viernes, 12 de diciembre de 2025

Día 14 diciembre de 2025. Domingo III de Adviento.

 



LECTURAS

Isaías 35,1-6a.10
Salmo responsorial 145.7.8-9a.9bc-10
Santiago, 5,7.10
Mateo 11,2-11



       Si el domingo pasado Juan hablaba de Jesús invitando “a preparar el camino al Señor, allanando sus senderos”, en el evangelio de hoy es Jesús quien habla de Juan, de quien dice que “es el mayor de los hombres nacido de mujer” y el último profeta, grande como el profeta Elías.

       Jesús presenta el contraste entre lo que esperan quienes habitan en palacios y lo que significa el reinado de Dios. Juan Bautista muestra claramente ese contraste en su forma de vida. Sin embargo, Jesús también marca una diferencia respecto a Juan, el último profeta del Antiguo Testamento, al decir: “El más pequeño en el reino de los cielos es mayor que Juan Bautista”. Esto significa que con Jesús comunica una Buena Noticia distinta a la de Juan. Juan predicaba la conversión como preparación al Mesías, Jesús comienza a anunciar la Buena Noticia de dicho reino con los signos que le acompañan. Juan hablaba de castigo y destrucción, Jesús pondrá el énfasis en el amor y la misericordia, no en la destrucción sino en una vida en abundancia.

        En las lecturas bíblicas de este domingo, podemos apreciar 2 invitaciones: invitación a la alegría y a la paciencia:

a)  Invitación a la alegría, como indica san Pablo: “Gaudete  in Domino semper” (“Alegraos siempre en el Señor”). El motivo de dicha alegría nos lo ha dado la oración colecta: “La Navidad, fiesta de gozo y salvación, está cerca”. Por eso pedimos a Dios “que nos conceda celebrarla con alegría desbordante”. Jesús no va a nacer de nuevo; pero el que nació de María hace unos 2.025 años, se nos hace presente, y esto sucede en la Eucaristía.

b) Invitación a la “paciencia”, como nos exhorta Santiago, en la 2ª lectura.

Nosotros no somos quiénes para señalarle a Dios lo que tiene que hacer y cuándo tiene que hacerlo. Es cierto, que nos gustaría que desaparecieran de nuestra vida ciertas pruebas personales que con frecuencia sufrimos: la enfermedad, los problemas económicos, desearíamos que cayeran las barreras que dificultan la fe en nuestra sociedad, y así sucesivamente. Pero sólo Dios es Señor de la historia y del tiempo, y él sabe lo que hace, que, a su debido tiempo, también nosotros podremos conocer.

LECTIO DIVINA PARROQUIA SAN ISIDRO DE ALMANSA

HOJA DOMINICAL DIOCESANA
 


domingo, 7 de diciembre de 2025

Día 7 diciembre de 2o25. Domingo II de Adviento.

 


LECTURAS

  • Isaías 11,1-10
  • Salmo responsorial  71,1-2.7-8.12-13.17
  • Romanos 15,4-9
  • Mateo 3,1-12


     En los textos bíblicos de hoy, aparecen dos personajes, típicos del tiempo de Adviento: Isaías y Juan Bautista, con un intervalo de tiempo entre uno y otro, en torno a los 700 años. Isaías es el profeta de la esperanza, anunciando el futuro Mesías, quien traerá un nuevo orden social justo, de acuerdo con el proyecto de Dios;  y Juan Bautista, que lo anuncia ya próximo, urge al pueblo a estar preparado para acogerlo, de ahí que al Bautista lo llamemos el “precursor” de Jesús.

    Las palabras de Juan el Bautista mantienen toda su actualidad ya que no es lo mismo vivir cierta religiosidad que una experiencia de encuentro con Dios que transforma la vida hacia el compromiso con el bien y la justicia. Es muy fácil realizar ritos en este tiempo de adviento,  participar de novenas y otros eventos que traen distracción y alegría, pero no significan conversión y cambio. Por eso, el profeta Juan Bautista pone de relieve que el bautismo suyo es de agua, como signo de arrepentimiento, pero el bautismo definitivo es el que traerá Jesús: bautismo en el Espíritu, que da los frutos de una verdadera cosecha, quemando todo lo que no sirve, como se quema la paja. Además, muestra la distancia entre su predicación y la de Jesús, al que reconoce con más autoridad y a quién él no es digno de quitarle las sandalias.

    Este relato nos invita a abrir nuestros corazones a la verdadera conversión, evitando quedarnos en la superficialidad de cambios externos, sin que toquen la profundidad del propio corazón. En este tiempo de adviento, ojalá no nos quedemos solo en el ambiente festivo, sino que revisemos si nuestra forma de vida se corresponde al pesebre, pobre y desprovisto de poder, como nació Jesús, porque solo así, también nosotros podremos ser anunciadores de Jesús como Juan Bautista.

    Estamos acabando el año jubilar como “peregrinos de esperanza”, fundamentados en Jesucristo, “Esperanza que no defrauda”. Pedimos a Jesucristo que, con la fuerza del Espíritu Santo,  nos dé sabiduría para saber tratar a todas las personas, empezando por las más cercanas, de modo que, con nuestra conducta, conversaciones y maneras de ser, transmitamos confianza y paciencia.

    LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

    HOJA DOMINICAL DIOCESANA

 

domingo, 30 de noviembre de 2025

Día 30 noviembre de 2025. Domino I de Adviento.

 



LECTURAS

Isaías 2, 1-5
Salmo responsorial 121, 1-2.4-9
Romanos 13,11-14a
Mateo 24,37-44



      Hoy la Palabra de Dios nos alerta para que nos demos cuenta de que Jesús, el Hijo del Hombre, viene a liberarnos de todas nuestras esclavitudes. Él es nuestra justicia y nuestra salvación. San Pablo en la Carta a los Romanos nos dice que la salvación está cerca. Pero tenemos que espabilarnos, debemos despojarnos de las obras de las tinieblas: comilonas, borracheras, lujuria, desenfreno, riñas… Podemos añadir otras muchas cosas de nuestro tiempo que nos alejan de la luz. San Agustín comenzó a llorar cuando leyó este texto de san Pablo y decidió dar un cambio radical a su vida, convirtiéndose a Cristo y haciéndose cristiano. También nosotros podemos pensar en qué podemos cambiar y mejorar.

       Jesús muestra lo importante que es no apegarse a las cosas de este mundo porque todo eso pasará. Nos pide que tengamos la mirada puesta en lo consistente y definitivo, como es su segunda venida en gloria, para entrar en la vida eterna, nuestra meta. Esto nos obliga a vivir atentos, vigilantes, porque no sabemos ni el día ni la hora ¿Cuándo llegará ese momento para nosotros? No lo sabemos. Puede ser en nuestra propia muerte, o puede ser un momento decisivo en el que se resuelva algo importante. Puede encontrarnos  “trabajando”, “haciendo deporte”, de “viaje” o “durmiendo”. Lo más importante aquí y ahora no es dónde nos encontremos, sino lo que hay en nuestro corazón, cómo vivimos en espera de ese momento. Tenemos por delante una hermosa tarea durante estas cuatro semanas del Adviento: preparar nuestro interior como si fuera una cuna que va a recibir a Aquél que nos da la vida.

     Lo mismo que el deportista se prepara haciendo ejercicios físicos y mentales, también los cristianos debemos hacer el ejercicio de comprometernos con gestos concretos, como signo de conversión. Por ejemplo, la participación en la misa de todos los domingos, ser puntuales llegando 2-3 minutos antes de la misa, ser solidario con los pobres, desprendiéndonos de algo nuestro, en la Colecta de Navidad para Cáritas, cuando gastamos tanto en regalos, cenas o comidas en Navidad. Tener palabras amables y la sonrisa oportuna con las personas con quienes nos encontramos. Cumplir honradamente nuestro trabajo.

 LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

HOJA DOMINICAL DIOCESANA

 


miércoles, 26 de noviembre de 2025

Día 23 noviembre de 2025. Domingo XXXIV. Jesucristo, Señor del Universo.

 

LECTURAS

  • Samuel 5,1-3
  • Salmo responsorial
  • Colosenses 1,12-20
  • Lucas 23,35-43


    Jesús es icono y sacramento de Dios misericordioso, que perdona siempre y a todos. Por esto mismo, el perdón y el amor constituyen la identidad cristiana, como nos enseña Jesús en el Padrenuestro: “Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”.

    Jesús ha venido para hacernos saber y gozar de la bondad y misericordia de Dios. En consecuencia, el perdón es clave para comprender el reinado y la salvación que Jesús ofrece. Jesús ejerce su reinado desde la cruz, perdonando y abriendo las puertas del Reino de Dios. El buen ladrón somos nosotros, en cuanto que nos recuerda nuestra condición pecadora. Por una parte, Dios nos ha adoptado como hijos, pero nosotros, por el pecado nos alejamos de él y nos negamos a participar de su bondad y amor. Pero como somos hijos, Dios siempre siente compasión por nosotros.

     Ante el Dios de Jesús todos somos el “buen ladrón”, el “hijo pródigo”, el “publicano” de la parábola, la “mujer adúltera”, o “Pedro que niega a Jesús” Pero no hay persona humana, por mal que haya vivido, a la que Dios le niegue el perdón. Sólo hace falta que nosotros queramos ser perdonados de corazón, como el buen ladrón que invocó a Jesús, quien respondió: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”, o como el publicano Zaqueo, a quien dijo Jesús: “Hoy ha entrado la salvación en esta casa”, o a Pedro que lloró por su traición, y dijo a Jesús: “Tú lo sabes todo, tú sabes que te amo”, y Jesús le respondió: “Sígueme”. Donde está Jesucristo hay misericordia y felicidad, como escribió el papa Francisco: “Quienes se dejan salvar por Jesús son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría” (EG 1).

     Terminamos recordando algunas palabras de san Pablo, escuchadas en la 2ª lectura y que nos ayudan a entender lo que celebramos cada domingo en la Misa: “Demos gracias a Dios Padre, que nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino del Hijo de su amor, Jesucristo,  por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados… Él es imagen del Dios invisible,… Él es también la Cabeza del Cuerpo de la Iglesia. Él es el primogénito de entre los muertos y así es el primero en todo. Por él y para él Dios quiso reconciliar todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz”. El reinado de Jesucristo no se fundamenta en el poder y la fuerza, sino que es servicio y amor hasta la muerte y una muerte en la cruz.


LECTIO DIVINA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

HOJA DOMINICAL DIOCESANA

RETIRO DE ADVIENTO: "CAMINANTES SEMBRANDO ESPERANZA"

 

 

domingo, 16 de noviembre de 2025

Día 16 noviembre de 2025. Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario. Jornada mundial de los pobres.

 




Este domingo, 16 de noviembre, la Iglesia celebra la Jornada mundial de los pobres, en el contexto del Año Jubilar, con el lema: «Tú, Señor, eres mi esperanza» (cf. Sal 71, 5

El IX Informe FOESSA muestra que España mantiene una de las tasas de desigualdad más altas de Europa, con 4,3 millones de personas en situación de exclusión severa, un 52% más que en 2007. Ante esta realidad, el mensaje del papa León XIV alerta del riesgo de acostumbrarse y resignarse ante las nuevas oleadas de empobrecimiento. Frente a ello, invita a poner a los pobres en el centro de la mirada y a generar “nuevos signos de esperanza que testimonien la caridad cristiana”.


LECTURAS

  • Malaquías 3,19-20a
  • Salmo responsorial  97,5-9
  • 2 Tesalonicenses 3, 7-12
  • Lucas 21, 5-19


    En el evangelio Jesús también advierte que llegarán noticias de guerras y revoluciones. Es lo que da de sí este mundo, entonces y ahora. Actualmente por los medios de comunicación vemos el desarrollo de guerras y revoluciones, las injusticias y el hambre que toca de lleno a cientos de millones de personas. Es el fruto del pecado, del egoísmo humano. Jesús dice que este tipo de mundo tiene fecha de caducidad. Todo eso que anuncia Jesús, lo podemos palpar en nuestra sociedad, entre nosotros. Constatamos que vivimos en una civilización “líquida” y nos amoldamos a todo, aunque sea contrario a nuestras convicciones y fe.

    A nuestra civilización actual se le denomina como "sociedad líquida": vivimos sin principios, sin cimientos sólidos. La verdad depende de la ideología en que se milite, la justicia depende de los vientos económicos y políticos que corran. Si miramos nuestro entorno en la "familia cristiana", cuantas veces parece que  queremos pasar desapercibidos, que no nos vean como cristiano, que no sepan que vamos a misa los domingos. O cuántas veces, se asiste a un entierro, y da la impresión de que allí no hay ningún cristiano, porque nadie responde, o responden 2 ó 3 por lo bajo como para que no se note. Seguimos la corriente, en lugar de ser como la levadura en la masa", también  "la luz del mundo;... la sal de la tierra”.

    El mensaje que nos sugiere el evangelio es que tomemos conciencia de que ser discípulo de Jesús conlleva la misma suerte del maestro, es decir, la persecución, la incomprensión, la crítica, el rechazo, incluso de los más cercanos. Pero, ante todo esto, queda la confianza en que el Espíritu de Jesús nos sostiene y nada de lo vivido se perderá. Por el contrario, dará frutos de eternidad, y finalmente será el triunfo del bien sobre el mal, el triunfo de Cristo y de quienes le siguen.

LECTIO DIVINA PARROQUIA SAN ISIDRO DE ALMANSA

HOJA DOMINCAL DIOCESANA

 

 


sábado, 8 de noviembre de 2025

Día 9 noviembre de 2025. Domingo 32. Día de la Iglesia diocesana.

 


LECTURAS

  • Ezequiel 47,1-2.8-9.12
  • Salmo responsorial 45, 2-3.5-6.8-9
  • 1 Corintios 3,9-11.16-17
  • Juan 2,13-32

    El evangelio propuesto en la fiesta de hoy nos invita a valorar, sobre todo, los templos vivos que somos las personas y el carácter sagrado de todo ser humano. Es cierto que necesitamos templos o espacios de encuentro para nuestras celebraciones litúrgicas. Pero esto no debe hacernos creer que Dios solo está en las celebraciones rituales. Jesús deja claro que él está en todos los seres humanos, especialmente en los que sufren, como escuchamos en el evangelio del domingo pasado: “Porque tuve hambre y me disteis de comer, enfermo y me visitasteis… Lo que hacéis a uno de estos más pequeños, a mí me lo hacéis; lo que no hacéis a estos más pequeños, tampoco a mí me lo hacéis”.

   La fiesta de hoy nos recuerda que los cristianos somos la familia de Dios, somos la “Iglesia”: los que hemos sido congregados por la fe en Jesucristo. En consecuencia, todas las Iglesias cristianas somos Iglesias hermanas, y, por tanto, sus alegrías y penas, sus proyectos e iniciativas, nos deben interesar, como en una familia, cada uno se preocupa del resto de la familia, y porque nos estimulan a crecer en la fe y seguir realizando el encargo de Jesús de anunciar el Evangelio a quienes no lo conocen, y a tantos que han sido bautizados, pero viven como si no lo fueran y son miembros de nuestras propias familias, barrios y parroquias.

     El conjunto de cristiano que vive en un mismo territorio geográfico y cultural, como es el caso de nuestra provincia de Albacete, es llamado “Iglesia local” o “particular”, o también “diócesis”, que es una porción de la Iglesia universal (católica). Tenemos la misma fe, tenemos el mismo Evangelio, celebramos la Eucaristía y los sacramentos, y hay un obispo, quien en nombre de Jesús hace de cabeza visible y padre de los cristianos.

   En este domingo, celebramos el “día de la Iglesia diocesana”, de nuestra diócesis de Albacete, que es llamada a la solidaridad y fraternidad. Vivimos en esta o aquella parroquia y, allí donde estemos, debemos sentirnos familia de Dios y vivir en comunión. También participar comunitariamente, no solamente venir, cumplir y marcharse, sino participar cada uno, según sus capacidades, en las distintas tareas o servicios para el bien de la comunidad:  Caritas, lectores de la Palabra, catequistas, pastoral de la salud, economía, servicio del templo, grupos de formación, grupos de catequesis. Y siempre con un sentido evangelizador, dando ejemplo de vida cristiana e invitando a otros de nuestra familia o no a participar en nuestra parroquia.

LECTIO DIVINA PARROQUIA SAN ISIDRO DE ALMANSA






 


domingo, 2 de noviembre de 2025

Día 2 noviembre de 2025. Domingo XXXI del Tiempo Ordinario. Todos los Difuntos.

 


LECTURAS

  • Lamentaciones 3, 17-26
  • Salmo responsorial 129, 1-8
  • Romanos 14,7-9.10-12
  • Mateo 25, 31-46

     La razón y fundamento de nuestro ser cristianos es nuestra fe en Jesucristo resucitado, como hemos escuchado en San Pablo y como proclama la Iglesia y confesamos en el Credo: “Creo en la resurrección de la carne y en la vida eterna”. Esta expresión “resurrección de la carne” quiere indicar que es el mismo ser humano de la existencia terrena quien resucita, con todas sus dimensiones, pero transfigurado como  Cristo resucitado, quien fue maltratado, torturado, crucificado, y resucitó al tercer día con esta carne nuestra. Con su resurrección Jesús entró con toda su humanidad en la dimensión definitiva de Dios, llena de claridad y transparencia, donde ya no hay debilidad, ni enfermedad, ni injusticia que pueda afectarle.

    La resurrección de Cristo Jesús es la garantía de la resurrección de nuestra carne; una carne transfigurada, en la que ya no será posible el engaño; carne gloriosa como nos decía ayer san Juan (2ª lectura):”Somos hijos de Dios, pero aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es”.

    Jesús reveló a Marta: ”Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque haya muerto vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre”. Y pocas horas antes de su muerte anunció a los discípulos: “En la casa de mi Padre hay muchas moradas. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros”.

   Con la parábola que hemos escuchado en el Evangelio se nos indica que el camino para ir a Dios pasa por el ser humano. Por ello, dice Jesús “lo que habéis hecho a uno de estos los más pequeños, a mí me lo habéis hecho”; y, por el contrario, “lo que no hacéis a estos, los  más pequeños, tampoco a mí me lo hacéis”. Esta enseñanza de Jesús nos ofrece las pistas de evaluación: criterios que se verifican en el ejercicio de la misericordia, en el día a día, con los hambrientos, forasteros, enfermos, marginados, ancianos y todo el que nos necesita. El ejercicio de la misericordia adopta formas diversas según las necesidades y problemas que surgen y que la vida presenta.

LECTIO DIVINA SAN ROQUE DE ALMANSA