LECTURAS
- Deuteronomio 26,4-10
- Salmo responsorial 90
- Romanos 10,8-13
- Lucas 4,1-13
En días pasados, hemos podido contemplar desfiles llenos de colorido y música, disfraces y máscaras, como son los carnavales, fiestas populares que preceden a la Cuaresma.
Podríamos darle la vuelta, y entender a partir de estas imágenes qué es la Cuaresma. Es un camino para despojarnos de los disfraces y máscaras que en el día a día vamos poniendo en nuestra vida y relaciones. Por tanto, la Cuaresma es un cambio en el que pasamos del disfraz, de lo externo y sobreañadido para llegar a lo interior. Es como el trabajo de limpieza que se hace con una obra de arte cuando se restaura: se le quitan las capas de suciedad o adherencias que el tiempo le ha echado encima ocultando lo auténtico, de modo que una vez restaurada, aparece la obra tal y como la creó su autor.
La Cuaresma apunta a la Pascua, y en ella la renovación con más fuerza de nuestro compromiso de seguir a Jesucristo, como haremos al renovar las promesas del bautismo, que debe ser un acto que recoja las renuncias de todo aquello que es contrario a la fe y contra lo que hemos luchado durante la Cuaresma, como se nos decía en la imposición de la ceniza. "Conviértete y cree en el Evangelio".
LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: CUARENTA DÍAS.
Podríamos darle la vuelta, y entender a partir de estas imágenes qué es la Cuaresma. Es un camino para despojarnos de los disfraces y máscaras que en el día a día vamos poniendo en nuestra vida y relaciones. Por tanto, la Cuaresma es un cambio en el que pasamos del disfraz, de lo externo y sobreañadido para llegar a lo interior. Es como el trabajo de limpieza que se hace con una obra de arte cuando se restaura: se le quitan las capas de suciedad o adherencias que el tiempo le ha echado encima ocultando lo auténtico, de modo que una vez restaurada, aparece la obra tal y como la creó su autor.
La Cuaresma apunta a la Pascua, y en ella la renovación con más fuerza de nuestro compromiso de seguir a Jesucristo, como haremos al renovar las promesas del bautismo, que debe ser un acto que recoja las renuncias de todo aquello que es contrario a la fe y contra lo que hemos luchado durante la Cuaresma, como se nos decía en la imposición de la ceniza. "Conviértete y cree en el Evangelio".