viernes, 19 de julio de 2024

21 julio de 2024. Domingo XVI del Tiempo Ordinario.

 



LECTURAS

  • Jeremías 23,1-6
  • Salmo responsorial 22,1-3a.3b-4.5.6
  • Efesios 2,13-18
  • Marcos 6,30-34

    En el Medio Oriente antiguo, la imagen del pastor se aplicaba a los reyes y dirigentes del pueblo. Ellos debían no solo guiar al pueblo, sino también acompañarlo y ser solidarios con él. Así, vemos cómo Dios elige a David, pastor de profesión, para ser el pastor-rey que guíe y dé prosperidad a su pueblo Israel. Algunos siglos después, el profeta Jeremías, en nombre de Dios, denuncia el mal comportamiento de los dirigentes: “Esto dice el Señor Dios de Israel, a los pastores que pastorean a mi pueblo: “vosotros dispersasteis a mis ovejas y las dejasteis ir sin preocuparos de ellas… Voy a pediros cuentas por la maldad de vuestras acciones… les pondré pastores que las apacienten y ya no temerán ni se espantarán”.

     La primera lectura  de este domingo nos describe los rasgos de los malos pastores, de modo que, si invertimos la redacción, descubrimos las características de los buenos pastores.

-      “Ay de los pastores que dispersan las ovejas”. El buen pastor, al contrario, crea lazos de unión entre los miembros de la comunidad, sea la parroquia, la propia familia, el pueblo o institución que “pastorea” o guía.

-      “Dejan que se pierdan las ovejas”. El buen pastor se preocupa por todas las personas, saciando su sed con el anuncio de la Palabra de Dios, los alimenta con los sacramentos y los guía por el sendero justo. Para el buen pastor, para los buenos padres, para los buenos dirigentes, atender a las personas es lo prioritario, antes que los intereses o gustos personales, como Jesús que vio una multitud y se compadeció de ella porque andaban como ovejas que no tienen pastor y, en lugar de irse a descansar, “se puso a enseñarles”.

     Estos rasgos podemos aplicarlos a los curas, que “pastoreamos” al pueblo fiel: pero también podemos aplicarlo a los padres y madres que educan a sus hijos; igualmente podemos aplicarlo a catequistas y aquellas personas que en las parroquias “pastorean” de una u otra forma; y por supuesto, se debe aplicar  a los dirigentes políticos y de otras instituciones, así como maestros que tienen, por razón del cargo, el bien común, la búsqueda de la paz y la justicia, el respeto a todos los ciudadanos.

     En la segunda lectura, san Pablo no recuerda que Jesús ha renovado al ser humano, dándonos acceso al Padre, siendo hijos de Dios por adopción. Jesús es el modelo de la nueva creación; tener fe y vivir como cristianos implica la convicción de formar parte de la nueva creación y recorrer los caminos de nuestro mundo con el espíritu de Jesús.

LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA