domingo, 10 de enero de 2021

10 enero de 2021. Domingo del Bautismo del Señor.



 LECTURAS

  • Isaías 55, 1-11
  • Salmo responsorial
  • 1 Juan 5,1-9
  • Marcos 1,7-11

Marcos destaca dos elementos esenciales: el Espíritu y la voz del cielo. Con la venida del Espíritu  sobre Jesús, se está indicando que se inaugura una etapa nueva en las relaciones de Dios con la humanidad. Y la voz del cielo está indicando quién es Jesús,  y cómo lo que  dice y hace cuenta con el aval del cielo, es decir, de Dios.

El evangelio de  Marcos destaca que la “vida pública” de Jesús comienza con la voz del cielo: “Tu eres mi Hijo amado, en ti me complazco”, y termina  con la  voz de un pagano al pie de la cruz, el centurión que manda sobre los soldados,  y que  viendo a Jesús expirar, confiesa: “Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios”. Con   la voz del cielo en el bautismo, y con las palabras del centurión romano tras la muerte,  nos está indicando que si alguien se siente escandalizado por lo que Jesús dijo e hizo , y que lo llevó a la muerte, debe saber que no es un blasfemo, sino que es el Hijo de Dios guiado por el Espíritu.

Los cristianos,  que lo somos porque fuimos bautizados  poco después de nacer, tenemos el peligro de entender la fe  como  un conjunto de creencias y mandamientos que cumplimos por “obligación”, y que con cumplirlos parece   que nos deja la conciencia  tranquila. Esta manera de entender y vivir la fe puede  generar un tipo de cristiano aburrido, sin deseo de Dios  ni pasión alguna por contagiar una fe viva a los demás. Esto puede ocurrirnos  cuando el  formar y cultivar la fe no ocupa un lugar en nuestra vida de cada día.

Cuando sintamos  la alegría interior de ser seguidores de Jesucristo, y vivamos con alegría el intento de seguir  su estilo de vida, cuando vengamos con ganas e ilusión por  encontrarnos con nuestros hermanos en la fe a celebrar la Eucaristía cada domingo, y salgamos de aquí un poco más transformados por lo que celebramos,  con ganas de contagiar nuestra fe a otras personas, entonces podremos decir que nos sentimos hijos de Dios y hermanos  unos de otros, y podremos decir que somos cristianos convertidos y convencidos.

LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: PUEBLO DE DIOS EN SALIDA

HOJA DOMINICAL DIOCESANA