LECTURAS
- Segunda Corintios 5, 17-21
La parábola del evangelio de hoy retrata perfectamente cómo es el corazón de Dios y cómo el del ser humano, reflejado en los tres personajes de la parábola: el padre y los dos hijos.
Siempre nos hemos fijado en la historia del hijo menor que se marcha descaradamente de la casa paterna, con atrevida falta de respeto hacia el padre, muy liberal por otra parte, y por el desarrollo hacia el fracaso de la vida que emprende, sintiéndonos identificados con él porque muchas veces nosotros hacemos algo parecido con Dios.
Pero realmente, Jesús cuenta la parábola pensando en los que le criticaban, diciendo: "Ese acoge a pecadores y come con ellos". Esos que criticaban a Jesús están retratado en el hijo mayor que vive en la casa del padre, pero que se enfada al ver a su hermano de vuelta al hogar.
Las dos partes del relato: lo referido al hijo menor que se marcha y vuelve, como lo referido al hijo mayor que se queda, y se niega a participar de la fiesta por la vuelta del hermano perdido y recuperado, muestran el amor del padre hacia cada uno de los hijos, mostrando que Dios es padre misericordioso para todo hombre y mujer.