LECTURAS
1 Reyes 19, 4-8
Salmo responsorial 33
Efesios 4, 30-5,2
Juan 6, 41-51
Ante la afirmación de Jesús: "Yo soy el pan bajado del cielo", los judíos que lo escuchaban se escandalizaron, y se preguntaban: "¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice que ha bajado del cielo?" Era normal que los judíos contemporáneos de Jesús reaccionaran de aquella manera.
Confesar que Jesús de Nazaret es el Hijo de Dios, hecho hombre para nuestra salvación, es algo que solo se puede afirmar después de la resurrección, hecho único que nos revela quién es Jesús y cuál es su misión en la historia humana. Pues bien, Jesús, añade que "el que cree tiene vida eterna".
Con frecuencia, cuando hablamos de " vida eterna", tenemos tendencia a pensar en una vida más allá de la muerte. Y sin embargo, Jesús habla en presente: no dice "tendrá vida eterna" sino "tiene vida eterna". "Vida eterna" en el evangelista Juan es sinónimo de "vida divina"; es decir, que el que cree empieza ya a poseer y vivir la vida divina que procede de Dios por medio de Jesucristo.
Confesar que Jesús de Nazaret es el Hijo de Dios, hecho hombre para nuestra salvación, es algo que solo se puede afirmar después de la resurrección, hecho único que nos revela quién es Jesús y cuál es su misión en la historia humana. Pues bien, Jesús, añade que "el que cree tiene vida eterna".
Con frecuencia, cuando hablamos de " vida eterna", tenemos tendencia a pensar en una vida más allá de la muerte. Y sin embargo, Jesús habla en presente: no dice "tendrá vida eterna" sino "tiene vida eterna". "Vida eterna" en el evangelista Juan es sinónimo de "vida divina"; es decir, que el que cree empieza ya a poseer y vivir la vida divina que procede de Dios por medio de Jesucristo.