LECTURAS
- Zacarías 9,9-10
- Salmo responsorial
- Romanos 8,9.11-13
- Mateo 11, 25-30
Las palabras de Jesús en el evangelio se pueden enmarcar
en dos actitudes fundamentales
que nos vienen dadas en las dos primeras
lecturas: humildad y conversión.
En
la 1ª lectura, Zacarías, profeta que vivió en el s. IV antes de Cristo, habla
de la venida del rey Mesías, y lo hace con rasgos de humildad: “suprimirá los
carros de Efraím y los caballos de Jerusalén”. Los evangelistas Mateo y Juan vieron esta profecía realizada en Jesucristo.
En
la 2ª lectura, san Pablo contrapone "carne" y "espíritu". Por “carne” entiende la
mentalidad mundana y materialista y que simboliza un estilo de vida marcado por el egoísmo, la búsqueda de honores mundanos, afán del dinero y poder, gozar de la vida aún a costa de los
demás, generando desigualdades económicas, políticas y sociales. Por “espíritu” entiende vivir según la
mentalidad de Jesús y se verifica en la
opción por el bien, lo que lleva a un modo de vida comprometido en la búsqueda del bien común, sintiéndonos
deudores de Cristo que nos asegura nos
dará la vida eterna a quienes confían en él. A estos dice, “Aprended de mí que
soy manos y humilde corazón y encontrareis descanso para vuestras almas”.
Como no vivimos ya en una situación definitiva, mientras hacemos nuestro
camino por el mundo estamos sometidos a la prueba, y fácilmente a otras voces,
como cantos de sirenas, que nos pueden alejar de la voz de Dios; por ello se nos
pide que caminemos con humildad y conversión, siempre atentos a la voz del
Espíritu para vivir según la mentalidad
de Jesucristo, nuestra maestro y Señor.
Las palabras de Jesús en el evangelio se pueden enmarcar
en dos actitudes fundamentales
que nos vienen dadas en las dos primeras
lecturas: humildad y conversión.
En
la 1ª lectura, Zacarías, profeta que vivió en el s. IV antes de Cristo, habla
de la venida del rey Mesías, y lo hace con rasgos de humildad: “suprimirá los
carros de Efraím y los caballos de Jerusalén”. Los evangelistas Mateo y Juan vieron esta profecía realizada en Jesucristo.
En
la 2ª lectura, san Pablo contrapone "carne" y "espíritu". Por “carne” entiende la
mentalidad mundana y materialista y que simboliza un estilo de vida marcado por el egoísmo, la búsqueda de honores mundanos, afán del dinero y poder, gozar de la vida aún a costa de los
demás, generando desigualdades económicas, políticas y sociales. Por “espíritu” entiende vivir según la
mentalidad de Jesús y se verifica en la
opción por el bien, lo que lleva a un modo de vida comprometido en la búsqueda del bien común, sintiéndonos
deudores de Cristo que nos asegura nos
dará la vida eterna a quienes confían en él. A estos dice, “Aprended de mí que
soy manos y humilde corazón y encontrareis descanso para vuestras almas”.
Como no vivimos ya en una situación definitiva, mientras hacemos nuestro
camino por el mundo estamos sometidos a la prueba, y fácilmente a otras voces,
como cantos de sirenas, que nos pueden alejar de la voz de Dios; por ello se nos
pide que caminemos con humildad y conversión, siempre atentos a la voz del
Espíritu para vivir según la mentalidad
de Jesucristo, nuestra maestro y Señor.