LECTURAS
- Ezequiel 33, 7-9
- Romanos 13, 8-10
- Salmo responsorial 62
- Mateo 18, 15-20
Cuando queremos a una persona se nota en que nos importa todo lo que afecta a dicha persona y nos sentimos solidarios de sus alegrías, y también de sus problemas o dificultades.
Jesús amaba tanto a Dios que hizo suyo el amor de Dios por las personas que sufren o se pierden, razón por la que declaraba que él "había venido a buscar al que estaba perdido", lo mismo que el médico busca curar al enfermo y no al sano. Su cruz y su muerte fueron fruto de su fidelidad a Dios Padre, fidelidad que le llevó a entregar su vida por amor a la humanidad.
Hoy, en el evangelio, Jesús nos muestra la condición necesaria para ser su discípulo: "El que quiera ser mi discípulo que cargue con su cruz y me siga", y poco más adelante dice: "Porque ¿de qué le sirve a uno ganar el mundo si malogra su vida?"
Llevar la cruz no es buscar cosas raras y complicadas para sufrir; no es otra cosa que ser responsables y hacer el esfuerzo de llevar a cabo nuestro proyecto de vida que, como cristianos, debe estar inspirado en Cristo. Por tanto, la cruz no es la meta, la cruz es el esfuerzo por nuestra parte; la meta es la gloria y vida en Dios.
LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: OLVIDA DE SÍ.
Cuando queremos a una persona se nota en que nos importa todo lo que afecta a dicha persona y nos sentimos solidarios de sus alegrías, y también de sus problemas o dificultades.
Jesús amaba tanto a Dios que hizo suyo el amor de Dios por las personas que sufren o se pierden, razón por la que declaraba que él "había venido a buscar al que estaba perdido", lo mismo que el médico busca curar al enfermo y no al sano. Su cruz y su muerte fueron fruto de su fidelidad a Dios Padre, fidelidad que le llevó a entregar su vida por amor a la humanidad.
Hoy, en el evangelio, Jesús nos muestra la condición necesaria para ser su discípulo: "El que quiera ser mi discípulo que cargue con su cruz y me siga", y poco más adelante dice: "Porque ¿de qué le sirve a uno ganar el mundo si malogra su vida?"
Llevar la cruz no es buscar cosas raras y complicadas para sufrir; no es otra cosa que ser responsables y hacer el esfuerzo de llevar a cabo nuestro proyecto de vida que, como cristianos, debe estar inspirado en Cristo. Por tanto, la cruz no es la meta, la cruz es el esfuerzo por nuestra parte; la meta es la gloria y vida en Dios.