viernes, 26 de julio de 2024

Día 28 Julio de 2024. Domingo XVII del Tiempo Ordinario

 

LECTURAS

  • 2 Reyes 4,42-44
  • Salmo responsorial
  • Efesios 4,1-6
  • Juan 6,1-15


El evangelio de este domingo, de san Juan, sitúa el contexto en el que sucede la multiplicación de los panes y los peces: Jesús está rodeado de una multitud de gente que ha venido a su encuentro  que, junto a los discípulos, escucha sus enseñanzas. Se destacan dos aspectos: Jesús anuncia la Palabra y da de comer a la multitud; Jesús les da el alimento espiritual y el material, dos cosas necesarias al ser humano, porque como bien había dicho Jesús: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”.

 Jesús observa que la muchedumbre, después de mucho escuchar, estaba cansada, con hambre y lejos de sus propios hogares. Se sintió conmovido y asume la responsabilidad de alimentarlos; de ahí la pregunta propositiva que dirige a Felipe: “¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?” Esta es una pregunta muy importante, también hoy, cuando un 25% de la humanidad muere de hambre y de miseria. Hoy hay gente hambrienta como lo había en tiempos de Jesús, quien siente en sus entrañas el hambre de la multitud. Y con la pregunta que dirige a Felipe. Felipe debió pensar que Jesús se había vuelto loco, y se preguntaba: ¿cómo podían ellos encontrar comida suficiente para aquella inmensa multitud de gente? La respuesta de Felipe muestra su impotencia: “con 200 denarios no tenemos ni para empezar”.

  Otro de los discípulos, Andrés, ve una posibilidad e interviene diciendo: “Hay aquí un muchacho que tiene 5 panes de cebada y dos peces, pero ¿Qué es eso para tantos”. También Andrés ve difícil la solución. Puede que nosotros dijéramos lo mismo. La cuestión es que, hoy, Jesús nos hace una pregunta parecida: ¿Cómo resolver el problema del hambre en nuestro mundo y la escasez de bienes para una vida digna? La solución que Jesús propone es, por una parte, no crear nuevas dependencias de opresión y explotación; y, además, propone compartir lo que tenemos con los necesitados; es lo que hizo Jesús.

Jesús implica a los discípulos que colaboran organizando la distribución del pan y peces. Y Jesús tuvo un gesto: “dijo la acción de gracias y repartió el pan a los que estaban sentados”. Este gesto de Jesús es muy importante: indica que cuando reconocemos que nuestros bienes son regalo de Dios a la humanidad, entonces podemos ponerlos al servicio de los demás. No es posible reconocer a Dios como Padre y fuente de los bienes y seguir acaparándolos egoístamente, desentendiéndonos de los que pasan hambre. La vida no se nos ha dado para hacer dinero, sino para hacernos y reconocernos hermanos y hermanas, y, por tanto, creceremos como personas en la medida en que aprendemos a compartir, humanizándonos cada día más.

El evangelio de hoy subraya la importancia de la solidaridad humana para resolver problemas que parecen no tener solución.


LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISISDRO DE ALMANSA



viernes, 19 de julio de 2024

21 julio de 2024. Domingo XVI del Tiempo Ordinario.

 



LECTURAS

  • Jeremías 23,1-6
  • Salmo responsorial 22,1-3a.3b-4.5.6
  • Efesios 2,13-18
  • Marcos 6,30-34

    En el Medio Oriente antiguo, la imagen del pastor se aplicaba a los reyes y dirigentes del pueblo. Ellos debían no solo guiar al pueblo, sino también acompañarlo y ser solidarios con él. Así, vemos cómo Dios elige a David, pastor de profesión, para ser el pastor-rey que guíe y dé prosperidad a su pueblo Israel. Algunos siglos después, el profeta Jeremías, en nombre de Dios, denuncia el mal comportamiento de los dirigentes: “Esto dice el Señor Dios de Israel, a los pastores que pastorean a mi pueblo: “vosotros dispersasteis a mis ovejas y las dejasteis ir sin preocuparos de ellas… Voy a pediros cuentas por la maldad de vuestras acciones… les pondré pastores que las apacienten y ya no temerán ni se espantarán”.

     La primera lectura  de este domingo nos describe los rasgos de los malos pastores, de modo que, si invertimos la redacción, descubrimos las características de los buenos pastores.

-      “Ay de los pastores que dispersan las ovejas”. El buen pastor, al contrario, crea lazos de unión entre los miembros de la comunidad, sea la parroquia, la propia familia, el pueblo o institución que “pastorea” o guía.

-      “Dejan que se pierdan las ovejas”. El buen pastor se preocupa por todas las personas, saciando su sed con el anuncio de la Palabra de Dios, los alimenta con los sacramentos y los guía por el sendero justo. Para el buen pastor, para los buenos padres, para los buenos dirigentes, atender a las personas es lo prioritario, antes que los intereses o gustos personales, como Jesús que vio una multitud y se compadeció de ella porque andaban como ovejas que no tienen pastor y, en lugar de irse a descansar, “se puso a enseñarles”.

     Estos rasgos podemos aplicarlos a los curas, que “pastoreamos” al pueblo fiel: pero también podemos aplicarlo a los padres y madres que educan a sus hijos; igualmente podemos aplicarlo a catequistas y aquellas personas que en las parroquias “pastorean” de una u otra forma; y por supuesto, se debe aplicar  a los dirigentes políticos y de otras instituciones, así como maestros que tienen, por razón del cargo, el bien común, la búsqueda de la paz y la justicia, el respeto a todos los ciudadanos.

     En la segunda lectura, san Pablo no recuerda que Jesús ha renovado al ser humano, dándonos acceso al Padre, siendo hijos de Dios por adopción. Jesús es el modelo de la nueva creación; tener fe y vivir como cristianos implica la convicción de formar parte de la nueva creación y recorrer los caminos de nuestro mundo con el espíritu de Jesús.

LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA


 

 

 


sábado, 13 de julio de 2024

Día 14 julio de 2024. Domingo XV del Tiempo Ordinario.

 

LECTURAS

  • Amós 7,12-15
  • Salmo responsorial 84, 9ab-10.11-12.13-14
  • Efesios 1,3-14
  • Marcos 6,7-13

Después de escuchar la Palabra de Dios de este domingo, el tema del que se trata lo podemos resumir con la palabra “misión”. Así, hemos escuchado cómo Amós es enviado por Dios a profetizar al pueblo de Israel; y el evangelio relata que Jesús “llamó a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos”; es decir, Jesús los hace colaboradores de su propia misión, mensajeros del Reino de Dios, que es Jesús mismo en medio de su pueblo; Él es la Palabra del Padre, la salvación definitiva.

Afirma el evangelio que Jesús les dio “autoridad sobre los espíritus inmundos”, es decir, sobre el mal. ¿Qué significa que les dio “autoridad”? Esta palabra procede del latín “augere”, que significa “hacer crecer”, y que indica la capacidad que una persona tiene para hacer crecer a los demás. 

Una persona tiene autoridad por su bondad, por su competencia, por su presencia que da vida al grupo, a la familia, a la comunidad, al pueblo, a la parroquia. La autoridad es algo noble, muy distinto del poder que, a veces, aunque legítimo, puede ser infame y corrupto, y por eso hay quienes tienen poder, pero no tienen autoridad. Lo estamos viviendo y padeciendo todos los días en la sociedad, en la vida política, en las familias y, a veces también, en la Iglesia.

        Por eso,  Jesús indica cómo hay que anunciar el Reino de Dios:  envía a sus discípulos de dos en dos, es decir de manera comunitaria, no individual. Y les dice que lo hagan con sencillez, austeridad, es decir, prescindiendo de las necesidades superfluas. Esto es muy importante en este tiempo, que vivimos en una sociedad consumista llena de caprichos, muchos de ellos innecesarios, que consideramos imprescindibles, pero en realidad no lo son. Por tanto, se trata de que lo secundario no tome el protagonismo. Y, en segundo lugar, Jesús habla de la hospitalidad al pedir que sea bien recibido quien venga en su nombre. Esto significa que también nosotros debemos ser acogedores con la gente que nos rodea: familiares, vecinos, amigos, compañeros de trabajo. No olvidemos que Jesús está presente en cada persona y que lo que le hacemos a uno de nuestros hermanos a él mismo se lo hacemos, como dice en otra parte del Evangelio.

        Dios nos sigue llamando para que hagamos realidad su palabra. El envío no se refiere solo a curas, religiosos, obispos, sino que la misión para sanar y expulsar los malos espíritus de la humanidad se dirige a todo creyente: Id y transmitid la buena noticia, la paz, el perdón, la gratuidad, las ganas de vivir, sanad la psicología dañada (espíritus inmundos). Pero también se dan casos excepcionales en los que Dios suscita vocaciones específicas donde nadie se lo podría esperar, como fue el caso de Amós, o de los Doce apóstoles, y así, a tantas y tantas personas a lo largo de la historia hasta el día de hoy.


LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA

 

 

 

 


sábado, 6 de julio de 2024

Día 7 julio de 2024. Domingo XIV del Tiempo Ordinario.

 

LECTURAS

  • Exequiel 2, 2-6
  • Salmo responsorial 122,1-2a.2bcd.3-4
  • 2 Corintios 12, 7b-10
  • Marcos 6, 1-6


La religión se ha convertido para muchos en una especie de ideología más que en un estilo de vida, ya que falta un encuentro personal con Jesucristo que transforma la existencia. Así hay muchos que dicen: “yo soy católico de toda la vida”, o “soy muy católico” pero, de hecho, no asisten más que a algunos actos religiosos de carácter social, pero no son de práctica religiosa habitual, ni tampoco tratan de vivir según los valores del Evangelio, porque tampoco los conocen.

En la segunda lectura, escuchamos a San Pablo quien manifiesta cómo el centro de su vida es Jesucristo, y todo lo demás lo considera basura, y por eso es capaz incluso de dar su vida por el Evangelio, es decir, por Jesucristo, como así hizo. Y por eso, nos dice:” Vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo.

Las lecturas de este domingo, especialmente la primera y el Evangelio nos hablan de rechazo. El profeta Ezequiel se dirige al pueblo de Israel, desterrado de Babilonia, al que llama “pueblo rebelde”, cuyos hijos “son testarudos y obstinados”. Estos no hacen caso a las palabras del profeta porque denuncia la situación pecaminosa en que vive el pueblo que se ha alejado de Dios. Les molesta el mensaje del profeta Ezequiel.

400 años más tarde, cuando Jesús, después de un tiempo predicando y curando por aldeas y pueblos de Galilea, vuelve su pueblo, Nazaret, sus paisanos, que eran sus compañeros y vecinos de toda su vida, lo rechazan, extrañados de que el hijo de José, “el carpintero” y de María, dijera lo que estaban escuchando, y se decían “¿de dónde saca esa sabiduría?” Estaban convencidos de que conocían a Jesús, y precisamente por eso no lo escucharon, y lo rechazaron lo mismo que hicieron con los profetas anteriores.

  Nosotros podemos decir que sí conocemos a Jesús. No lo hemos conocido en su adolescencia y juventud, ni lo hemos visto físicamente, pero podemos afirmar que lo conocemos por los evangelios, por la predicación de la Iglesia; conocemos su palabra y sus milagros, y sabemos que por su muerte y resurrección él nos incorpora a la familia de Dios, y nos ha enseñado a llamar a Dios “Padre”. Todo esto lo confesamos en el Credo.

Pero el conocimiento de Jesús no puede quedarse en una ilustración de su vida, de sus palabras, sino que debe llevarnos a un modo de vida nuevo, a una vida según sus caminos y según su voluntad, dejándonos conducir por él, que se manifiesta como camino, verdad y vida, qué nos lleva a Dios. Conocer a Jesús implica interiorizarlo en nuestra vida, dejar que Cristo viva en nosotros, y tener una relación personal con él, mediante la escucha del Evangelio, la celebración de la Eucaristía cada domingo, la práctica de los sacramentos, buscar momentos de formación, y sentirnos también miembros vivos de la comunidad cristiana, que es la familia de Jesús.


LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA


 

 

lunes, 1 de julio de 2024

Día 30 junio de 2024. Domingo XIII del Tiempo Ordinario.

     

LECTURAS

  • Sabiduría 1,13-15
  • Salmo responsorial
  • 2 Corintios 8,7.9.13-15
  • Marcos 5,21-43



En los distintos evangelios, vemos que son muchas y de diferente condición las personas que se acercan a Jesús. En el evangelio de hoy tenemos dos personas significativas: primero, se le acerca un responsable de la sinagoga, cuyo nombre es Jairo, persona importante en la ciudad, es cumplidor de la Ley y ayuda a cumplirla. Pero tiene un grave problema: la enfermedad grave que sufre su hija, que la encamina a toda prisa hacia la muerte. Pero él que ha visto a Jesús curar enfermos, se acerca con toda confianza a Jesús, para pedirle que cure a su hija y la salve de la muerte.

 El otro personaje es una mujer, de la que no se dice su nombre, pero que sufría hemorragias desde hacía 12 años, y por esta situación es considerada impura; ha gastado toda su fortuna en médicos sin obtener resultados. Un día, viendo pasar a Jesús, del que ha oído decir que curaba enfermos, vio que podía ser su salvación, y de forma discreta y anónima, tal vez avergonzada, mezclada entre la gente, pero con una fe, tal vez mágica, tocó el manto de Jesús, pensando que tal vez obtenga la curación, como así fue. Jesús reconoce: “Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda curada de tu enfermedad”. 

También nosotros acudimos al Señor. ¿Cuál es nuestra fe? La fe verdadera implica una relación personal con Jesús como Salvador. Cada domingo cuando venimos a la Eucaristía, se realiza el encuentro con el Señor cuando escuchamos su palabra, que nos alienta y nos ayuda a hacer el camino; renovamos nuestra fe; le pedimos perdón por nuestras faltas de confianza, y le damos gracias por todo lo que hemos recibido durante la semana.

El Señor quiere la vida para toda la humanidad, para los que sufren y para los que no encuentran sentido a su existencia, y nos repite también lo que hemos escuchado en la primera lectura: “Dios creó al ser humano incorruptible y lo hizo a imagen de su propio ser”. Esto es lo que nos enseña Jesús, que Dios es nuestro Padre, y todo hombre y mujer somos hijos de Dios y hermanos unos de otros.


LECTIO DIVINA DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA