó diciendo: “Si yo, que soy el maestro y el Señor, os he lavado los pies, haced también vosotros lo mismo unos con otros”.
El servicio evoca el momento central de la
vida cristiana: La Eucaristía, memorial
de Jesús que se entregó hasta dar
la vida por todos, perdonándonos y
reconciliándonos con Dios.