sábado, 5 de noviembre de 2016

Día 6 de noviembre. Domingo 32 del Tiempo Ordinario


LECTURAS

  • 2 Macabeos 7, 1-2.9-14
  • Salmo responsorial 16
  • 2 Tesalonicenses 2,, 16-3,5
  • Lucas 20, 27-38 

     En esta última semana, con la Fiesta de Todos los Santos, y al día siguiente los Difuntos, hemos tenido ocasión de reflexionar y meditar  sobre nuestro futuro y sobre el presente de quienes nos han precedido en la vida terrena y han pasado por la prueba de la muerte.
     El evangelio de hoy nos sitúa en la misma clave: ¿Cuál es nuestro futuro y destino definitivo? A  los saduceos,  aristócratas de Jerusalén, que acuden a Jesús con una propuesta irónica y una pregunta-trampa, Jesús da una respuesta inteligente, y con argumentos de la Sagrada Escritura, revela que el futuro en Dios, en el reino de los cielos,  no puede entenderse como una continuación y repetición de nuestra existencia terrena, sino que la resurrección es una novedad, regalo de Dios, que es vida en plenitud junto a Dios y al estilo de Dios, por eso termina Jesús diciendo que "Dios es Dios de vivos y no de muertos". San Juan, en la 2ª lectura  de la Fiesta de Todos los Santos, daba algún detalle de dicha vida, y lo expresaba diciendo que entonces se manifestará que somos hijos de Dios, "seremos semejantes a Dios y lo veremos cara a cara, tal cual es".

LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ROQUE DE HELLÍN: DIOS DE VIVOS

QUIERO VER: OTRA VIDA