sábado, 22 de febrero de 2025

Día 23 febrero de 2025. Domingo VII del Tiempo Ordinario.

 

LECTURAS

  • 1 Samuel 26,2.7-9, 12-13. 22-23
  • Salmo responsorial  102, 1-2.3-4.8.10.12-13
  • 1 Corintios 15, 45-49
  • Lucas 6, 27-38


 La idea de hacer el bien a quienes te hacen el bien, y el mal a quienes te hacen el mal, era una doctrina central en tiempos de Jesús, incluso siglos antes, así lo enseñaban los filósofos grecolatinos, como el mismo Platón, y defendían la ley del talión: “ojo por ojo y diente por diente”, que imponía un castigo consistente en hacer sufrir al delincuente un daño igual al que causó, y no tomarse la justicia por su mano.

Pero Jesús supera todo ese modo de actuar, y vas más allá, diciendo: “Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; y seréis hijos de Dios, porque él es bueno con los malvados y desagradecidos”. La razón que da Jesús es la de ser misericordiosos como nuestro Padre Dios es misericordioso, y concede el perdón a quien se arrepiente. Y termina diciendo: “Perdonad y seréis perdonados, porque se os medirá con la medida que uséis con los demás”.

 En cada celebración de la Eucaristía, el tema del perdón y de la misericordia están muy presentes. Comenzamos reconociendo que somos pecadores y que hemos sido y somos perdonados continuamente. Esto no nos ha de humillar, sino sentirnos personas queridas y valoradas. Poco antes de la comunión, en la oración del Padrenuestro, y cuando decimos la invocación “Cordero de Dios”, volvemos a pedir Dios el pe4dón y la paz; al saludarnos unos a otros dándonos la paz, estamos indicando que queremos vivir reconciliados con Dios y con los demás. Y como fruto de la Palabra que hemos escuchado y del Cuerpo de Cristo que recibimos en la Comunión, nos comprometemos a trabajar para construir la paz y la reconciliación en nuestro entorno.


 LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

HOJA DOMINICAL DIOCESANA


sábado, 15 de febrero de 2025

Día 16 febrero de 2025. Domingo VI del Tiempo Ordinario.

 

LECTURAS

  • Jeremías 17,5-8
  • Salmo r4esponsoral 1,1-4.6
  • 1ª Corintios 15,16-20
  • Lucas 6, 17.20-26

Las bienaventuranzas reflejan las actitudes y el estilo de vida del mismo Jesús. Él decidió vivir pobremente, compadeciéndose del sufrimiento de los más pobres, lo que le valió ser odiado y condenado por los que estaban hartos.

En la primera lectura que leemos hoy, el profeta jeremías dice también que serán dichosos los que confían en el Señor. Y lo expresa con una imagen: “serán como árbol plantado junto al agua, que extiende las raíces y da fruto abundante”. A su alrededor todo será verdor y alegría. Y llama “malditos” a quienes confían solo en el hombre, apartando su corazón del Señor. Los que así proceden atraen toda clase de males para sí y para el mundo. Desde el evangelio nos preguntamos: ¿en quién confía nuestro corazón?  o ¿Qué nos atrae con tanta fuerza que nos resistimos a cambiar? ¿La comodidad, el placer, el dinero, nuestros intereses egoístas? 

Para hacer posible su proyecto, Dios cuenta con nosotros, y lo hacemos cuando aliviamos la pobreza de los pobres obrando justamente, cuando tendemos la mano y ayudamos a saciar el hambre y sed de los pueblos, cuando damos cariño a los tristes, atención y cercanía a los enfermos, cuando defendemos y somos solidarios de los maltratados.

La práctica de la solidaridad y de las obras de caridad nos conducen a vivir las bienaventuranzas de manera compartida. Dice el refrán que “amor con amor se paga”. Quien cree que Dios es amor y que le ama, necesariamente tiene que amar a los demás, cómo nos asegura el apóstol Juan: “El que ama, ese ha nacido de Dios”.

En los gestos de solidaridad y entrega se cumple lo que parecía imposible, pero son los caminos que solo Dios conoce. Pongo como ejemplo la solidaridad en el caso de la DANA, de hace poco más de 3 meses, donde tantos miles de voluntarios, vecinos, fuerzas del orden, militares, ayudas económicas de familias y empresas, han hecho y están dando vida a los damnificados. A tales personas Jesús les dice “Dichosos vosotros, porque lo que hacéis con los que sufren, lo hacéis conmigo”.


LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

HOJA DOMINCAL DIOCESANA

 


sábado, 8 de febrero de 2025

Día 9 febrero de 2025. Domingo V del Tiempo Ordinario. Manos Unidas.

 


LECTURAS

  • Isaías 6,1-2a..3-8
  • Salmo responsorial 
  • 1 Corintios 15,1-11
  • Lucas 5,1-11


    El evangelio nos muestra  cómo, una vez terminada la predicación con la gente, Jesús se dirige a Simón Pedro y compañeros pescadores, con una proposición: “Rema mar adentro, y echad vuestras redes para pescar”. Jesús no era pescador ni conocía las costumbres del lago. Simón Pedro y compañeros sí conocen el lago palmo a palmo y eran expertos en el arte de la pesca. Simón manifiesta a Jesús el fracaso de toda una noche de pesca: “Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada”; pero confía en la palabra de Jesús, y en su nombre echó las redes, obteniendo tal cantidad de peces que “hicieron señas a los compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a echarles una mano”. Simón Pedro se sintió indigno y reconoce la grandeza de Jesús, diciendo: “Apártate de mí, Señor, que soy un pecador”. Jesús no quiere unos discípulos replegados, sino llenos de entusiasmo, y así le dice a Simón Pedro: “No temas; desde ahora serás pescador de hombres”. Le propone que, en adelante, ya no van a servir las redes del lago, sino que tendrá que lanzar las redes del Evangelio, que es lo que significa “ser pescador de hombres”.

     Termina el Evangelio diciendo: “Entonces sacaron las barcas a tierra, y dejándolo todo, lo siguieron”; es decir, se convirtieron en discípulos permanentes de Jesús. Y se fueron con él, y con él aprendieron el nuevo oficio, viendo y oyendo lo que hacía Jesús por las aldeas y ciudades de Palestina. De sus labios recibieron los consejos para la misión de salir al encuentro de los hombres y mujeres, siempre con la mano tendida, sin prejuicios. De los labios de Jesús escucharon hablar del Padre, que era el todo de su vida, y junto a Jesús llegaron hasta el Calvario y lo vieron sobre la Cruz, y cuando creían que todo estaba perdido, lo reconocieron resucitado. Fue también una mañana a orillas del lago, cuando Jesús se hizo presente a sus discípulos, después de no pescar nada durante la noche.  Y ellos con el encargo de Jesús, dejaron su tierra, sus familias, y se convirtieron en sus apóstoles anunciando el Evangelio a todos los pueblos.

     En la vida de las personas, y, por tanto, de los cristianos, de muchas maneras Jesús nos dice: “rema mar adentro”; es decir, Dios nos pide cierto silencio interior, en el que nos habla al corazón.  Y si estamos abiertos a la llamada de Jesús, será el Espíritu Santo quién nos marque el momento y lugar de echar las redes, como hemos escuchado en Simón Pedro y sus compañeros. Y si nuestra vida está movida por el Espíritu de Jesús, se notará en el entusiasmo que ponemos. 

LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA


HOJA DOMINICAL DIOCESANA


domingo, 2 de febrero de 2025

Día 2 febrero de 2025. Presentación del Señor. Jornada de la Vida Consagrada.

 


LECTURAS

  • Malaquías 3, 1-4
  • Salmo responsorial 23,7-10
  • Hebreos  2,14-18
  • Lucas 2, 22-32

    El evangelio no da detalles sobre el rito de la presentación del Niño, sin embargo, destaca el protagonismo de dos personas ancianas muy sencillas, Simeón y Ana. Estos personajes no eran funcionarios del templo, sino personas que mantenían viva en su corazón la esperanza de la venida del Mesías. De alguna forma, Dios les inspiró para descubrir, en medio de tantos otros niños y rituales que allí se realizaban, que aquel niño humilde que llevaban María y José venía de Dios.

     Simeón y Ana son dos figuras que representan aquellas personas que, en una vida de silencio y oración, buscan descubrir la presencia de Dios en el mundo. Santa Teresa de Jesús comentando esta escena evangélica, pone a Simeón y Ana como prototipos de quienes, consagrados o consagradas al Señor, perseverantes en la oración, desean encontrarse con Él, y por la gracia del Espíritu Santo ven cumplida su esperanza.

    Esta fiesta de la Presentación de Jesús en el Templo, nos lleva a tener presente en nuestro recuerdo y oración a tantos cristianos y cristianas que viven su bautismo con una consagración especial: son los religiosos y religiosas de congregaciones, institutos seculares y asociaciones de vida apostólica. “Peregrinos y buscadores de esperanza” es el Lema de esta Jornada de la Vida Consagrada, que la Iglesia celebra en este día de la Presentación del Señor. Los religioso y religiosas son cristianos que caminan por la vida siguiendo a Jesús, junto con los demás cristianos, siendo “Iglesia en salida”, como dice el Papa, viviendo la misión según la luz que es Jesús, concretado en la tarea misionera propia de cada congregación.

     Simeón reconoce que  Niño es “luz para alumbrar a las naciones y gloria de su pueblo Israel”. Jesús es la luz que nos ilumina en medio de las oscuridades que hay en nuestro mundo y también dentro de nuestros corazones. La luz de Jesús no es la luz de la inteligencia del saber académico, sino la luz  del amor, que nos hace amar a los otros, iluminándolos con su amor.



LECTIO DIVINA PARROQUIA  SAN ISIDRO DE ALMANSA


HOJA DOMINICAL DIOCESANA