domingo, 3 de septiembre de 2017

Día 3 de Septiembre de 2017. Domingo 22 del Tiempo Ordinario


LECTURAS

  • Ezequiel 33, 7-9
  • Romanos 13, 8-10
  • Salmo responsorial 62
  • Mateo 18, 15-20

     Cuando queremos a una persona se nota  en que nos importa  todo lo que afecta a dicha persona y nos sentimos solidarios de sus alegrías, y también de sus problemas o dificultades.
      Jesús amaba tanto a Dios que  hizo suyo el amor  de Dios por las personas que  sufren o se pierden, razón por la que declaraba  que él "había venido a buscar  al que estaba perdido", lo mismo que el médico busca curar al enfermo y no al sano. Su cruz y su muerte fueron fruto  de su fidelidad a Dios Padre, fidelidad que le llevó  a entregar su vida por amor a la humanidad.
      Hoy, en el evangelio, Jesús nos muestra la condición necesaria para ser su discípulo: "El que quiera ser mi discípulo que cargue con su cruz y me siga", y poco más adelante dice: "Porque ¿de qué le sirve a uno ganar el mundo si malogra su vida?"
      Llevar la cruz no es buscar cosas raras y complicadas para sufrir; no es otra cosa  que ser responsables y hacer el esfuerzo de llevar a cabo nuestro proyecto de vida que, como  cristianos,  debe estar inspirado en Cristo. Por tanto, la cruz no es la meta, la cruz es el esfuerzo por nuestra parte; la meta  es la gloria y vida en Dios.


LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: OLVIDA DE SÍ.

QUIERO VER: ¡ATREVIDO!