LECTURAS
- Isaías 2,1-5
- Salmo responsorial 71,1-2.7-8.12-13.17
- Romanos 13,11-14
- Mateo 24,37-44
Juan
Bautista grita diciendo: “Convertíos porque está cerca el Reino de los cielos”.
La palabra “conversión” (“metanoia”) significa “cambio de mentalidad”; en lenguaje
bíblico es cambiar de rumbo en la vida. La conversión es llamada a una renovación
profunda de nuestra vida: de nuestras actitudes,
comportamientos, manera de vivir nuestras relaciones. Pero para rectificar es
preciso descubrir y reconocer que me he equivocado. Y tras hacer un
discernimiento descubriendo qué es lo mejor para mí, actuar en consecuencia.
Esto es la conversión.
Y la razón
de esta llamada a la conversión es “porque está cerca el Reino de los cielos”, que es la persona de Jesús, Dios hecho hombre, nacido en Belén.
Con Jesús ha
aparecido el Reino de Dios, pero el mundo lo ignoramos; seguimos sumergidos en nuestras
contradicciones, liquidando la justicia, la paz, sembrando la muerte y destrucción
de las personas y también de la “casa común” como es la naturaleza. Y por ello,
la insistencia e invitación de Juan: “Preparad el camino al Señor, allanad sus
senderos”, palabras que escuchadas en este tiempo de Adviento es como si nos
dijera: Mirad que el Señor viene de nuevo, y necesitamos abandonar los caminos
ambiguos, quitar los obstáculos que impiden la llegada de Dios a nuestra vida y
sociedad, que no bloqueemos las puertas de nuestro corazón.
Al decirnos
el evangelio cómo vestía y qué comía Juan nos está diciendo que también nosotros podemos prescindir de
muchas cosas superfluas que nos ofrece de manera desmedida la sociedad de
consumo, y busquemos lo único necesario para vivir.
Juan
dirigiéndose a los fariseos y saduceos (representantes del poder político y
religioso), les llama “camada de víboras”, es decir, agentes de muerte. ¿Qué
nos diría hoy Juan Bautista a cada uno de nosotros?
Y refiriéndose
a Jesús, dice unas palabras preciosas: “Yo bautizo en agua (como si dijera que eso no basta),
…pero el que viene detrás de mí, puede más que yo…Él os bautizará con Espíritu Santo
y fuego”. Es decir, él traerá la fuerza de la Vida y el Amor... Él es el Mesías
que viene a salvar a todos los pueblos y a todos aquellos que se abren a su
presencia.
LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA
HOJA DOMINICAL DIOCESANA
Juan
Bautista grita diciendo: “Convertíos porque está cerca el Reino de los cielos”.
La palabra “conversión” (“metanoia”) significa “cambio de mentalidad”; en lenguaje
bíblico es cambiar de rumbo en la vida. La conversión es llamada a una renovación
profunda de nuestra vida: de nuestras actitudes,
comportamientos, manera de vivir nuestras relaciones. Pero para rectificar es
preciso descubrir y reconocer que me he equivocado. Y tras hacer un
discernimiento descubriendo qué es lo mejor para mí, actuar en consecuencia.
Esto es la conversión.
Y la razón de esta llamada a la conversión es “porque está cerca el Reino de los cielos”, que es la persona de Jesús, Dios hecho hombre, nacido en Belén.
Con Jesús ha aparecido el Reino de Dios, pero el mundo lo ignoramos; seguimos sumergidos en nuestras contradicciones, liquidando la justicia, la paz, sembrando la muerte y destrucción de las personas y también de la “casa común” como es la naturaleza. Y por ello, la insistencia e invitación de Juan: “Preparad el camino al Señor, allanad sus senderos”, palabras que escuchadas en este tiempo de Adviento es como si nos dijera: Mirad que el Señor viene de nuevo, y necesitamos abandonar los caminos ambiguos, quitar los obstáculos que impiden la llegada de Dios a nuestra vida y sociedad, que no bloqueemos las puertas de nuestro corazón.
Al decirnos
el evangelio cómo vestía y qué comía Juan nos está diciendo que también nosotros podemos prescindir de
muchas cosas superfluas que nos ofrece de manera desmedida la sociedad de
consumo, y busquemos lo único necesario para vivir.
Juan
dirigiéndose a los fariseos y saduceos (representantes del poder político y
religioso), les llama “camada de víboras”, es decir, agentes de muerte. ¿Qué
nos diría hoy Juan Bautista a cada uno de nosotros?
Y refiriéndose a Jesús, dice unas palabras preciosas: “Yo bautizo en agua (como si dijera que eso no basta), …pero el que viene detrás de mí, puede más que yo…Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego”. Es decir, él traerá la fuerza de la Vida y el Amor... Él es el Mesías que viene a salvar a todos los pueblos y a todos aquellos que se abren a su presencia.
LECTIO DIVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA
HOJA DOMINICAL DIOCESANA