LECTURAS
- Habacuc 1,2-3; 2.2-4
- Salmo responsorial 94,1-2.6-7.8-9
- 2 Timoteo 1,6.-8.13-14
- Lucas 17,5-10
Cuando
leemos las parábolas de Jesús, no las debemos entender de manera literal, sino
que se trata de descubrir el significado
profundo de la imagen o parábola con la que nos habla. Así,
la imagen de la morera, tomada al pie de la letra es un absurdo, porque con esta
forma exagerada de hablar, lo que nos está diciendo el evangelio es que la
fuerza de Dios está ya en cada uno de nosotros. La alusión a la morera del
evangelio hay que entenderla en el sentido metafórico como cuando decimos “la fe mueve montañas”. La fe auténtica nos pone en movimiento y nos
permite realizar cosas que, de otra manera, son imposibles.
La fe es una actitud personal fundamental que
da consistencia a la propia vida. Es un regalo de Dios que recibimos por mediación de la Iglesia y que va creciendo,
ayudados por la Palabra de Dios, la práctica de los Sacramentos y la vivencia
de la misma en nuestro quehacer diario.
Con
frecuencia pedimos a Dios que nos libre de las limitaciones propias de nuestra condición de seres creados. Y sin
embargo, la fe nos debe llevar a descubrir y vivir que Dios se nos ha entregado totalmente en la creación y, por
tanto, estamos llamados a colaborar en dicha creación, respetando la naturaleza y no destruyéndola, cuidar la “casa común”
como la llama el papa Francisco; estar
por la vida y no por la muerte; estar
por el amor y no por el odio, por la unidad y no por la división.
En
este principio de curso podemos hacer nuestras las palabras de san Pablo a
su discípulo Timoteo (2ª lect.): “Ten
por modelo las palabras sanas que has
oído de mí en la fe y en el amor, que
tiene su fundamento en Cristo Jesús”. Esta
recomendación de san Pablo se hace
extensiva a todos y especialmente los padres para procurar reavivar la fe de los hijos y de la familia, pues la fe es el tesoro que Dios ha confiado a la Iglesia y a la
familia, que es “Iglesia doméstica”.
CATEQUESIS
A partir del martes próximo, día 4 de octubre, comenzamos la catequesis de iniciación cristiana (correspondiente a niños que están en 2º,3º y 4º de Primaria).
También estamos iniciando la inscripción de catequesis de iniciación (2ª fase, de profundización), que culminará con la recepción del sacramento de la Confirmación.
Y el domingo próximo, día 8 de octubre, reanudamos la Misa de las Familias, que tendrá lugar a las 13,00h.
Cuando leemos las parábolas de Jesús, no las debemos entender de manera literal, sino que se trata de descubrir el significado profundo de la imagen o parábola con la que nos habla. Así, la imagen de la morera, tomada al pie de la letra es un absurdo, porque con esta forma exagerada de hablar, lo que nos está diciendo el evangelio es que la fuerza de Dios está ya en cada uno de nosotros. La alusión a la morera del evangelio hay que entenderla en el sentido metafórico como cuando decimos “la fe mueve montañas”. La fe auténtica nos pone en movimiento y nos permite realizar cosas que, de otra manera, son imposibles.
La fe es una actitud personal fundamental que da consistencia a la propia vida. Es un regalo de Dios que recibimos por mediación de la Iglesia y que va creciendo, ayudados por la Palabra de Dios, la práctica de los Sacramentos y la vivencia de la misma en nuestro quehacer diario.
Con frecuencia pedimos a Dios que nos libre de las limitaciones propias de nuestra condición de seres creados. Y sin embargo, la fe nos debe llevar a descubrir y vivir que Dios se nos ha entregado totalmente en la creación y, por tanto, estamos llamados a colaborar en dicha creación, respetando la naturaleza y no destruyéndola, cuidar la “casa común” como la llama el papa Francisco; estar por la vida y no por la muerte; estar por el amor y no por el odio, por la unidad y no por la división.
En este principio de curso podemos hacer nuestras las palabras de san Pablo a su discípulo Timoteo (2ª lect.): “Ten por modelo las palabras sanas que has oído de mí en la fe y en el amor, que tiene su fundamento en Cristo Jesús”. Esta recomendación de san Pablo se hace extensiva a todos y especialmente los padres para procurar reavivar la fe de los hijos y de la familia, pues la fe es el tesoro que Dios ha confiado a la Iglesia y a la familia, que es “Iglesia doméstica”.
CATEQUESIS