sábado, 14 de mayo de 2022

Día 15 mayo de 2022. Domingo 5º de Pascua.

 

LECTURAS

  • Hechos de los Apóstoles 14, 21b-27
  • Salmo responsorial 144, 8-9.10-11.12-13ab
  • Apocalipsis 21,1-5a
  • Juan 13,31-33a.34-35


El Evangelio de hoy se sitúa en el Cenáculo: Jesús se ha reunido con sus discípulos para la última Cena; ha tenido el gesto insólito de lavarles los pies, y a continuación tiene un largo y cálido diálogo  con ellos. Es su despedida, y como si se tratara de un padre que se despide de sus hijos,  les da un “encargo”: “Os doy un mandamiento nuevo: que os améis uno a otros como yo os he amado”.  Lo “nuevo está  en el “como yo os he amado”.

La invitación de Jesús  no es una norma impuesta desde el exterior, sino que ha de ser  amor que brota del interior de la persona que vive el amor que Jesús le tiene. Por ello, Jesús es la referencia última para todo cristiano: amar como él nos ha amado.

Nos podemos preguntar: ¿Es el amor mi distintivo como cristiano? No se trata de un amor teórico, no vale decir “yo amo a  todo el mundo”, sino que se trata de un amor servicial a todo aquel que me necesita, y no solo a los de mi círculo familiar,  de amistades o intereses, o mi círculo  social y religioso.  Por tanto, el signo de identidad cristiano es amar al estilo de Jesús.

 La cultura imperante entre nosotros  está basada en el tener, dominar, disfrutar, sin reparar en tantos millones de personas que lo pasan mal, porque no tienen acceso a los bienes de consumo, ni acceso a la cultura, o están siendo masacradas por la guerra, la violencia, el hambre, o que viven en condiciones  políticas y climáticas adversas. Por eso nuestra cultura, tiene gran dificultad en hacer propio el mensaje de Jesús. Incluso los que estamos bautizados, los cristianos, nos dejamos arrastrar por la mentalidad mundana y no  dejamos que arraigue en nosotros la experiencia del amor y  misericordia de Dios. Valoramos  la forma de ser de Jesús, valoramos sus palabras, pero con bastante frecuencia  seguimos la corriente y hacemos como todo el mundo, como los que no son cristianos; hacemos como aquel joven  del evangelio que fue a pedir consejo a Jesús preguntando qué hacer para ser feliz, y cuando Jesús le propuso que dejara sus cosas y lo siguiera como discípulo, se volvió triste a su casa  porque era muy rico.

 En definitiva, solo amando nos parecemos a Dios. Así lo dijo Jesús: “Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor”; y así termina el evangelio: “en esto conocerán todos que sois mis discípulos: si os amáis unos a otros”.




HOJA DOMINICAL DIOCESANA


PRIMERAS COMUNIONES


14 mayo de 2022