sábado, 31 de diciembre de 2022

Día 1 enero de 2023. Santa María, Madre de Dios.

 


LECTURAS

  • Números 6, 22-27
  • Salmo responsorial 66, 2-3.5.6.8
  • Gálatas 4,4-7
  • Lucas 2,16-21

   La Iglesia, con mucho acierto, ha establecido como solemnidad este último día de la Octava de Navidad y primero del nuevo año, dedicado a la madre de Jesús, poniendo de relieve su cualidad, única en la historia, la de ser la madre que gestó a Dios haciendo posible la encarnación. Hay una oración muy antigua, que ya en el siglo III decían los cristianos egipcios, oración que muchos conocemos y rezamos: “Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no desoigas la oración de tus hijos necesitados; antes bien, líbranos de todo peligro ¡0h Virgen, gloriosa y bendita”. En esta oración ya se designa a María como Madre de Dios. Será algunos años más tarde, en el concilio de Éfeso, en el año 431, cuando la Iglesia recogiendo el sentir del pueblo cristianos proclama el dogma de la Maternidad divina de María llamándola la “Theotokos” (Madre de Dios).

     A veces, de un niño se resalta el parecido al padre o a la madre. De Jesús no se puede hablar así, porque Jesús que es Dios hecho hombre, no es el resultado de la unión de un hombre y una mujer, como lo somos nosotros, sino que toda su humanidad la tiene de María. Ella le dio la sangre, el color de la piel, porque Jesucristo, Hijo de Dios, cuando toma nuestra carne mortal la toma de María, gestando en su vientre, de tal modo que ver a Jesús es ver a María. Seguro que Jesús, a pesar de no ser hijo biológico de José, sin embargo, también se parecería a José en los gestos, en los gustos, en la profesión, en su fe judía, que es lo que fue aprendiendo de él, imitando también su forma de ser hombre.

     Hoy el evangelio nos relata que los pastores encuentran a María y José con el niño en el pesebre, lo que indica que a Dios lo encontramos en la carne, en la humanidad. Dios ha descendido, se ha hecho uno de nosotros comenzando como hombre en el vientre de una mujer.

   Dios toma la iniciativa saliendo a nuestro encuentro. Pero también requiere nuestra respuesta, nuestro deseo de dejarle entrar en nuestra vida, en nuestro interior. Los pastores de Belén, la gente más sencilla, fueron presurosos a ver al Niño; fueron los primeros en llegar. Mas tarde llegaron los Magos, después de un largo trayecto: vieron la estrella y se pusieron en camino, sorteando dificultades y aguantando fatigas, llegando finalmente a donde estaba el Niño Dios. Pero Dios es quien ha realizado el más largo trayecto: se ha rebajado, se ha hecho hombre para que podamos encontrarlo.

     Que seamos conscientes del gran amor que Dios nos tiene, y que seamos agradecidos por ello. Que Santa María, Madre de Dios y madre nuestra, nos acompañe en el camino del seguimiento de Jesucristo a lo largo de este año que iniciamos hoy.


LECTIO DEVINA DESDE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA


HOJA DOMINICAL DIOCESANA


JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR LA PAZ