sábado, 2 de septiembre de 2023

Día 3 septiembre de 2023. Domingo XXII del Tiempo Ordinario.

 

LECTURAS

  • Jeremías 20,7-9
  • Salmo responsorial
  • Romanos 12, 1-2
  • Mateo 16, 21-27


Jesús manifiesta claramente a sus discípulos que su camino pasa por el sufrimiento; va a sufrir, morir y resucitar. Y el texto dice que desde entonces Jesús empezó a hablar abiertamente de su pasión.

Ya hemos escuchado la reacción de Pedro quien dice a Jesús: “No lo permita Dios, Señor. Eso no puede pasarte”. Jesús responde con dureza a Pedro: “Quítate de mí vista, Satanás, que me haces tropezar”. Pero la respuesta de Jesús, aunque dura, no es un rechazo sino, más bien, una invitación a que se sitúe como discípulo. Literalmente Jesús le dice: “Ponte detrás de mí”, que es como decirle: “tu puesto es ser discípulo, sígueme y camina siguiendo mis pasos”. Sin duda que Pedro hizo aquella “corrección” a Jesús, porque le resultaba “escandaloso” que Jesús tenga que pasar por el sufrimiento, y también por la falsa idea que tenía del Mesías, y que Jesús corrige.

 El Apóstol Pedro representa aquí a los discípulos de todos los tiempos, también a nosotros que, a veces, no comprendemos a Jesús y nos enfadamos con él porque no hace lo que a nosotros nos gustaría. Como a Pedro, también Jesús nos dice a nosotros de situarnos en actitud de seguimiento, reorientando nuestra vida y siguiendo sus pasos en fidelidad a Dios. Y Jesús nos hace una pregunta para motivar nuestra entrega y seguimiento: “¿de qué le sirve a un hombre o mujer ganar el mundo entero si malogra su vida? En la sociedad actual lo tenemos todo, pero nos falta lo esencial, y así se explica que se viva en tensión, con ansiedad, aburrimiento o estrés, lo que conduce, a no pocos, a una vida vacía y sin sentido, incluso quitarse la viday por eso cada vez más gente se quita la vida, como leemos en periódicos y escuchamos en TV.

 Muchos cristianos no han llegado a entender el Evangelio y han desfigurado la llamada de Jesús a “tomar la cruz”. Dios no quiere el sufrimiento, ni Jesús buscó sufrir por sufrir, ni morir por morir, ni quiere el sufrimiento para los demás. No olvidemos que “Jesús pasó por el mundo haciendo el bien: curando a los enfermos, perdonando a los pecadores, liberando del mal, animando y dando esperanza a los marginados…”

Jesús pasó por el sufrimiento por ser fiel a Dios y servir a los demás hasta el final. Y en la muerte de Jesús en la cruz, se manifestó el amor de Dios que, en Jesucristo, se entrega hasta la muerte, lo mismo que en nuestro caso, sirviendo atentamente a los demás se manifestará que somos discípulos de Jesús porque nos parecemos a él.

LECTIO DIVINA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA