LECTURAS
- Hechos de los Apóstoles 2,1-4a.36-4
- Salmo responsorial 22
- 1 Pedro 2, 20b-25
- Juan 10,1-10
El
evangelio de hoy no habla de apariciones
como en domingos pasados, pero no nos apartamos del tema de Pascua como Jesús nos ha dicho expresamente en la
última línea del evangelio: “Yo he venido para tengan vida y vida abundante.
“Entrar por la puerta” que es Jesús, es lo mismo
que acercarse a él y darle nuestra adhesión, esto es, asemejarse a él; ir como
él en busca del bien de toda persona. Él es la vida, y el que posee esa vida
alcanza la salvación, como dice Jesús: “no pasará hambre, no pasará sed”. Así,
Jesús identifica el pasto con el pan de vida que es él mismo: “Yo he venido para
que tengan vida, y vida abundante”.
Hoy
es la jornada de oración por las vocaciones: a la vida consagrada, al
matrimonio, al sacerdocio. Todos los cristianos hemos sido llamados por
Jesucristo a seguirlo, como las ovejas que oyen la voz del pastor y lo siguen.
Esta es nuestra vocación primigenia: ser discípulos de Jesús, ¡cristianos!
Todo
cristiano que tiene una responsabilidad: padres, maestros, sacerdotes, dirigentes políticos, catequistas,
responsables de empresas, etc., debemos preguntarnos. ¿Sirvo a los que me han
sido confiados, buscando el bien de ellos, o me sirvo de ellos para mi bien e
interés particular? ¿Somos “buen
pastor”, o por el contrario, “ladrones”
y “salteadores”?
No
olvidemos que nosotros, a imagen del
buen pastor, somos llamados a ayudar a crecer a las personas que tenemos a
nuestro lado, sea en la familia, en el trabajo, en el barrio, en la Iglesia.
El
evangelio de hoy no habla de apariciones
como en domingos pasados, pero no nos apartamos del tema de Pascua como Jesús nos ha dicho expresamente en la
última línea del evangelio: “Yo he venido para tengan vida y vida abundante.
“Entrar por la puerta” que es Jesús, es lo mismo
que acercarse a él y darle nuestra adhesión, esto es, asemejarse a él; ir como
él en busca del bien de toda persona. Él es la vida, y el que posee esa vida
alcanza la salvación, como dice Jesús: “no pasará hambre, no pasará sed”. Así,
Jesús identifica el pasto con el pan de vida que es él mismo: “Yo he venido para
que tengan vida, y vida abundante”.
Hoy
es la jornada de oración por las vocaciones: a la vida consagrada, al
matrimonio, al sacerdocio. Todos los cristianos hemos sido llamados por
Jesucristo a seguirlo, como las ovejas que oyen la voz del pastor y lo siguen.
Esta es nuestra vocación primigenia: ser discípulos de Jesús, ¡cristianos!
Todo
cristiano que tiene una responsabilidad: padres, maestros, sacerdotes, dirigentes políticos, catequistas,
responsables de empresas, etc., debemos preguntarnos. ¿Sirvo a los que me han
sido confiados, buscando el bien de ellos, o me sirvo de ellos para mi bien e
interés particular? ¿Somos “buen
pastor”, o por el contrario, “ladrones”
y “salteadores”?
No
olvidemos que nosotros, a imagen del
buen pastor, somos llamados a ayudar a crecer a las personas que tenemos a
nuestro lado, sea en la familia, en el trabajo, en el barrio, en la Iglesia.