LECTURAS
La
vida de Jesús es un camino de libertad. Nada le obliga sino el amor a la humanidad; así,
siendo Dios, se encarnó libremente naciendo de la Virgen María, haciéndose
hermano nuestro. Libremente eligió una vida itinerante, sin acomodo como él ha
dicho en el evangelio: “las zorras tienen madrigueras, y los pájaros del cielo nidos, pero el Hijo
del hombre no tiene donde reclinar la
cabeza”.
Jesús
emprende decididamente el camino a Jerusalén, y el que decide responder a su
llamada, será auténtico discípulo suyo
si acoge su ejemplo y su enseñanza
y no pone condiciones, como bien expresa la frase que ha dicho: “El que echa
la mano en le arado y sigue mirando atrás
no vale para el Reino de Dios”.
Dios siempre nos está llamando, y lo hace teniendo en cuenta el contexto de cada uno. En el evangelio de hoy, Jesús llama a algunos para que le sigan, pero en otras ocasiones, a otros que había curado les dice que su misión está entre los suyos dando testimonio de las maravillas que Dios hace en ellos.
Todo
cristiano somos llamados por Jesús a ser
y vivir como hijos de Dios, y el modo es haciendo propios los valores y
actitudes de Jesús, y eso se debe notar, como no decía Jesús: “por lo frutos se conocerá quienes son mis discípulos”.
Quien dice ser discípulo pero mira atrás, es la persona que no se ha convertido de verdad, y por eso lo que cuenta en su vida son los valores mundanos, la vida fácil, las seguridades materiales, la superficialidad. Por el contrario, seguir a Jesús consiste en vivir con el espíritu de Jesús, es decir “con el aire de Jesús“, y no “al viento que más sopla”. Esto implica a veces ir “contra-corriente” frente a modas e imposiciones ideológicas que no concuerdan con el espíritu de Jesús. Todo lo que implica muerte, destrucción, maltrato de los más débiles, consumismo, superficialidad son caminos contrarios al Evangelio.
Ser discípulos de Jesús no es un “seguro
religioso”, sino que lo más probable es
que nos lleve a sufrir la cruz como dejó bien claro el mismo Jesús. Ahí está el
hecho de unos 340 millones de cristianos
que sufren algún tipo de persecución o discriminación en
el mundo actual, precisamente por ser cristianos.