sábado, 25 de junio de 2022

Día 26 junio de 2022. Domingo XIII del Tiempo Ordinario.

 

LECTURAS

1ª Reyes 19,16b.19-21
Salmo responsorial 15,1-2a.5.7-8.9-10.11
Gálatas 5,13-18
Lucas 9,51-62


La vida de Jesús es un camino de libertad. Nada le  obliga sino el amor a la humanidad; así, siendo Dios, se encarnó libremente naciendo de la Virgen María, haciéndose hermano nuestro. Libremente eligió una vida itinerante, sin acomodo como él ha dicho en el evangelio: “las zorras tienen madrigueras,  y los pájaros del cielo nidos, pero el Hijo del hombre  no tiene donde reclinar la cabeza”.

Jesús emprende decididamente el camino a Jerusalén, y el que decide responder a su llamada, será auténtico discípulo suyo  si acoge su ejemplo y su enseñanza  y no pone condiciones, como bien expresa la frase que ha dicho: “El que echa la mano en le arado y sigue mirando atrás  no vale para el Reino de Dios”.

  Dios siempre nos está llamando, y lo hace teniendo en cuenta el contexto de cada uno. En el evangelio de hoy, Jesús llama a  algunos para que le sigan, pero en otras ocasiones, a otros   que había curado les dice que su misión está entre los suyos dando testimonio de las maravillas que Dios hace en ellos.

Todo cristiano somos llamados por Jesús a ser  y vivir como hijos de Dios, y el modo es haciendo propios los valores y actitudes de Jesús, y eso se debe notar, como no decía Jesús: “por lo frutos se conocerá quienes son mis discípulos”.

Quien dice ser discípulo pero mira atrás, es la persona que no se ha convertido de verdad, y por eso  lo que cuenta  en su vida son los valores  mundanos,  la vida fácil, las seguridades materiales, la superficialidad. Por el contrario, seguir a Jesús  consiste en vivir con el espíritu de Jesús, es decir “con el aire de Jesús“, y no  “al viento que más sopla”. Esto implica a veces ir “contra-corriente” frente a  modas e imposiciones ideológicas  que no concuerdan con el  espíritu de Jesús. Todo lo que implica muerte, destrucción, maltrato de los más débiles, consumismo, superficialidad son caminos contrarios al Evangelio.

 Ser discípulos de Jesús no es un “seguro religioso”, sino que lo más probable  es que nos lleve a sufrir la cruz como dejó bien claro el mismo Jesús. Ahí está el hecho de  unos 340 millones de cristianos  que sufren algún tipo de persecución o discriminación en el mundo actual, precisamente por ser cristianos.


    HOJA DOMINICAL DIOCESANA