LECTURAS
- Isaías 22, 19-23
- Salmo resonsorial 137
- Romanos 11, 33-36
- Mateo 16, 13-20
Las encuestas están de moda en nuestro tiempo. Se pide opinión a los ciudadanos sobre la intención de voto en supuestas próximas elecciones, valoración sobre las instituciones, sobre qué nota merecen los lideres políticos, sobre ciertos temas de interés, etc. También Jesús hizo una encuesta entre sus discípulos sobre la opinión de la gente acerca del "hijo del hombre"( es decir, sobre él) , como leemos en le evangelio de hoy.
La valoración de la gente es que Jesús de Nazaret era un profeta. Pero lo original es la respuesta de Pedro: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo".
Hoy, Jesús nos hace estas mismas preguntas a nosotros, sus discípulos, miembros de su Iglesia. Y la respuesta que se espera de un cristiano no es una respuesta de libros o catecismo, sino una respuesta personalizada y existencial, de manera que expresemos qué significa Jesucristo en mi vida, cómo afecta a mi vida personal, familiar, laboral, social, eclesial.
El papa Benedicto XVI decía que uno de los grande males de los cristianos es la falta de experiencia de Dios y de Jesucristo. Muchos cristianos puede que conozcamos cosas de Dios, pero no lo conozcamos personalmente. Si no lo conocemos, no podemos quererlo, y si no lo queremos no podemos anunciarlo a otros.
Para conocer a Dios y a Jesucristo hace falta tener un trato directo, un dialogar con él cara a cara, escuchando lo que dice, captando y haciendo nuestros sus rasgos. Esto se realiza en momentos de oración, de encuentro a solas con él, escuchando y reflexionando a partir de su Palabra, celebrando la fe con los demás cristianos como la Misa dominical, y haciendo como Jesús, que tenía un atención especial para con los enfermos, pobres y marginados.
Y también se hace necesaria una formación cristiana actualizada que nos lleve a sentir, pensar y actuar como él.