sábado, 13 de agosto de 2022

Día 14 agosto de 2022. Domingo XX del Tiempo Ordinario.

 

LECTURAS

Jeremías 38,4-6.8-10
Salmo responsorial 66,2-3.5.6.8
Hebreos 12,1.4
Lucas 12,49-53



 La obediencia a la Palabra de Dios conlleva la felicidad en esta vida, pero también la presencia de la cruz;  “dulce al paladar, pero amarga al estómago”. Jesús, siempre dispuesto a cumplir la voluntad de Dios, descubre también  que esa fidelidad le lleva a pasar por el sufrimiento y la muerte: “Tengo que pasar  por un bautismo, y ¡Qué angustia hasta que se cumpla!”. Con esta frase se está refiriendo a su pasión y muerte, ante la cual como humano siente miedo.

Jesús anuncia también que por fidelidad a su Palabra, sus discípulos sufrirán la incomprensión y  persecución, incluso por parte de la misma familia, y que en algunos lugares llegarán a sufrir cárcel y la misma muerte; en otros casos, será la indiferencia, el insulto y el rechazo ante las propuestas del Evangelio, como así sucede incluso en nuestro país,  y en nuestros ambientes más próximos.

 El domingo pasado, Jesús nos decía que hay que velar, estar despiertos, es decir, estar atentos ante las diversas formas de mal que nos envuelven y tratan de engañarnos, bajo la capa de progreso y  bienestar.

Cuando Jesús nos dice que “él no ha venido a traer la paz”, podemos entender que hay maneras  de vivir en paz que no son cristianas. Así por ejemplo la paz de la indiferencia, y que expresamos con frases tales como “eso no va conmigo”, “ese no es mi problema”. No se puede ser cristiano y tener un corazón frío, sino lleno de compasión por los demás como  Jesús, que “pasó por el mundo haciendo el bien”.

Hoy corremos el peligro de volvernos insensibles  con tanta información como recibimos, sin que nada nos llegue al corazón; así, la noticia que hoy nos conmueve, mañana la olvidamos porque otra ocupa su lugar. Jesús nos dice que ser cristiano de verdad exige comprometernos, y por tanto, “nadar contracorriente”, pensar y actuar contra la mentalidad reinante cuando está en contradicción con el Evangelio.

Los primeros cristianos son un ejemplo para nosotros: en un mundo tan diferente de vivir como era el romano y el griego, su forma de vida fue penetrando porque  veían en ellos una manera de vida  que atraía.

Hoy tenemos  bienestar, disponemos de medios económicos, pero no llegamos a ser felices. Todos pensamos en los bienes  materiales, la economía,  pero fuera de esto   nos quedamos   perdidos  en una vida superficial y vacía, sin esperanza ni alegría.

Necesitamos al Señor con nosotros, necesitamos la Eucaristía de cada domingo, necesitamos la plegaria de la familia cristiana,  compañeros de camino hacia la meta que Jesús nos señala,  donde viviremos plenamente nuestra humanidad como hijos de Dios.


CAMPAMENTO SCOUT PARROQUIA  DE LA RESURRECCIÓN

Misa domingo 7 de agosto. Día de padres.